Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una joya para la esperanza

Hay que fijarse en la pertinencia de la casita infantil Los Criollitos, en Holguín, y en otras experiencias similares a favor de la familia cubana y el ámbito laboral

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN.— Los cigarrillos Criollos distinguen nacionalmente a la empresa Lázaro Peña, perteneciente al grupo Tabacuba, cuyo objeto social es producir para el consumo interno. El diminutivo de la marca insigne de la entidad se le ha regalado a su casita infantil, única de la provincia y una de las 40 que funcionan en el país.

Seis años después de inaugurarse Los Criollitos, Norma Laguna accedió a convertirse en jefa de servicio de este enclave, con capacidad para cien niños y niñas, lo que la define como una de las mayores de su tipo.

«Acogemos a infantes con más de 11 meses y hasta los seis años. Los trabajadores realizan la solicitud a la Dirección de Capital Humano de la empresa y el caso se debate en comisión, que da paso o no al otorgamiento, tomando en cuenta la capacidad y la prioridad parental (madre, padre, abuela, abuelo, jubilado, tío y tía…)».

El método de formación que se imparte es el Programa Educa a tu Hijo, de segundo a quinto años de vida, y la atención a los de sexto año se rige por lo establecido para preescolar por el Ministerio de Educación, organismo que, junto a la Unicef, respalda las casitas infantiles. 

Cuando JR visitó el inmueble, de verde se pintaban salones y pasillos. Una brigada se encarga del mantenimiento de esta joyita de la Lázaro Peña, cuyas acciones de rehabilitación están contenidas en el plan general de la entidad.

Norma Laguna mira desde diferentes ángulos las capas de pintura, comprobando el terminado y grado de claridad resultante en los diferentes locales. Los gastos en esa y otras mejoras, como cambios de luminarias, instalaciones hidráulicas y mobiliario, los asume la empresa.

Irradiando afecto

Liudmila Hernández, auxiliar pedagógica, trabajó antes en el círculo infantil Amiguitos de la Paz y le gustaba mucho lo que hacía. Tuvo que dejar aquel empleo porque su niño nació con problemas en los pies y requirió operación.

«Luego entré a esta empresa, ya recuperado mi hijo, y me convertí en auxiliar de cocina. Pasó el tiempo y surgió esta Casita, en la cual enseño y aprendo, pues he rotado por todos los salones. Ahora estoy con los más pequeños.

«Es una labor linda, que incluye encuentros con el personal de la empresa en conmemoraciones y momentos culturales. También visitas al huerto de autoconsumo y al jardín martiano, donde les inculcamos amor a la naturaleza y sus plantas, y el apego a faenas agrícolas y de limpieza».

Una de las fundadoras del centro, Yamila Pupo, auxiliar pedagógica de quinto año de vida, declara que «en estos años nuestra casita ha avanzado en su funcionamiento. Y puedo decirlo porque tuve a mi niña aquí desde 2005, además de mi trayectoria.

 «Este sitio se caracteriza por una maravillosa atención, basada en cariño y educación. Son muchas las horas dedicadas a la enseñanza y el desarrollo de
actividades programadas. Los padres, que siempre nos apoyan, van confiados a sus puestos de trabajo y saben que sus niños representan hijos para nosotros.

«Es un placer irme a Los Criollitos diariamente. Los alimentos que se elaboran provienen de una asignación empresarial exclusiva; se cocinan en un área específica, con un cocinero que los prepara solamente para ellos y asegura el balance nutricional, y una enfermera extrae muestras para analizar, para no correr riesgos sanitarios».

Los tres hijos de la auxiliar de limpieza Nelsy Santiesteban han sido o son matrícula de la casita (el menor cursa el sexto año de vida). Ella subraya que su experiencia es positiva, dado que ahí los pequeños van aprendiendo a jugar, recitar poesías y cantar, habilidades que comparten con el colectivo de trabajadores cuando los insertan en matutinos o celebraciones conmemorativas.

