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Festival de cartones

Festival de cartones es una «versión» idiomática muy usada en los años 60 y 70 del pasado siglo. Así llamaban a la tanda de muñequitos que era muy común en todos los cines habaneros

Autor:

JAPE

No hablo del plan tareco, ni de la recogida de materia prima, ni de un improvisado carnaval de esperpentos. Tampoco armaremos «chirimbolos» de cartón, para amarrar nuestras cadenetas festivas… Todos estos términos, que para aquellos que sobrepasan el medio siglo resultan familiares, forman parte de algo que podría llamarse «sello generacional». Festival de cartones es una «versión» idiomática muy usada en los años 60 y 70 del pasado siglo. Así llamaban a la tanda de muñequitos que era muy común en todos los cines habaneros de mi infancia. Con el tiempo, y un poco de estudio, supe que realmente se trataba del Cartoon Festival, una suerte de dibujos animados heredados del comic norteamericano.

Así conocí a Betty Boo, Porky, el Pájaro loco, Pluto, Popeye, Mickey Mouse, las Dos urracas, Tom y Jerry y la inolvidable y tierna Lulú entre muchos otros personajes. Casi a la par de este suceso, en las páginas de una revista cubana, Pionero, especializada en la historieta, surgía un personaje que se ubicó en el gusto de todos los niños cubanos: Elpidio Valdés, creado el 14 de agosto de 1970 por el caricaturista, ilustrador e historietista Juan Padrón. En 1981, cuando se estrenó el primer filme de la conocida saga, ya eran bien conocidos otra pléyade de nombres que acompañaban a Elpidio en sus aventuras en cortometrajes: General Resóplez, Mr. Chains, Media Cara, Coronel Cetáceo… También comenzaron a tener vida otros populares nombres que nacieron del dibujo de nuestros artistas de la plástica: Matojo, Cecilín y Coty, Matías Pérez…

Todo esto sin olvidar a los famosos «muñequitos rusos», que eran nativos de muchos países de Europa del Este, pero a la hora de agruparlos todos caían en el mismo saco. Algo así como la «carne rusa argentina». Nadie puede negar que ocuparon un espacio importante en nuestras vidas infantiles, convertidos en imperecederos recuerdos de personajes como Machenka, el tío Estiopa, Bolek y Lolek, el cartero Fogón…

A principios de los 80 se estrena en Cuba un filme que dio un punto de giro al espectro del dibujo animado al que estábamos acostumbrados: Voltus V. Según aparece en las redes, dicha película «desarrolla una trama futurista relacionada con el subgénero del manga y el anime conocido como Mecha (por mechanic), que hizo de aventuras robóticas y enfrentamientos entre grandes máquinas todo un estilo capaz de definir una de las tendencias más singulares, hasta la fecha, del cine de animación japonés. Una proyección recordada por varias generaciones de cubanos. La historia del superrobot de la espada láser, defensor de la Tierra ante la amenaza del Imperio Barzán, prendió muy fuerte en la imaginación de niños, adolescentes y jóvenes, al punto de convertirse en objeto de culto».

Y hago un alto en el camino porque he recibido una invitación encabezada por la frase: «Vamos a… ¡unirnos!», y la siguiente nota: «Con motivo del 40 aniversario del estreno en cines habaneros del animado Voltus V (26 de agosto de 1982) se realizará un evento que incluirá, entre otras actividades, conversatorio con integrantes del equipo de realización del doblaje del filme, exposición de artes visuales (diseños, ilustraciones, artesanías, caricaturas e historietas) con obras inspiradas en la película y en sus personajes. Muestra de objetos y documentos relacionados con el filme (artículos de prensa, carteleras de cine, anuncios, fotogramas, proyectores, etc.). Habrá, además, un encuentro científico con ponencias, conferencias y testimonios sobre la historia, públicos e influencias del animado en vidas, profesiones y proyectos culturales, además de la proyección de la copia restaurada por Miguel Coyula y otros materiales audiovisuales». El evento se realizará en la Vitrina de Valonia, la casa de la historieta en Cuba, el viernes 26 y el sábado 27 de agosto de 2022. Los organizadores sugieren que la solicitud de participación y colaboración de personas, instituciones o grupos, debe ser enviada al correo proyecto.voltus.v@gmail.com.

Este fue el leitmotiv inicial que me llevó a comentar sobre el dibujo animado en nuestras vidas. Es un breve bosquejo, sin intención de hacer historias, comparaciones ni antologías, simplemente para demostrar cuán importante son «los muñequitos» para todos. Cada generación cargará con sus personajes preferidos en su memoria, en su corazón, en sus maletas… porque adondequiera que vayas estarán ahí, como muestra fehaciente de tu infancia; y para muchos, de toda su existencia.

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