Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Tengamos siempre a Martí y a Fidel en el corazón

Palabras de Julio Emilio Morejon Pérez, presidente nacional de la Federación Estudiantil Universitaria, antes de comenzar la Marcha de las Antorchas en homenaje al aniversario 170 del natalicio de José Martí

Autor:

Juventud Rebelde

Nuevamente nos convoca la patria a 170 años del natalicio de nuestro Héroe Nacional, ¡qué enorme responsabilidad asumimos como generación!, ¡cuánto compromiso con Cuba! ¡Cuánta urgencia de multiplicar su legado y hacerlo presente!

Hace 70 años, en este mismo sitio y cuando parecía que su memoria se extinguiría para siempre, se prendieron las antorchas y pudo más la luz del decoro y la dignidad, que el oprobio de quienes mancillaban su nombre y sus ideas. De allí venimos, de aquel destello inicial que bajó por estas mismas calles para convertirse en luz, en guía y en permanente alerta contra los que pretendan olvidar la historia.

Llevamos en nosotros la savia del Apóstol y de otros hombres y mujeres de Revolución que han enriquecido esta obra de unidad y creación, esta obra de pueblo, la misma obra que venimos a defender hoy aquí y defenderemos siempre.

Ahora nos toca portar en lo alto el fuego de los nuevos tiempos, con idéntica rebeldía y con la misma osadía de aquellos que nos enseñaron a ser martianos, que es como enseñarnos a ser antimperialistas, de aquellos que nos educaron bajo el principio de que defender la Revolución es lo primero y contra ella no se admiten opciones. De quienes aprendimos que esas luces que prenderemos en breve son sinónimo de fuerza y talento, en función de una sociedad que entre todos podemos transformar y modernizar.

No es casual que sigamos siendo los jóvenes, los universitarios, los que hoy nos alcemos como símbolo de la fuerza martiana y fidelista que arropa nuestro proyecto de nación. Portamos con orgullo la ética, la claridad y la capacidad para seguir revolucionando dentro de la Revolución.

Mella solía decir que al hablar o pensar en Martí lo recorría un estremecimiento que solo se siente cuando se está ante las cosas sobrenaturales. Ese mismo sentir, salvando las distancias, nos embarga cuando intentamos atrapar en pocas palabras y en esta hora actual las esencias del más universal de los cubanos.

A Martí tendremos que volver una y otra vez, no para fragmentarlo ni colocarlo en un anaquel o entenderlo desde una condición estéril o pasiva, no para usarlo como pretexto o esgrimirlo, como hacen algunos, a conveniencia; sino para asumirlo como dinamo movilizador que invite al combate, a la carga contra la inercia, el odio, la apatía, la rutina, el formalismo, la polarización, el burocratismo y todo lo que se presente como oposición al sentido de lo verdaderamente revolucionario.

Martí ha de ser un referente para seguir la conquista de toda la justicia soñada. Como Fidel, debe inspirarnos para continuar refundando la esperanza y ratificar la confianza infinita en la victoria.

Esas premisas nos acompañaron durante las celebraciones del centenario de nuestra Federación Estudiantil Universitaria y de su 10mo. Congreso. Espacios que demostraron la capacidad del estudiantado universitario para transformar las realidades comunitarias y participar de forma activa en las tareas económicas y sociales. Así como en el apoyo al referendo al nuevo Código de las Familias, las elecciones municipales del Poder Popular y la respuesta contundente que daremos el próximo marzo en las elecciones nacionales.

Muchos han sido los retos que hemos enfrentado en estos años de Revolución y no sería posible narrar ese prontuario de resistencia y dignidad sin la solidaridad y la hermandad, sin el quehacer de los movimientos sociales y estudiantiles del mundo que se suman a nuestra lucha. Junto a nosotros hoy, los delegados cubanos y foráneos a la 5ta. Conferencia internacional Por el equilibrio del mundo, un foro que apuesta desde la ética martiana a tejer un sistema de relaciones internacionales más equitativo y armónico.

Los que hace 70 años bajaron la Escalinata hasta la Fragua Martiana comandados por Fidel, como demostración de pujanza necesaria y amor hacia el Apóstol, son nuestra fuerza. Su valor y su ejemplo, su consagración y lealtad son nuestra fuerza, su sabiduría e intransigencia, su ética y dignidad son nuestra fuerza.

Y desde esta Escalinata, que cada 27 de enero se vuelve toda Cuba, a pocos metros del sitio que resguarda los restos del fundador de la FEU, Julio Antonio Mella; muy cerca de donde cayera baleado José Antonio Echeverría; y en el lugar sagrado que rememora al Comandante de millones, nuestro Fidel; y desde donde descendió aquella generación victoriosa que no permitió olvido para el Apóstol en su centenario; encendamos nuestras antorchas.

Contagiemos del amor y la fe de la juventud con las llamas de la esperanza, tengamos siempre a Martí y a Fidel en el corazón, miremos siempre de frente al pueblo y digamos:

¡Hasta la victoria siempre, hasta la mismísima victoria!: ¡siempre!

¡Patria o muerte!

¡Venceremos!

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