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A la espera de Fincimex

Santiago Rodríguez Paredes aún está esperando allá en su casa, en Maceo, No. 4, entre Alejandro del Río y Pi y Margall, en Remedios, Villa Clara, que Fincimex cumpla con él.

Cuenta que en diciembre de 2022 se le rompió un refrigerador que había comprado y aún estaba en garantía. Los técnicos diagnosticaron que no tenía solución y habría que devolverle el dinero. Y el 25 de ese mes le recogieron el equipo para cumplir lo acordado.

Y como eran días de fin de año, se procesó el asunto a principios de 2023… Y en marzo de ese año le volvieron a solicitar los números de su cuenta en el Banco, para hacerle la transferencia.

«Ya estamos en mayo de 2024, afirma, y mis 800 MLC no me llegan para poder comprarme otro refrigerador. Casi todos los días llamo a Atención a la Población de Cimex en Santa Clara, al teléfono 42218163, y me atiende Aidiley, una muchacha muy tratable, pero no tiene cómo darme respuesta a mi problema.

«Me dice que Cimex Habana, con los números de teléfono 72044989 y 72012173, me podía ayudar, pero esos teléfonos es difícil hablar con alguien. Cimex dice que ya hizo los papeles para mi pago y que es culpa de Fincimex. Al final llevo un año y  casi seis
meses en este proceso. ¿Podré comprarme un refrigerador de nuevo con mi dinero o me moriré con las ganas?», concluye Santiago.

Este es el típico ejemplo de un maltrato imperdonable, que hace sufrir aún más al ciudadano que las serias dificultades objetivas que se sufren.

Se criticó fuertemente la primera respuesta

El pasado 20 de abril, y desde la calle 12, No. 20, entre 1ra. y 3ra, Vedado, Plaza de la Revolución, La Habana, Francisco H. Pérez Sanfiel contaba aquí que en su cuadra hay, en plena acera, un registro de aguas albañales tapado con un cilindro de madera que sobresale aproximadamente una pulgada, y fue puesto por los dueños de una cafetería, para evitar la salida de esas aguas sucias.

El obstáculo es un gran peligro, dice, pues ha provocado accidentes a personas de avanzada edad, y aún no ha sido quitado, a pesar de lo fácil que resulta cortar el cilindro a ras de la acera, o situar una tapa adecuada.

Precisa Francisco que en el último de sus cuatro reportes a Aguas de La Habana sobre el asunto, una joven muy cortés y agradable le sugirió que lo hiciera él mismo.

«Yo, que no tengo autoridad ni fuerzas para hacerlo. Tengo 88 años…», concluye el veterano.

Al respecto, el 26 de abril pasado respondió Carlos Medina Martínez, jefe del Departamento de Atención al Cliente de Aguas de La Habana, que en visita a Francisco se evidenció la existencia del cilindro de madera tapando el registro de inspección del entronque de alcantarillado de la cafetería colindante con su edificio.

Se coordinó con la dirección de la Base de Saneamiento Oeste, perteneciente a la empresa Aguas de La Habana, donde retiraron dicho obstáculo y restituyeron la tapa del registro.

Acerca de la respuesta de que el propio Francisco hiciera el trabajo, señala que «se analizó en el colectivo de la oficina territorial, donde se criticó fuertemente a los trabajadores por la respuesta dada, la cual no se corresponde con el esfuerzo que se realiza para mantener la satisfacción de la población en medio de las dificultades y carencias en la que estamos inmersos».

Finalmente indica que Francisco quedó satisfecho y alegó estar muy agradecido por la pronta respuesta.

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