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Abrir zanja es lo fácil…

Gustavo Gutiérrez Romero (calle Cortés, No. 106b, entre San Fernando y Trocha, Santiago de Cuba) relata que la Empresa Aguas Santiago, sin tener creadas las condiciones, y con el objetivo de dar solución a una añeja situación con las llamadas aguas negras —pues hay varias viviendas que se inundan de ellas—, abrió el 18 de septiembre pasado una zanja que ocupa la mitad de la cuadra y otra en San Fernando, entre Carlos Dubois y Cortés.

«Y en este tiempo, afirma, se pueden contar con los dedos de una mano los días trabajados en el referido lugar. Esto ha traído como consecuencia que varias personas hayan enfermado al proliferar el mosquito y vectores, al encontrarse dicha zanja con gran cantidad de agua, montones de tierra a ambos lados que se dice que tienen que evacuar.

«Además, está la irritación de los vecinos, quienes observamos indolencia y desidia por parte de las autoridades competentes con respecto al trabajo que se inició. El carro desobstructor que, según dicen, en la provincia hay uno solo, es el responsable de la inactividad».

Y pregunta Gustavo: «Cuando no contaban con esa moderna técnica, ¿cómo se resolvía este tipo de situación? ¿No está concebida una alternativa, si para cada problema se deben plantear varias de antemano?».

También indica que en este tiempo en la esquina de la sede del Comité Provincial del Partido en dos oportunidades consecutivas han abierto una zanja, y el problema lo han resuelto el mismo día con terminación y todo.

«¿Qué nos quiere decir esto? ¿Cuál es el mensaje que nos llega?, ¿Hasta qué nivel tendremos que elevar y plantear esta queja? Aún estamos en temporada ciclónica, y cuando llueve la zanja prácticamente se llena e inevitablemente seguirá incidiendo en la salud del vecindario.

«A la par que nuestro Estado realiza ingentes esfuerzos en la lucha antivectorial, otras instituciones con su negligencia no apoyan ni contribuyen a la solución de los problemas que crean», concluye.

Situación insostenible

«Desde hace ya varios meses, por no decir casi un año, por la calle Monte desde la Esquina de Tejas bajando hacia  Cuatro Caminos, viene corriendo un río de aguas albañales que, unido a la tupición de las alcantarillas en las esquinas, hace ya casi imposible caminar por allí», revela Pedro Arturo Menéndez García.

El remitente, quien vive en Cádiz, No.18, entre Fernandina y Castillo, en el consejo popular Pilar-Atarés, del municipio capitalino de Cerro, señala con ironía que ya ese afluente bien podría ser incluido en la geografía habanera como «Arroyo del  Pilar».

«Hoy, cuando oigo y veo en el Noticiero los eventos que se hacen de Salud en los que se muestran los logros en la lucha contra las epidemias, y que son reconocidos internacionalmente, me duele ver que existe una situación que constituye una amenaza para la salud de los pobladores de esa zona del Cerro.

«Pienso que no hay que esperar por una visita gubernamental a este consejo popular para entonces trazar planes. Pero invito a que visiten las calles y verán que si lugares como El Fanguito han sido beneficiados por haber sido peligrosos, estos bien merecen que se haga algo para ver si toman alguna medida contra una situación realmente insoportable», termina.

Dignas trabajadoras

«Después que uno lee a diario en su sección tantas arbitrariedades, y uno choca con muchas en la vida diaria, cuando encuentra algo diferente recibe una sorpresa inesperada», afirma Remberto Hernández Alemán, desde calle 5ta, edificio 38, apto. 62, entre 3ra. y avenida Granma, en el reparto Jesús Menéndez de la ciudad de Bayamo.

Cuenta que tras haber buscado información desde el día antes y no hallar respuesta, casualmente llegó a la Agencia de última hora de Ferrocarriles de esa ciudad. Y al momento de pararse en la puerta, salió la jefa de salón, le saludó con afabilidad y le preguntó en qué podía servirle.

«Realmente me sorprendió, dice. Me indicó que fuera a la taquilla de información, y allí la compañera me dio lo que necesitaba en cuestión de segundos. Quisiera reconocer el trabajo de estas compañeras: Juana Ramos Cedeño, jefa de salón, y Lorena Vázquez de la Rosa. Dignas trabajadoras».

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