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Entre aguas sucias, desafueros e impunidades

Un S.O.S. para que se atiendan los graves problemas que sufren los residentes en el Edificio 8206, de Avenida 15, entre 82 y 90, en el reparto Guiteras del municipio capitalino de Habana del Este, ha enviado Pastor Martínez Soledad, en nombre del Consejo de Vecinos de ese multifamiliar.

 Refiere que hace más de 20 años sufren la tupición del desagüe general del inmueble. Y cuando se satura y desborda el agua albañal, se extrae lo suficiente para remediar, pero sin eliminar la causa que lo provoca.

 Así, desde diciembre de 2022, el desagüe no deja de verter aguas sucias, que se acumulan en el área de parqueo, donde recién se acaba de terminar un apartamento. La piscina de aguas negras inunda el entorno, entra al foso del ascensor, el que hay que detener por días. Y peligra de contaminación la cisterna.

Durante los primeros cuatro meses, indica, los reportes sistemáticos del encargado del edificio y otros vecinos, no tuvieron respuestas concretas. Siempre el argumento era la falta de recursos. En marzo pasado, se personaron allí directivos, pero todo siguió igual. En la primera semana de junio aparecieron camiones de extracción para sacar las aguas. En cuatro jornadas de trabajo se llenaron más de 20 pipas. Se limpió el área y se puso a funcionar el elevador.

 Pero el trabajo que requiere (excavar, destupir y cambiar tuberías) no se hizo. El 9 de junio, con las fuertes lluvias, el desagüe volvió a verter. «¿Será que debemos estar condenados a esta situación permanentemente?», pregunta Pastor.

 También cuestiona que los quioscos 2 y 34 situados en el parqueo, cuyo objeto social es la venta de comida y bebidas no alcohólicas, ¿quién se abroga el derecho de cambiarlo a su libre albedrío, agrediendo a la comunidad?

 «Hace unos dos meses, afirma,  esos dos quioscos están abiertos las 24 horas. Y a altas horas de la madrugada  se reúnen allí motos y autos con música a todo volumen. Atraen a personas que se concentran en los bajos del edificio, gritan, se orinan y defecan; hasta hacen el sexo públicamente.

 «Confiando en nuestras autoridades, añade, muchas veces se reportó a la Policía, y la respuesta siempre fue la misma: para allá va la técnica, y nunca llega».

 Al propio tiempo, en el área donde se ubican los quioscos los serenos son muy bulliciosos, hablan en voz alta en medio de la madrugada, cuando cualquier sonido deviene ruido. Realizan competencias de canto y ponen música alta. Y no sucede nada.

 Además, en la construcción de los apartamentos en los bajos del edificio, el jardín, las aceras y caminos de enlace fueron gravemente afectados por el cruce de camiones con materiales. Se dijo que concluida la obra se devolvería la belleza al entorno, pero no se ha cumplido.

 «Para profundizar en estos asuntos, responder a preguntas y aclarar cualquier duda, afirma, el Consejo de Vecinos está en la disposición de reunirse con las autoridades municipales que así lo estimen», concluye.

 Y esta misma carta la envió al Presidente del Consejo Popular Guiteras y a la delegada del Poder Popular en la Circunscripción 60, el departamento de Atención a la Población del Consejo de Ministros, y al Comité Municipal del Partido en Habana del Este. Y en ese mismo municipio, al Viceintendente de la Construcción, la Dirección de Trabajo, la Dirección Integral de Supervisión y Control, la Unidad de la PNR, la Dirección Municipal de Salud. Y también al Comité provincial del Partido en La Habana. Solo le faltó el Presidente del Gobierno municipal.

 Esperamos que, ante tantas autoridades informadas, aparezca quien dé la cara a estos vecinos, y desenrede la madeja de tantos problemas. La impunidad es sumamente peligrosa, porque va corroyendo la confianza en la institucionalidad cuando se expande como las aguas sucias y los desafueros en el Edificio 8206. 

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