Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Si la montaña no va a ti…

Heberto González (calle Independencia 2115 apto. 10, reparto Martí, La Habana) tiene reportada a ETECSA la interrupción de su teléfono desde el pasado 5 de julio. Desde entonces, cada día ha estado llamando al 114. Lo tratan amablemente, pero le dicen que debe esperar.

El pasado 19, quien le atendió le dijo que procedía una reclamación. Ella hizo el procedimiento y le informó que su número de la reclamación era el 1301.

Dieciséis días después de estar reportando, Heberto me escribe y cuenta que le acaban de informar que ya ese no es su número de reclamación. Él solicita hablar con la supervisora. Ella vuelve a recoger el reporte y le dice que va a comunicarlo con Mantenimiento.

«A mi pregunta de qué puedo hacer —señala—, responde que debo ir a la oficina comercial que me corresponde, y después a Atención a la Población, en las oficinas de ETECSA de Águila y Dragones.

«Como ciudadano me siento desprotegido y como cliente atropellado. ¿Por qué debo recorrer todo este camino, habiendo tantas personas y recursos que a estas alturas debieron resolverme el problema o darme una respuesta, sino convincente al menos respetuosa?

«Si hay una razón por la cual la reparación se ha demorado tanto, ¿por qué alguien de esa poderosa empresa no se ha comunicado conmigo y me ha dado una explicación? Soy un trabajador al que le es muy difícil dejar de laborar para ir a las diferentes oficinas a que me den un servicio que es mi derecho.

«ETECSA debe resolver el problema o dar una respuesta al cliente, sin que este tenga que ir a oficina alguna. El problema es de ellos, y deben ir al cliente. Me niego a seguir ese protocolo burocrático.

«Cuando se deja de pagar a ETECSA, esta desconecta el servicio, y luego cobra un recargo cuando lo instala. ¿Acaso ETECSA me compensará a mí por los daños y la demora?».

Paciencia para un cartel

Liliana Fernández (edificio 328, apto. 3, Ciudad Camilo Cienfuegos, La Habana) fue el pasado 21 de julio a la Dirección Municipal de Planificación Física de Centro Habana, para hacer trámites con vistas a colocar un cartel que anuncie su trabajo por cuenta propia, en una cafetería.

Allí le dijeron que debe entregar una carta de solicitud con los datos del cartel y una foto del mismo. Le dan un modelo para ir al Banco, a pagar 200 CUP. Y se entrega el recibo del Banco como constancia. Después, debe esperar 15 días hábiles para que le autoricen a colocar el cartel.

Liliana preguntó el porqué de la demora para algo tan sencillo. Y le informaron que los 15 días era el plazo para pasar la información a la computadora. Liliana solicitó hablar con la Directora, quien le planteó que allí solo tienen una computadora y, en efecto, se demoran 15 días para introducir la información de cada trámite.

«No entiendo —apunta— cómo es posible que digan que están trabajando para asegurar que las solicitudes sean atendidas de forma rápida —como sí me sucedió en la Dirección Municipal de Trabajo, donde mi trámite solo demoró tres días— y que para colocar mi cartel, tenga que esperar 15 días.

«No entiendo cómo pueden demorar tanto, cuando ya uno está inscrito en la Oficina Nacional de Administración Tributaria (ONAT) y tiene que pagar la cuota mensual, aun sin haber comenzado a trabajar. Creo que todavía hay trámites burocráticos que están afectando a los trabajadores por cuenta propia.

Liliana estima que parte de los funcionarios que atienden esta actividad no han cambiado su mentalidad. «¿Es que no me pueden entregar un papel escrito a mano, donde se plasme de forma clara que ya realicé el pago del trámite, y que este documento manuscrito sirva a su vez de soporte para que pueda colocar mi anuncio? Muchas serían las soluciones que se podrían utilizar para suplir la falta de recursos, que es una razón objetiva; pero no creo que decir que solo hay una computadora para los trámites de una entidad tan importante en estos momentos sea la solución, porque esto solo empaña la imagen de esa importante institución».

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