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La masacre de Los Marañones

Hace 150 años, el 7 de agosto de 1869, ocurrió un triste, insólito y apenas conocido suceso histórico, cuando cayeron asesinados, entre otros, el «padrino doble» de Antonio Maceo, un comandante mambí, dos médicos y un periodista de El Cubano Libre

Autor:

Luis Hernández Serrano

«La vida es doble. Yerra quien la estudia simple».

José Martí

Hay una fecha hasta ahora poco conocida que merece recordarse: la del 7 de agosto de 1869, día en que ocurrió un triste e insólito suceso histórico: la masacre de Los Marañones. En esa fecha, hace 150 años, más de 20 personas fueron asesinadas por los españoles en una zona rural de Jiguaní, entre ellos el «padrino doble» de Antonio Maceo, dos médicos, dos españoles, un maestro, un hacendado, un comerciante, un administrador de finca azucarera y un periodista de El Cubano Libre.

Tan increíble fue el hecho como el caso del doble padrino del Titán de Bronce, porque no se da habitualmente en la vida que una misma persona llegue a ser «padrino doble» de otra, en el bautizo y en la boda, y mucho menos de un hombre extraordinario de Cuba, de América Latina y del mundo como el segundo jefe del ejército mambí.

Ese es el caso singular de Ascencio Asensio Ayllón, por demás patriota de la guerra de 1868 y miembro del Comité Conspirativo de la ciudad de Santiago de Cuba, junto a Desiderio Hechavarría, Juan Franco y Portuondo Mustelier. Tal masacre se realizó en la finca que le da nombre, Los Marañones, en Jiguaní, Oriente, hoy provincia de Granma.

Bautizo y boda

En 1845, a los 19 años de edad, el joven Ascencio Asensio Ayllón bautiza al hijo de su amigo Marcos Maceo, quien entonces tiene 36 o 37 años. Tuvo una vivienda a diez cuadras del hogar de los Maceo, centro conspirativo de Santiago de Cuba visitado por amantes de la independencia: su ahijado Antonio, su comadre Mariana Grajales, su gran amigo y compadre Marcos Maceo, y por otros patriotas y masones como Exhuperancio Álvarez, el doctor Rafael Espín, y el médico cirujano Antonio Pérez Fernández, que con sus vacunas detuvo la epidemia de viruela y cólera de ese territorio.

El día 16 de febrero de 1866, en la iglesia Trinidad de Santiago de Cuba, se efectuó el matrimonio de Antonio Maceo Grajales con María Magdalena Cabrales Fernández; como testigos actuaron Ascencio Asensio, su padrino de bautizo, y su hija Loreto Asensio Chacón.

Este nuevo acto de padrinaje de Ascencio con su ahijado tuvo lugar 21 años después del bautizo del futuro Titán de Bronce y demuestra el grado de amistad que existió siempre entre la familia de Ascencio Asensio y su joven hija con los Maceo.

El 10 de octubre de 1868 ocurre el levantamiento armado de Bayamo y Holguín bajo las órdenes del Padre de la Patria, y el doctor Félix Figueredo se alzó en Baire. También lo hicieron, desde la Finca de Majaguabo, Marcos Maceo, el ahijado Antonio y muchos de los otros compañeros masones con quienes Ascencio se reunía    en su casa, en las logias, en Baire…

Según memorias inéditas del comandante Victorino Portuondo y de Moya, en enero de 1869, como miembro del Comité Conspirativo, Ascencio cumplió tareas riesgosas, entre ellas el embarque de oficiales mambises hacia Jamaica en misiones para conseguir armas. El 4 de julio de 1869 fue nuevamente arrestado en su residencia de San Germán.

Carta de un asesino y paseo macabro

Pocos días después, el 12 de julio de 1869 el coronel español Manuel Palacios escribía una extensa carta al general Simón de la Torre, en la que señalaba las actividades conspirativas de Ascencio.

Con autorización del gobernador De la Torre y el conde de Valmaseda, varios patriotas cubanos fueron sacados de la cárcel y conducidos al vapor Villa Clara, surto en la bahía santiaguera. También —para que nada les sucediera— pidieron subir a la nave a los acompañantes masones Exhuperancio Álvarez, Manuel Benítez, Manuel Fresneda, Manuel Nateras, Desiderio Hechavarría, Juan Franco, Portuondo Mustelier y Joaquín González, el criado calesero del doctor Pérez. El barco viajó por toda la costa sur, frente a las montañas de la Sierra Maestra, y giró por Cabo Cruz hasta desembarcar en Manzanillo, al parecer en un paseo.

Almorzaron allí y se incorporaron otros amigos masones, continuaron viaje por tierra en coche hasta Bayamo, y de allí a Jiguaní, donde se realizaría un careo con el teniente coronel Recaño, pero muy pocos pudieron imaginar lo que sucedería de súbito en la finca Los Marañones: amarres de unos contra otros, golpes y huesos partidos, tanto de los reos como de los acompañantes.

Fue este el primero, más atroz y masivo de los crímenes del colonialismo español en la justa lucha por la independencia. Todos fueron acribillados a balazos y hubo saqueo de pertenencias y dinero. El 7 de agosto de 1869 es una fecha patria casi desconocida, que nunca debe ser olvidada.

Lugar donde fueron asesinados. Fotos: Héctor Asencio Duque de Estrada

Relación de los masacrados 

1- Ascencio Asensio Ayllón, procurador jurídico y padrino doble de bautizo y boda de Antonio Maceo Grajales, masón (padre de la madrina de la boda, Loreto Asensio Chacón), miembro del Comité Conspirativo de Santiago de Cuba antes de la guerra de 1868. 2- doctor Rafael Espín, famoso médico que salvó muchas vidas con sus vacunas contra las epidemias de viruela y de cólera. 3- doctor Antonio Pérez Fernández, médico cirujano cubano. 4- Salvador Benítez, hacendado criollo, cuñado del doctor Espín. 5- Bruno Collazo, administrador de una finca azucarera. 6- José Antonio Collazo, periodista de El Cubano Libre      y correo entre Santiago y Baire. 7- Joaquín Ros, catalán que fuera comisario de policía del distrito norte de Santiago, simpatizante de la justa causa de la libertad. 8- Andrés Villasana, educador y agrimensor. 9- Obrero mulato, conspirador. 10- Exhuperancio Álvarez, natural de Holguín, maestro masón, dirigente del Comité Conspirativo de Oriente. 11- Desiderio Hechavarría, miembro de ese Comité.           12- Juan Franco. 13- Portuondo  Mustelier, estos dos últimos miembros del referido Comité. 14- Manuel Fresneda, visitante de los presos. 15- Manuel Benítez, hermano del hacendado preso. 16- Manuel Nateras, comerciante de Baire. 17- Joaquín González, mulato calesero del doctor Pérez. 18- Manuel Estrada, joven asturiano, novio de una cubana campesina de Jiguaní que el asesino Palacios deseaba para sí, e incorporó al grupo en Jiguaní. ¡La muchacha huyó aterrada! Se disparó también contra otros arrestados por ser amigos de varios de los independentistas y vivir en Jiguaní.

Fuentes: Tomado de un texto de Oscar Luis Asensio Duque de Estrada (combatiente de las luchas estudiantiles contra la tiranía, del M-26-7, del alzamiento del 30 de Noviembre en Santiago de Cuba y de la clandestinidad) y de las investigaciones de su hermano Héctor Asensio, a partir de textos históricos poco divulgados de la antigua provincia de Oriente, y de materiales manuscritos e inéditos de varios mambises. 

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