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La chispa de los campeones

Luego de un cálido recibimiento en su tierra natal, el jardinero Roel Santos, clave refuerzo del recién coronado equipo vueltabajero, comenta a JR sobre esta experiencia, que según confiesa «ha marcado su vida»

Autor:

Mailenys Oliva Ferrales

NIQUERO, Granma.— Cuando en casi toda la nación las peñas deportivas poco a poco «sofocan» sus acalorados debates sobre la recién concluida 53 Serie Nacional, en este terruño la algarabía apenas comienza.

El retorno a «casa» del jardinero Roel Santos, el veloz refuerzo del equipo de Pinar del Río, el valioso hombre proa del equipo campeón o simplemente el Taita de Niquero —como también se le conoce a este joven pelotero granmense—, ha sido motivo de celebración y jolgorio.

Y es que Santos, quien después de cinco temporadas se estrenara en esta campaña como primer bate, ha dejado de ser sombra para convertirse en «luz propia».

—Aunque con un buen desempeño en la primera etapa, ¿pensaste que sin ser uno de los Alazanes más conocidos podrías resultar elegido como refuerzo?

—Es cierto que no era tan conocido como mis compañeros Alfredo Despaigne o Yordanis Samón. Incluso cuando llegué a Pinar muchos de los aficionados no me reconocían, pero siempre tuve mucha mente positiva, porque mi primera etapa había sido buena y tenía números para ser nominado por cualquiera de los managers de los ocho equipos clasificados.

—¿Cuáles consideras entonces que fueron las cualidades que Alfonso Urquiola vio en ti?

—El profe Urquiola tenía como referente no solo mis números, sino también el trabajo que yo había realizado en los enfrentamientos con su equipo. Sobre todo le había llamado la atención lo fácil que le llegaba a las bases, cómo las robaba y la forma de fildear desde los jardines.

«Recuerdo que cuando llegué a Pinar del Río esas fueron las primeras cosas sobre las que hablamos».

—¿Cómo asumiste el reto de que serías uno de los pativerdes?

—Fue una tremenda noticia porque después de que Urquiola había pedido a Giorvis Duvergel y a Dennis Laza, no pensé que se decidiera por mí. Por eso, en ese momento me dije: «Bueno, vas abrir una nueva página en tu libro» y así me fui a Pinar con la convicción de que tenía que trabajar el doble de lo que había hecho en la primera parte para que las cosas me salieran mejor y no defraudar al equipo.

—Urquiola no se equivocó en su elección. Fuiste cardinal en la alineación pinareña no solo con la velocidad, a la ofensiva y en el bateo, sino temerario también, al lograr 12 bases robadas en 16 intentos, ¿cuál fue la clave?

—Confianza, esa sin dudas fue la clave. El profe me dijo: «Juega tu pelota tranquilo» y me dio todo su apoyo en la misión que yo tenía como primer bate.

«Claro, yo sabía que tenía que hacer lo mío. Primero estudiaba mucho a los pitchers y eso lo hacía desde el mismo banco. Luego trataba de ganarle la base, que era lo más importante, y ya en circulación, lo que intentaba siempre era cogerle el tiempo para llegar hasta segunda. También observaba a los receptores, porque no todos tienen igual precisión y potencia a la hora de tirar».

—Hablabas de la importancia de ganar la primera base y esa era precisamente la responsabilidad de tu turno al bate…

—Sí, a pesar de que esta es mi primera serie como primer bate me centré en esa misión y entre mis propósitos estaba tratar de sacar de picheo al lanzador,  meterme en conteo, hacer el toque de bola, pegar un imparable o llegar a la base de la forma que fuera para después intentar anotar.

—¿Cuál es la mejor experiencia que te trajiste a casa del equipo vueltabajero?

—Su manera de jugar como un equipo muy cohesionado y el hecho de sentirme más responsable, más trabajador y saber que tengo que dedicarme más y con mayor pasión a la pelota.

«También les debo la popularidad y el reconocimiento social que he tenido no solo en su provincia, sino también en mi pueblo, donde la gente me esperó en las calles, orgullosos de mi trabajo… Esa experiencia ha marcado mi vida».

—¿Cuánto siente Roel que ha crecido con este Play Off y qué herramientas consideras debes pulir?

—He crecido mucho, porque en el equipo pinareño aprendí de jugadas en equipo y del respeto entre compañeros; no importaba si cometías un error, lejos de regañarte, te daban ánimos para seguir y te hacían sentir uno de ellos.

«Sin embargo este deporte no es fácil, requiere de mucho trabajo todo los días y por eso aún debo afinar el toque de bola y pulir la técnica para sacar de picheo al lanzador. Pero en general, creo que debo perfeccionarme en todo».

—Desde la vivencia de saborear el triunfo de un campeonato, ¿qué les aportarías a los Alazanes de cara a la próxima temporada?

—Los Alazanes tienen potencial para llegar a una final y es un equipo que puede ser campeón, pero todavía le falta unión, sentirse más como equipo y ganar en el colectivismo. Ese es uno de mis sueños, estar en un Play Off con Granma, porque talento hay, lo que falta es creer que sí se puede.

—¿Qué sigue ahora para Roel Santos?

—De momento incorporarme a la serie provincial con Niquero, pero también entre mis dos grandes perspectivas está continuar preparándome y «luchar» para integrar la preselección nacional y el equipo Cuba, además de ayudar a sacar adelante a mi equipo: los Alazanes.

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