Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Errores frecuentes

Autor:

Celima Bernal

Hemos hablado en otras ocasiones del error que comete quien dice: Los terremotos recientes desbastaron extensas regiones de Haití y de Chile. Recuerda que lo correcto es «devastaron». No insisto en la diferencia entre desbastar y devastar, porque lo he explicado antes.

Si bien es cierto que los nombres y los apellidos se prestan muchas veces a equivocaciones, me parece increíble que un cubano confunda el apellido de José Antonio Echeverría, presidente de la FEU, caído heroicamente, después de las palabras que pronunciara a través de los micrófonos de Radio Reloj, el 13 de marzo de 1957. Es penoso, se lee y se escucha por ahí: Echevarría. También eso lo he aclarado más de una vez.

En Cuba, al vocablo caballero se le da un sentido especial. Ha perdido su valor semántico, de tal manera, que algunos, aunque se dirijan a muchas personas, lo usan en singular, incluso si todas son mujeres. Se les oye: «Caballero, vamos a hacer silencio».

Contar, dicho de años, es tenerlos: «Cuenta veinte años».

La respuesta de hoy

Pregunta una maestra de enseñanza secundaria si el plural de «ají» sigue siendo «ajíes», igual que el de «bisturí», «bisturíes», el de «maniquí», «maniquíes», el de «manatí», «manatíes», y el de «pirulí», «pirulíes». Según el Diccionario panhispánico de dudas, se aceptan también: ajís, bisturís y maniquís. Por supuesto, no ajises, bisturises ni maniquises. Supongo —¿por qué no?— que también habrá registrado la Academia: «manatís» y «pirulís», aunque confieso que tampoco me gustan esas formas, pero como digo siempre: «donde manda capitán, no manda soldado».

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