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Abogan por atención de Asistencia Social

El pasado 30 de mayo, y desde El Caney, en el municipio de Santiago de Cuba, Ana Delvis Torres Tamayo clamaba aquí por una ayuda urgente ante su situación de vulnerabilidad.

Contaba que tiene una hija menor, cuyo padre está preso. La pequeña solo dependía de lo que ella podía aportarle, pues laboraba como auxiliar de limpieza en el hospital Juan Bruno Zayas. Y cuando aún no tenía el tiempo para quedarse fija allí, enfermó del corazón. Permaneció ingresada en terapia intensiva y ahora aguarda por la colocación de un dispositivo.

Fue llevada a la comisión médica, la cual diagnosticó que no puede trabajar, pues le prohíben hasta levantar un jarro de agua. Le plantearon que acudiera a la trabajadora social y así lo hizo. Le explicó su necesidad: que no tiene dinero para sacar los alimentos de la canasta básica de ella y de la niña.

«Me visitaron, afirma, y esta es la fecha en que no he recibido ninguna respuesta. Mi hija y yo no nos podemos morir de hambre. Necesito urgente una ayuda, porque no puedo ni siquiera hacer trabajos particulares. Además, no hay en la farmacia medicamentos de los que tengo que tomar. Y me falta mucho el aire», concluía.

Al respecto, responde el doctor Julio Guerra Izquierdo, director provincial de Salud en Santiago de Cuba, que una comisión de esa entidad investigó el caso, profundizó en los planteamientos de Ana Delvis, realizó las entrevistas correspondientes y la revisión documental.

Confirma la comisión que la reclamante se encontraba laborando de auxiliar de limpieza en dicho hospital por contrato aproximadamente de cinco meses, y no está peritada.

Comenzó con falta de aire y fue ingresada de inmediato, el 17 de febrero hasta el 11 de marzo. Hizo una gravedad y estuvo en Terapia Intensiva por cuatro días. Luego de su recuperación fue dada de alta, valorada por el especialista de Cardiología.

Afirma que Ana Delvis insiste en que no tiene recursos monetarios para satisfacer las necesidades básicas, así como una chequera para mantener su hogar y a su niña menor de edad, y aclara que no tiene problemas en la atención por parte de Salud Pública.

Se constató en visita a su hogar, precisa, que el esposo de Ana Delvis en estos momentos se encuentra recluido desde hace siete años. Y que ella vive en una casa de madera en pésimas condiciones, la cual no tiene baño y consta de una sola habitación. No cuenta con ayuda económica, además de presentar una cardiopatía dilatada e hipertensión arterial con seguimiento por la especialidad de Cardiología de su área de salud. Y se mantiene el terreno por el médico de la familia y la enfermera.

«Por lo anteriormente expuesto, afirma, calificamos la queja Con Razón; ya que, aun cuando se constató que tiene seguimiento por el área de salud, su principal problema es la necesidad de una chequera por la Asistencia Social para sufragar los gastos y necesidades del hogar, así como la atención a su familia.

«De esta forma, analizando el caso integralmente, proponemos que se lleve —y así lo documentamos—, a la Comisión de Prevención y Atención Social de su territorio, donde participan activamente desde el Presidente del consejo popular, todos los factores de la comunidad, hasta los expertos de los organismos que así se consideren, quienes emitirán sus consideraciones, proceso que fluye a través del trabajador social de la comunidad, y así poder evaluar la pertinencia de la ayuda solicitada, cuya decisión coresponde a la Dirección del Trabajo y Seguridad Social del territorio», refiere.

Y concluye notificando que se le ofrecieron las explicaciones correspondientes a Ana Delvis, quien mostró conformidad con la atención recibida.

Agradezco la respuesta y la preocupación mostrada por la Dirección Provincial de Salud, de la misma manera que  llama la atención el hecho de que la Dirección de Trabajo y Seguridad Social en el municipio aún no haya ofrecido su respuesta al respecto.

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