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Los cubanos lucharán por la corona del Clásico Mundial en Miami. Autor: Roberto Morejón/JIT Publicado: 15/03/2023 | 10:05 pm
Cuando Raidel Martínez consumó el out 27 con el décimo ponche del juego y el 48 que propina el staff en el Clásico, no pocos recordaron que el béisbol es tan virtuoso como impredecible.
Tres partidos antes muchos ya les habían sacado pasaje para La Habana y ellos, sin embargo, cambiaron a fuerza de entrega y victorias el destino para Miami, donde se darán cita los cuatro mejores del torneo.
Australia trató de romper el maleficio de no saber ganar los choques ajustados contra los cubanos, pero estos venían muy energizados de Taipéi de China, como quien sale del ataúd a la hora del entierro.
El Tokio Dome, majestuoso y familiar para los nuestros, sirvió de escenario para el tercer choque entre ambos equipos en clásicos. Igual que en el anterior, celebrado en esa misma instalación, el marcador fue 4-3 y el capitán Alfredo Despaigne tuvo protagonismo. Aquella vez sacudió Grand Slam y ahora empujó una carrera.
Sin embargo, fue Yoelquis Guibert el héroe del juego con imparable remolcador de dos vueltas en el quinto inning, las últimas anotadas por los muchachos de Armando Johnson, quienes se encomendaron después a su lujoso bullpen.
Quizá muchos hubiesen enviado un emergente por Guibert, tomando en cuenta que en sus turnos anteriores no había tenido buenos contactos y el pícher era zurdo también, pero le dieron la oportunidad al indómito y respondió a lo grande, con el jit de su vida.
Una entrada después, Australia descontó dos con soberbio palazo de Wingrove ante Roenis Elías (2.0 INN, 2CL, 2H), único del quinteto de lanzadores empleados por Cuba que no ponchó, pero cumplió el cometido de entregar el juego al tándem Moinelo-Raidel con ventaja.
Si Yariel Rodríguez (3.1 INN, 1CL, 2H, 4K y 5BB) no se vio más complicado fue por el sensacional trabajo de Miguel Romero, devenido el enganche ideal entre el abridor y los encargados de los últimos innings.
Romero (1.2INN, 1H, 2K) recibió el partido con dos hombres en base por boletos —debió empezar ese capítulo y no entrar de apagafuegos—, pero resolvió la situación y se anotó su segundo triunfo en el Clásico.
Esa labor le valió igualarse con los santiagueros Danny Betancourt, Norge Luis Vera, Ormari Romero y el espirituano Ismel Jiménez como los cubanos que más juegos han ganado en estas justas.
Y sus dos ponches, sumados a los diez de la fase preliminar, lo ubican como el pícher de nuestro país que más rivales ha retirado por esa vía en un mismo Clásico, uno más que Yadel Martí (2006), Vera (2009) y Betancourt (2013).
Romero se ha colocado a solo dos K de igualar a Norberto González e Ismel, quienes son los líderes en el ranking cubano de los ponchadores, solo que ellos lo lograron compilando la labor de tres y dos ediciones, respectivamente.
Si el staff propina cuatro ponches en la semifinal habrá dejado atrás las marcas alcanzadas en las citas de 2006 y 2009. Esos números confirman al picheo como el arma más fuerte de la selección.
Y si Guibert y Romero merecen elogios por su actuación, en el choque de cuartos de final Yoan Moncada siguió mostrando sus herramientas ofensivas al no dejarse poner out en cuatro viajes al plato: ligó dos incogibles, incluido un tubey, y tomó par de boletos.
Al término del partido, el jugador de los Medias Blancas de Chicago en MLB declaró a la cadena deportiva ESPN que siempre quiso jugar por Cuba en el Clásico, agradeció a los técnicos por haber confiado en él y haberlo llamado.
El Team Asere, marca viralizada en redes sociales digitales, viajó poco después del triunfo en Tokio hacia Miami, donde espera por el ganador del choque entre Venezuela, líder del grupo D y el segundo del C, que al redactar estas líneas no estaba definido.
Este jueves por la mañana, Japón e Italia se enfrentan también en cuartos de final para concluir las acciones en Asia.
¿Hasta dónde llegará el Cuba clásico? El domingo sabremos, pero desde ya su actuación es histórica, por lo jugado y por lo vivido juntos.