«Meriendas y comidas son aspectos de los que nunca me he quejado, por su calidad. Mis niños fueron ganando independencia, transmitida por personas a las que la nobleza las convierte en seres allegados. Es grato cuando retornan a casa contando sobre el juego de pelota, las dinámicas de mesa o la película de muñequitos que disfrutaron», opina Santiesteban. 

Novata en trajines de abuela, Rosalba Piña, asistente operacional en la Dirección General y Protocolo, sigue con la vista a su nieto, quien desde hace dos años es un «criollito»:  «Desde la directora hasta las “seño”, todas irradian afecto. Las condiciones de la infraestructura se mantienen en buen estado. Las relaciones entre niños y educadoras generan mucho aprendizaje.

«Se destacan la higiene y limpieza, consolidadas en la etapa de pandemia mediante más medidas epidemiológicas. Sus medios de enseñanza y juguetes, muchas veces elaborados allí mismo, son bonitos y prácticos», asevera.

Una marca mayor, una casita mayor

Mariela Cables, directora adjunta de la empresa de cigarros, resalta: «Nuestra producción principal es el Criollo; por ello se nombró así a la casita, además de lo alegórico a lo nacional. Producimos alrededor del 50 por ciento de la demanda del país y pretendemos alcanzar el 80 en el futuro. Disponemos de un sistema integrado de calidad y certificamos el Sistema Integrado de Gestión».

Desde 2003 muchos trabajadores han tenido a los niños de su familia en Los Criollitos, que ya cuenta con más de 300 egresados: «Una garantía así influye en la productividad laboral: se reducen o erradican las llegadas tardes, ausencias e interrupciones y se fortalece la disciplina laboral.  Sobresale el vínculo de los infantes con los procesos empresariales, aprovechando acontecimientos patrióticos, medioambientales y culturales, pero sin relacionarlos con el mundo industrial de los cigarros», afirma.

Según constatamos, los niños disponen de una maestra, una logopeda y una enfermera a tiempo completo, y se les organizan interconsultas con especialistas en Medicina. El colectivo de Los Criollitos, cuya plantilla es de 11 auxiliares pedagógicas, cuatro auxiliares generales y la jefa de la Brigada, también se beneficia con los resultados económicos de la rama cigarrera.

Multiplicar a los criollitos

Con nostalgia y satisfacción, Hernán Aguilar, primer director general de la industria, relata cómo en octubre de 2000 fue constituida la Lázaro Peña, y en la primera etapa constructiva se decidió un recorrido de un equipo de trabajo cubano por instalaciones de una compañía cigarrera en Brasil para tomar experiencias y estudiar su aplicación en Holguín.

De aquella visita recuerda particularmente una resecadora de tabaco de Santa Cruz do Sul, en la que identificaron una guardería destinada a los hijos de sus obreros. «Nos impresionamos y tomamos nota de su funcionamiento y confort.  Tras regresar a Cuba, entre las buenas prácticas expuestas presentamos la de la casita, porque entendimos que erigir una aquí sería importante. Se admitió la idea con la condición de no alterar el monto financiero de la obra. Nos asesoramos con Educación Provincial y finalizamos la inversión, orgullo de la empresa y la provincia».

No obstante, Yaíma De la Cruz, jefa del Departamento de la Primera Infancia en la Dirección de Educación provincial, precisa que en Holguín solo existe esta casita infantil.

Por eso llaman a otros organismos a incluir esa opción en la atención a las madres trabajadoras, a tono con la política demográfica y el programa de empoderamiento de la mujer. «Holguín anda atrasado en la apertura de esas instalaciones. En la actualidad no hay ninguna solicitud».

A estos proyectos educativos, que vieron la luz en la década de los 90 en espacios azucareros y agrícolas, se les ha actualizado su apertura y funcionamiento, como consta en la Resolución 58/2021 del Ministerio de Educación, que estipula al detalle las condiciones necesarias para crearlos y continuarlos.

Sus bondades favorecen enormemente a las familias, mas desde lo institucional ha de valorárseles también por sus ventajas para el ámbito laboral. En Los Criollitos y otras experiencias cubanas hay que fijarse para analizar su conveniencia en pos de tentar a la cigüeña, educar la esperanza del mundo y reducir los puestos abandonados a media jornada.

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