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La esperanza… ¿lo último que se pierde?

Si su posición y sus minindustrias en algún tiempo pasado le dieron esplendor, ahora mismo el poblado de Esperanza anda de capa caída. Lo cuenta el lugareño Evelio Manuel González Benavidez (Maceo 16A, entre A y Monteagudo, Esperanza, Villa Clara), quien relata algunas dificultades; la principal de ellas: la falta de agua, que sufre la comunidad, integrada por más de 14 000 personas que ocupan unos 70 kilómetros cuadrados.

«Un Intento de acueducto, si se puede llamar así, fue la creación de llaves populares. Intento le digo, pues gran parte del poblado nunca vio salir el preciado líquido por estas. A esa parte de la población afectada se le suministra el agua por una pipa, que (…) se encuentra en muy mal estado técnico y apenas puede cumplir los plazos de entrega», relata el remitente. Y apunta que dicho sector del pueblo ha estado hasta más de 12 días sin el suministro.

Otro problema que incluye en su misiva Evelio es el de las calles, que muestran un alto nivel de destrucción, con los consiguientes daños a los vehículos y viandantes. Y cierra su mensaje comentando la necesidad de digitalización de los servicios telefónicos. «A pesar de que el cable de fibra óptica casi parte a la mitad el poblado, se han digitalizado otros lugares y nuestra pizarra aún carece de esta bondad. Para que se tenga una idea, en mi hogar se reciben alrededor de diez llamadas diarias equivocadas, y créame que no es por error de marcado», se duele el villaclareño. ¿Qué dicen las autoridades del territorio?

No han entrado materiales

Nereida Argudín Landa reside en calle 92C, No.6121, entre 61 y 63, reparto Pogolotti, Marianao, y la casa comercial del gas manufacturado que debe atenderla como clienta está ubicada en avenida 51A, No. 9202, entre 92B y 94, con teléfono 72607030. Aunque por las respectivas direcciones se puede deducir que no existe una gran distancia entre institución y usuaria, por lo que cuenta la capitalina aquí se aplica (o mal aplica), la relatividad del espacio y del tiempo que el sabio Albert Einstein legó a la humanidad.

Desde el 15 de octubre de 2014, según narra Nereida, ella hizo una solicitud, con número de folio 927, para cambiar de sitio el reloj y la entrada del gas a su hogar, pues cuando la instalaron, la pusieron en el piso en vez de aérea, y en un lugar donde constantemente hay agua. De ahí que la tubería se ha ido corroyendo peligrosamente.

«En mi casa hay una bebé de cuatro meses y corremos el riesgo de que en cualquier momento a la tubería se le abra un hueco. He ido en varias ocasiones a esa casa comercial y he llamado desde octubre hasta el 30 de abril de 2015, un promedio de dos veces por mes para hablar con la comercial; siempre obtengo la misma respuesta de la compañera (…): que no han entrado materiales a la empresa, que los trabajos están parados», evoca la lectora.

Y añade: «Cómo es posible que a esta altura del año me sigan diciendo que no han entrado materiales (…) y en la calle tú ves a los carros que hacen los trabajos con tuberías y relojes. ¿De dónde salen esos materiales?».

Huelgan los comentarios. Faltan respuestas y acciones.

Súper… ¿qué?

Lamentable. Así califica el capitalino Carlos A. Villanueva Morgado (Ave. Camagüey, No. 11022, entre Pastora y 9na., Casino Deportivo, Consejo Armada, Cerro) el estado de la cafetería conocida como Super Lunch, ubicada en la intersección de la Ave. Camagüey y Blanquita, en el Casino Deportivo.

«El lugar se ha convertido en una venta de bebidas alcohólicas las 24 horas del día, con una higiene deplorable, personas borrachas que hacen sus necesidades en plena vía pública cerca del sitio, animales que entran y salen (…), reducción de los espacios comercializables».

Reconoce el remitente que, gracias a los esfuerzos de la delegada saliente del Poder Popular  de la circunscripción, el centro comenzó a vender algunos alimentos como pizzas, dulces, jugos y refrescos, pero la constante presencia de personas dormitando en los portales, la fetidez a orina y heces fecales, y el piso en mal estado, entre otros problemas, le dan un mal ambiente a lo que allí se consume. ¿Qué hacer para devolver el esplendor a este centro del cual Carlos es vecino desde 1957?

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