Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

El buen humor todo lo puede

Desde la Bienal Internacional del Humor volvimos a la carga y apostamos con todos y para el bien de todos, como señalara el Apóstol

 

Autor:

JAPE

No voy a negar que para algunos constituyera un reto, y para muchos una difícil incógnita a despejar, el hecho de convocar, en estos momentos, una Bienal Internacional del Humor en San Antonio de los Baños. La anterior experiencia, dos años atrás, fue de manera virtual, y sin duda, a pesar de no poder estrecharnos las manos y darnos un fuerte abrazo, logramos intercambiar obras, criterios, saludos y resultó un gran evento, con características propias, pero inolvidable.

Esta vez volvimos a la carga y apostamos con todos y para el bien de todos, como señalara el Apóstol, y el resultado fue magnífico. Una Bienal llena de significativos salones, eficaces y participativos talleres, notable presencia de creadores, público, prensa, directivos… incluso, hasta el transporte para el enlace entre la capital y la Villa del Humor estuvo siempre a la hora y el lugar indicados; algo que los cubanos ya habíamos borrado de nuestra memoria emotiva.

Desde el minuto cero, en que comenzó el acostumbrado desfile del pueblo ariguanabense, en homenaje a todo el humor gráfico del mundo y en particular a sus queridos y simbólicos personajes de El Bobo (de Abela) y el Loquito (de Nuez), hasta la emotiva clausura, por vez primera (desde que participo en estos encuentros, hace ya muchos años) en el céntrico parque del humor de la localidad, cada instante merece ser guardado en el corazón.

Quizá influye en esta apreciación, con la que muchos coinciden, el hecho de tanto tiempo sin vernos, o el intenso deseo  de que al menos algunas cosas volvieran a ser como antes… lo cierto es que fluyó, de principio a fin, una energía transcendental que todos necesitábamos y que innegablemente tiene que ver con el enorme esfuerzo de quienes tuvieron a su cargo cada tarea. No descarto la posibilidad de que tanta buena vibra esté relacionada con el hecho de que esta edición se haya dedicado particularmente a la mujer y su integración social. Bien sabido es que ellas son la fuerza vital e imprescindible para construir ese mundo mejor que anhelamos todos.

No quiero detenerme en eventos puntuales para no restar importancia, ni omitir alguna acción, por pequeña que esta fuera, no obstante, supongo que siempre tendremos que señalar momentos que se convirtieron en horcones de este templo al humor que construimos todos.

Ya hablé del desfile y sumo la amplia y entusiasta participación de que gozó la realización del mural, bajo la dirección artística de nuestro ya legendario caricaturista José Luis, de Palante. El taller Reír sin ser sexista en el intento, fue una agradable e instructiva experiencia que debemos integrar a nuestros encuentros con mayor regularidad, sobre todo, para los creadores.

En mi opinión, la guinda del pastel fue la inauguración de la expo Manuel es un manual, en la Galería de 23 y 12. No me refiero solo al hecho de disfrutar nuevamente de la destacada obra de ese inmenso caricaturista nacido en Matanzas y bautizado en dedeté, que ya pertenece al mundo y que con toda sencillez responde al nombre de Manuel. Fue un homenaje digno de su cumpleaños 80 y de toda su dedicación al noble arte de hacernos reír y pensar. Esta actividad tuvo un colofón mágico en el abrazo fundido, de buen humor y amor, entre Manuel y Pedro Méndez, dos pilares del humor cubano de todos los tiempos que parecen decirnos desde su infinita obra, que el humor, el buen humor, todo lo puede.

Por si fuera poco, también esta exposición marca el inicio de un nuevo espacio donde habrá presencia del humorismo gráfico. Un excelente lugar, una histórica esquina, una vieja deuda con los caricaturistas cubanos, saldada con creces por varias instituciones y funcionarios encabezados por el ministro de Cultura, Alpidio Alonso.

Me llegó muy de cerca el sentido homenaje póstumo que se les tributó a nuestras amigas y colegas de siempre Mercedes y Miriam; imprescindibles e inolvidables en la historia de Palante y el humor cubano. También recordar a Francisco Villamil en el año 80 de su nacimiento, con una muestra de su imperecedero humor, fue un gesto de amor y respeto a otro de los grandes hijos de San Antonio de los Baños.

No faltó el momento pleno de amistad y admiración hacia el caricaturista Arístides Hernández (ARES), quien picó el cake destinado a celebrar su cumpleaños 60, jornada que se extenderá hasta el dos de septiembre próximo. La expo ¡Por Ares!, un brindis con humor, presentada en la fundación de Ariguanabo, recoge parte de su extensa obra premiada en diferentes eventos, como una pequeña muestra de este inmenso artista. Un aparte especial para la emotiva y oportuna «llamada» de Ángel Boligán, para felicitar a su hermano de mil proyectos e inolvidables vivencias.

Puedo asegurar que todas las exposiciones gozaron de calidad y distinción. Aplausos para la joven caricaturista tunera Yanely Rodríguez Escamuchero por su Rompiendo las reglas. Y Eduardo Abela Torrás, como de costumbre, nos llevó de la mano a un humor y una obra diferente, cubanísima y sencillamente genial, desde su Venta de Garaje, en la Galería Villena de la Uneac.

Necesarias y merecidas fueron la retrospectiva La mujer en la caricatura, presentada en el museo municipal, y la expo Melaíto en las Bienales, acogida por el lobby del cine de San Antonio de los Baños.

 

Moro, a la izquierda, conversa con el colombiano Tursios mientras realizan el mural. Foto: Adán

Otra experiencia que no necesita de una Bienal para tener lugar a cada rato, fue la del concurso para niños Ríamos siempre, en la que los alumnos de edades primarias mostraron un sugerente y desprejuiciado talento, en particular las niñas, ganadoras de todos los premios. Una agradable noticia para la escasa presencia de la mujer como creadora en el humor que se factura en la Isla.

Se quedarán muchas cosas por decir en el tintero… mejor dicho, en el disco duro y en mi memoria… y en el recuerdo de la gran mayoría de los que estuvimos allí. No faltará quien comente que no todo fue excelente, y es cierto.

Entre otras cosas, pienso que el Salón principal, el que convoca el evento, a pesar de la numerosa participación de diversos países, no gozó de la calidad de pasadas citas; pero hubo buenas obras, invaluables propuestas que premió un jurado de lujo, compuesto por creadores y especialistas del patio y un par de grandes caricaturistas y personas, de origen colombiano. Un par, porque son un matrimonio, que escogieron nuestra Bienal para celebrar sus tres décadas de amorosa y profesional unión. Adriana Mosquera (Nani) y Omar Figueroa (Turcios) que se fundieron entre nuestros caricaturistas y en todo nuestro pueblo con una humildad y un amor indescriptibles. Para agradecer a ellos, al comité organizador dirigido por el incansable Jorge Legañoa, al director Jesús Víctores Rodríguez, y al personal del Museo del Humor, a la Upec, al Ministerio de Cultura y todas las instituciones y directivos de la provincia Artemisa y a quienes hicieron posible renacer nuestros sueños, dedico las últimas líneas de este texto que nunca será suficiente.

 

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