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Nunca pensé ser cantante lírica

Silenia Rodríguez Ponjuán, una de las jóvenes figuras de la tropa de Francisco Alonso en el teatro lírico Ernesto Lecuona, de Vueltabajo, conversó son JR sobre su tiempo en la academia y sus aspiraciones

Autor:

Mayra García Cardentey

PINAR DEL RÍO.— Apenas tiene 23 años y canta como las grandes. Quiere seguir los pasos de Sarah Brightman, pero con las cualidades propias del teatro musical y si alguien le pregunta por qué escogió el canto lírico, su respuesta es sencilla: «no me imagino haciendo otra cosa en la vida».

Silenia Rodríguez Ponjuán es una de las jóvenes figuras de la tropa de Francisco Alonso en el teatro lírico Ernesto Lecuona de Vueltabajo, hoy uno de los colectivos más bisoños y talentosos del territorio y del país.

Aunque había participado en varias ocasiones en festivales pioneriles y concursos como Planeta azul y Cantándole al sol, «no sabía mucho de la profesión a la que se aventuraba, solo la había visto en radio y televisión, pero cuando me adentré en ella, me cautivó, me di cuenta de que no únicamente era cantar, sino que tenía teatro, baile…, tantas aristas que me encantaron hasta al punto de no querer hacer nada más».

A tan solo cuatro años de haber terminado su nivel medio en la especialidad de canto lírico, Silenia conversó sobre su tiempo en la academia: «Estudié de todo, es una especialidad muy difícil, pero por lo selectiva de la escuela, te dan una atención personalizada importante a mi edad: el principio de la carrera de cualquier cantante lírico. Esta unidad ha sido vital para acercar a los jóvenes que ven, cómo otros contemporáneos interpretan el género. En ella he cambiado mi forma de ser, mi estilo de vida. Se necesita de mucho sacrificio de mi parte, y de mi familia».

Como soprano de coloratura en el teatro musical, ha defendido obras de compositores cubanos y extranjeros como Puccini, Sánchez de Fuentes, Verdi y Lecuona.

«Nunca pensé hacer carrera, lo que en un momento fue curiosidad, explorar mis habilidades vocales, hoy se ha convertido en esencia de vida. Si jamás imaginé ser cantante lírica, mucho menos que haría todo lo que he hecho hasta ahora: convertirme en la artista que soy».

En la actualidad se desempeña como profesora en la academia de nivel de medio de la compañía; fácilmente se le puede confundir con los estudiantes, por lo vivaracha y la mocedad de su carácter.

«Somos jóvenes, podemos dar vigor al trabajo, ansias, fantasías, ilusiones de crear algo nuevo. Nuestro director, Francisco Alonso, «Panchito», nos apoya mucho, sabe que el futuro está en nosotros, y nos guía también. Al ser tan bisoños no sabemos muchas cosas que la experiencia da, y él la tiene. No nos niega nada, nos da las posibilidades de seguir adelante».

Le gusta soñar en grande y se descubre en su belleza especial, una madurez que le ha permitido ya ganarse el aplauso de muchos como los recibe en presentaciones con el Lírico Na-cional y la Orquesta Sinfónica Nacional.

Admira a María Eugenia Barrios y a Plácido Domingo, y si tuviera que compartir escenario le complacería hacerlo con los cubanos Ramón Centeno y Dania Rodríguez.

Una joven como muchas

Supeditar las preferencias y divertimentos propios de la juventud ha sido apenas el comienzo. Hoy estudia canto lírico en la Universidad de las Artes. Cuidar la voz de los trasnoches, contar con los seres queridos en función de la carrera musical, el rigor del estudio, la preparación para cada pieza, y de vez en cuando convencer al novio de la valía de esta manifestación artística, ya forman parte de su ritual de vida que bien han valido la pena.

Así lo corroboran los múltiples lauros alcanzados en el Concurso Nacional de Canto Lírico Ernesto Lecuona in Memóriam, y el galardón a la mejor interpretación de obra preclásica en el certamen Mariana de Gonitch.

Su destreza para desdoblarse en distintos personajes y registros vocales la convierten en una de las promesas del conjunto lírico vueltabajero, y es que lo mismo protagoniza Los cuentos de Hoffmann, que María la O.

«Los retos me los pongo yo misma, todos los días me exijo un poco más», explica. Mas, si se tiene la dicha de conocerle mejor, y se asiste a una de esas descargas de amigos, no hay te-ma musical grande ni chiquito para ella, y mucho menos inadecuado. Lo mismo puede cantar el último hit de Rihanna, que un merengue de Olga Tañon.

Aunque le apasiona el teatro lírico es capaz de asumir distintos roles cuando de interpretar se trata, y si algún día espera ser como Sarah Brightman, no niega temas más po-pulares que igualmente quedan bien en su sensual voz.

Arte lírico: joven de 50 años

La novel artista coincide en que con la creación de las unidades docentes ha resurgido el teatro lírico cubano, que el pasado año cumpliera sus cinco décadas de fundación.

«No solo se ha renovado la membresía y se percibe un bell canto más refrescante en cuanto a interpretación, sino que ahora se sueña y se llevan a escena disímiles obras que permiten un mayor acercamiento al público joven... Hay futuro y potencial en el arte lírico cubano actual».

Silenia percibe que la Asociación Hermanos Saíz necesita una proyección más audaz en cuanto a la promoción y el acercamiento a estos artistas.

Ella, con un amplio palmarés a su haber, a pesar de su corta carrera, solo recibió el carné de afiliada hace apenas unos meses.

Silenia señala que no aprecia ningún trabajo de la Asociación con el género lírico en su territorio. «Estamos como aislados de la vanguardia artística joven de la provincia», agrega.

«No llegamos a cinco los integrantes en todo el país. Esto hay que mejorarlo¸ porque si difícil es la carrera y defender la manifestación, peor es si no se nos tiene en cuenta como talento joven ávido de promoción y espacios para presentación. Hay desconocimiento sobre el género y sobre el papel que tenemos los jóvenes en él».

En estos momentos, Silenia dedica la mayoría del tiempo a la profesión con la que nunca soñó, pero que le roba parte del sueño. Llena de muchas aspiraciones cumplidas, perfila su mirada hacia proyectos más ambiciosos: dirigir un musical.

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