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Los caminos de una casa

Con tres décadas de existencia un «hogar» distinto, en el centro de Bayamo, vive latiendo más allá de historias e investigaciones

Autor:

Osviel Castro Medel

BAYAMO, Granma.— Muchos bayameses aún recuerdan aquel día luminoso. En pleno corazón de la ciudad, en la vivienda que alguna vez perteneció al general independentista Esteban Tamayo, quedaba inaugurado un «hogar» distinto. En ese local, el 19 de octubre de 1991, el entonces ministro de Cultura, Armando Hart Dávalos, condecoró con la orden Félix Varela de primer grado a Eusebio Leal, Jesús Orta Ruiz (El Indio Naborí), Celina González, Alberto Alonso y Marta Arjona.

Desde entonces han pasado por tal edificación (la Casa de la Nacionalidad Cubana) otras destacadas personalidades: Cintio Vitier, Fina García Marruz, Miguel Barnet, Eduardo Torres Cuevas, Abel Prieto, Rafael Acosta de Arriba, Fernando Martínez Heredia, René González Barrios...

Precisamente Cintio Vitier, cuyo centenario celebramos el año pasado, llegó a decir en 1996, en el patio de esa institución: «Esto es una conferencia mambisa debajo de los árboles goteando todavía y eso me emociona doblemente».Tal anécdota entraña un gran simbolismo para el quehacer del centro, que hoy no solo es sinónimo de historia, sino también de ciencia y continuidad.

Los caminos de sus 28 trabajadores siguen siendo similares a los del pequeño núcleo fundacional: consolidar los estudios sobre la formación de la nacionalidad, los llamados procesos identitarios y otros fenómenos culturales.

Damiana Pérez Figueredo cree que es insuficiente la divulgación y socialización de las investigaciones logradas por la Casa de la Nacionalidad. Foto:Osviel Castro Medel.

Ahora mismo la institución, que tuvo como primera directora a la incansable y emprendedora Onoria Céspedes Argote, puede blasonar de algunos números: sus investigadores y colaboradores han publicado unos 50 libros —aunque lamentablemente con tiradas cortas— y más de 100 artículos sobre diversos asuntos, que incluyen economía, familia, género, identidad, política, arqueología, arquitectura, artes plásticas y religión.

«Uno de nuestros mayores logros es haber recibido la condición de Centro de Investigación (agosto de 2006), que permitió la conformación del consejo científico para asesorar y evaluar indagaciones históricas, proyectos, publicaciones y multimedias», expresa Damiana Pérez Figueredo, directora de la Casa.

Gracias a eso, también se han ejecutado más de 45 proyectos investigativos y realizado decenas de eventos teóricos vinculados con la historia de la región del Cauto y del resto del país.

Pero como bien señala Pérez Figueredo, es preciso seguir ganando espacios en la divulgación y la promoción de los resultados del centro. «Socializarlos por distintas vías es uno de nuestros grandes desafíos», expone.

Tesoros interiores

Una de las riquezas de la Casa de la Nacionalidad radica en su fondo bibliográfico, de  más de 3 000 volúmenes, con un importante componente de libros raros.

«Poseemos más de 15 000 documentos originales que integran los Fondos Gubernamentales y Personales que abarcan desde el siglo XVII hasta el XX. Las fuentes bibliográficas contienen 2 967 volúmenes de publicaciones no periódicas y la mitad tiene valor patrimonial», precisa Pérez Figueredo.

«Contamos, además, con 1450 fotografías con imágenes de personalidades de las guerras de independencia, sitios históricos de la ciudad, calles, comercios, ruinas del incendio, iglesias e ingenios. Y tenemos un fondo bibliográfico sobre José Martí, que incluye varias ediciones de sus Obras Completas en 70 tomos, publicadas en 1936. Contiene 357 ejemplares con obras editadas desde 1909 y materiales de referencia».

Sin embargo, incontables personas ignoran estos tesoros, muchos de los cuales pueden consultarse por especialistas y público en general, siempre con el debido cuidado.

Mirar la historia de otro modo

Con 27 años, Mairelis Antúnez Ortiz, licenciada en Estudios socioculturales, es la investigadora más joven de la Casa de la Nacionalidad Cubana. Ella dice que allí ha aprendido a investigar y a mirar la historia de otro modo.

Con el apoyo de su tutora de la Universidad de Granma, Martha Jay Griñán, se infiltró en uno de los llamados grupos portadores de la provincia, los Richards, quienes viven en el montañoso municipio de Guisa y son de ascendencia haitiana. Ellos han mantenido a lo largo de décadas los bailes, la música, la artesanía y hasta parte del lenguaje de sus ancestros.

«Cuando los investigadores logramos hurgar en cuestiones como estas y luego publicarlas, reafirmamos lo hermosa que es la historia», comenta Mairelis, quien hoy realiza su maestría sobre ese interesante tema.

Otra de las más nuevas, Haymé Santoya Rodríguez, licenciada en Historia del Arte, de 27 abriles, subraya que la Casa obliga a la superación constante, a la búsqueda de lo novedoso y lo atractivo. Ella, también en una maestría, ha centrado sus trabajos en la «representación de la historia colonial en la producción cinematográfica cubana de 1968 a 2018» y ha encontrado detalles fascinantes en nuestra filmografía, vinculados con los temas históricos.

Por su parte, las investigadoras agregadas Sonia Tornés Mendoza (47 años) y Liliana Alarcón Vázquez (48) se cuentan entre las «veteranas» de la institución y ambas coinciden en que allí aprendieron a crecer, a formarse y a aceptar los retos. La primera, por ejemplo, estuvo posponiendo la maternidad para superarse, pero la maestría añorada demoró demasiado en llegar. Entonces, recién parida, tuvo que afrontar la vida diaria y lograr el título académico.

No solo es el evento

Damiana Pérez fue antecedida en el cargo por Ludín Fonseca, uno de los que impulsó las publicaciones de libros de distintas etapas históricas. También habían sido directores, Eduardo Chávez (fallecido) y Carlos Rodríguez Lora, todos intelectuales de renombre en Granma.

En poco más de 30 años han sido trascendentes las 29 ediciones del evento Crisol de la Nacionalidad Cubana, que congregaron a prestigiosos académicos y dejaron ponencias, debates, paneles... aportes para la historiografía y la consolidación de un pensamiento crítico.

Asimismo, han contribuido los encuentros dedicados a Francisco Vicente Aguilera, denominados «Nada tengo, mientras no tenga patria». Estos han tratado de situar al excelso patriota bayamés, cuyo bicentenario celebramos en junio de 2021, en el verdadero lugar que le corresponde, pues antes parecía olvidado en la propia ciudad.

Idelmis Mari Aguilera, una de las colaboradoras fundadoras y hoy en la plantilla de la institución, reconoce que aquellos sueños iniciales que parecían imposibles, cuando no había local ni mucha comprensión institucional, se empezaron a hacer realidad. La Casa ya tiene un sitial reconocido en Cuba.

Esta brillante estudiosa es una de las 21 mujeres que distinguen la institución. Y ese toque femenino también hace singular a este «hogar», que ha logrado formar dos Doctores en Ciencias y siete investigadores con la categoría de máster.

Los próximos años, como apunta su directora, tendrán que ser de mayor posicionamiento mediático y en las redes sociales, de crear más alianzas con otras instituciones, de mayor consagración y defensa de la historia y los valores patrios.

La apertura de la Casa fue todo un acontecimiento y así fue reflejado por la prensa provincial.

 

 

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