Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

A favor del cliente

El pasado 4 de enero, desde el edificio H-10, en la zona 12 del reparto capitalino Alamar, Víctor Fernández reveló aquí que hacía tres meses en el punto donde deben adquirir el gas licuado, alguien decidió cambiar la metodología de venta, beneficiando a coleros revendedores de turno, y perjudicando a quienes trabajan, quienes tenían que faltar a su centro laboral para adquirir la balita.

Argumentaba que en 26 años ese punto trabajó bien, con un horario entre las 8:00 a.m. y las 12:00 m., y entre las 4:00 p.m. y las 7:00 p.m. Pero con el cambio, se formaban colas durante la noche y la madrugada. Y alrededor de las 8:00 a.m., quien atiende el punto recogía cierta cantidad de balitas en función de lo que le indicaban para suministrar. Llegaba el camión, recogía esa cantidad de vacías, dejaba las llenas y se iba. Y ya a las 12.00 m., cerraba el punto hasta el día siguiente.

«¿Por qué le pagan un salario completo a una persona que solo trabaja media jornada?, decía Víctor. Varios vecinos hemos averiguado y en otros puntos no se hacen las cosas así. Hemos preguntado a los funcionarios de Cupet, en el Partido y el Gobierno en el municipio. Y aducen que hay posibilidad de robo, y no tienen seguridad para ese punto».

Y el remitente sostenía que en esos 26 años de existencia, una sola vez robaron allí tres balitas y no lo hicieron violando una reja o una ventana mal cerrada, sino rompiendo a mandarriazos la pared de bloques.

«No es problema de que somos un país subdesarrollado con limitaciones. Es asunto de mala dirección, de malas decisiones personales», concluía.

El pasado 16 de enero volvió a escribirme Víctor, para contar que dos días después de lo publicado, lo visitó una representante de la Empresa de Gas Licuado, muy amable. Él redundó en las razones de su reclamación y ella aprovechó para realizar una encuesta al respecto con otros clientes  en el propio punto de venta, quienes corroboraron lo dicho por él. Y ella le aseguró que el problema se resolvería.

«Desde el sábado 13 de enero, afirma Víctor, el problema está resuelto y el punto funciona como siempre lo hizo. Ayer lunes me tocaba sustituir la calabacita y todo fue en menos de media hora. Quisiera hacer llegar mi agradecimiento a la Empresa del Gas Licuado, que le dio solución al asunto», concluía.

En su queja publicada aquí el 4 de enero, Víctor planteaba también otras insatisfacciones con el servicio de agua allí. Y, según asegura en su segunda misiva, «Aguas de La Habana ni siquiera se ha dado por enterada de la reclamación y seguimos con el grave problema de la falta de entrada de agua al edificio».

En lo adelante, esperamos que la Empresa de Gas Licuado, que tuvo una positiva y ágil reacción ante la queja de Víctor, nos responda, explicándonos los pormenores de aquel cambio de horario que afectaba a los clientes, y los responsables de este.

En cuanto a Aguas de La Habana, esperamos que, como acostumbra, responda a la otra parte de la queja de Víctor.

Agradecido

Orlando Hernández Ponce (calle 20 No.9, Niquero, Granma) cuenta que el pasado 12 de enero fue objeto de una exitosa  intervención quirúrgica de hernia inguinal en el hospital Carlos Manuel de Céspedes de la ciudad de Bayamo.

Y desea transmitir su más profundo reconocimiento y gratitud al equipo integrado por las doctoras Roselia Batista Silvera, Dianelis Espinosa Hernández, ambas cirujanas; así como al doctor Javier Sánchez Torres, anestesista, la licenciada Dulce María Rodríguez, la enfermera Mircelis Benítez Isaac.

«Con mucho amor, profesionalidad, consagración y entereza , hicieron posible la exitosa operación. Es un digno ejemplo de lo que deben hacer todos los trabajadores de la salud. Muchas felicidades y éxitos en su diario bregar», concluye.

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