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Brasil, Chile y Colombia se llevan grandes Corales

Se sabía que El agente secreto triunfaría entre los Corales de La Habana. Nadie debe asombrarse de que llegue incluso al Oscar, porque ya ronda las nominaciones al Globo de Oro

Autor:

Joel del Río

A la luz del tremendo éxito nacional e internacional que ha conquistado uno de los filmes más premiados de toda la historia del cine brasileño, se sabía que El agente secreto triunfaría entre los Corales de La Habana. Nade debe asombrarse de que llegue incluso al Oscar, porque ya ronda las nominaciones al Globo de Oro. Entre nosotros el thriller de corte histórico dirigido por Kleber Mendonça Filho se lleva a casa nada menos que cinco galardones: el de la mejor dirección, guion, dirección de arte, música original y edición.

Sin embargo, el protagonismo coralino de la cinematografía brasileña, no solo se relacionó con una filme que todos sabíamos ganador, y alcanzó otros vértices de atención. La hermosa reflexión sobre la vejez y el permanente deseo de vivir en armonía con la naturaleza, que es la amazónica Sendero azul, alcanzó el premio de actuación femenina, compartido, para Denise Weinberg, mientras que en el muy útil concurso para ayudar a culminar la postproducción triunfó Los pozos del diablo, que, en coproducción con Chile, dirige Jairo Boisier.

En el concurso de óperas primas también marcaron el paso con el Premio Especial del Jurado       para La naturaleza de las cosas invisibles, de Rafaela Camelo (en coproducción con Chile), mientras que el jurado destacó la contribución de los codirectores Rebeca Diniz y Pedro Waddington en la polémica ética que también es Precisamos hablar. Y además, el cortometraje también fue un terreno fecundo para el cine del gigante sudamericano (perdón por el lugar común, pero se me agotan los sinónimos para el gentilicio “brasileño”) y ganaron también el premio al mejor Cortometraje o Mediometraje documental por Tierra enferma, y el Premio Especial del Jurado a Cortometraje o Mediometraje de Ficción por Río de Janeiro continúa lindo.

En animación, los brasileños también se llevaron el gato al agua, o los Corales al bolso, porque ganaron el Premio Especial del Jurado, para Safo, Rosana y el de mejor largometraje Corazón de las tinieblas, una coproducción con Francia que dirigió Rogério Nunes. A pesar de la zafra brasileña, la luminosa y reflexiva Un poeta, del colombiano Simón Mesa, fue distinguido no solo con el máximo premio Coral al mejor largometraje de ficción, sino también con el Don Quijote y el Signis, además del  premio de actuación masculina para Ubeimar Ríos, El Coral por el Premio Especial del Jurado fue para Hijo de tigre y mula, coproducción entre Colombia y Panamás que triunfó en la competencia de documentales.

Por su parte, la cinematografía chilena acumuló el Premio Especial del Jurado, el de mejor actuación femenina (ex aequo para Helen Mrugalski) y el de mejor fotografía para la lírica reflexión sobre el pasado que contiene Cuerpo celeste, de NayraIlic García. Y el premio principal de ópera prima también se volvió bastante predecible, y se cumplieron los pronósticos: el Premio Coral en una de las categorías más reñidas y significativas del evento fue para La misteriosa mirada del flamenco, de Diego Céspedes, donde la evocación de los años ochenta se combina con la representación enternecedora sobre diversidad sexual.

Otras cinematografías ganaron premios aislados, como la mexicana, cuya estremecedora En el camino, de David Pablos se agenció el premio de la prensa especializada; la hondureña, que ganó el galardón a la mejor contribución artística en el concurso de ópera Prima por Eva, de William Reyes. La cinematografía argentina, que atraviesa la esperada crisis que suele acompañar a los gobiernos neoliberales poco interesados en el arte y la cultura, se hizo del Coral al mejor sonido por la muy aplaudida Belén, y del premio al mejor largometraje documental por El Príncipe de Nanawa, de Clarisa Navas.

Muestro cine alcanzó premios no tan de primera línea, pero no solo los primeros gozan el privilegio de la relevancia. Además, son los nuestros: El Premio Especial del Jurado a Cortometraje o Mediometraje Documental fue para la coproducción con Italia Sueña ahora, el Mejor documental fue para el documental Para vivir, diseñado por Edel Rodríguez; además de la Mención Especial para el documental Mijaín, de Rolando Almirante, Ángel Alderete y Héctor Villar, e imposible no resaltar el

Premio a mejor guion inédito, para Noche buena, de Dailyn Lage Barroso, o el Premio Coral de Cortometraje o Mediometraje de Animación para Raptus, dirigido por una de nuestras más destacadas realizadoras, Ivette Ávila.

Los sonidos e imágenes de este Festival, y de sus grandes películas, nos acompañarán hasta diciembre de 2026, cuando volverá a ocurrir contra viento y marea. Amén.

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