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¿Geografías extremas?

Ya sea en eventos de máximo interés planetario, o en torneos de alcance continental y regional, el calendario deportivo del juego ciencia involucra cada vez más a territorios alternativos a los grandes centros de desarrollo ajedrecístico

 

Autor:

Amado René Del Pino Estenoz

A la audiencia que se mantiene expectante de las novedades de los medios informativos consagrados al deporte, la consternó un anuncio que desafía toda objetividad competitiva y logística: el partido correspondiente a la 24ta. jornada del Campeonato de Fútbol Italiano entre los equipos AC Milán y Como 1907, será disputado en… Perth, Australia. Para dicho cotejo pactado el 6 de febrero de 2026 en el Optus Stadium, los dos clubes lombardos deberán recorrer varios miles de kilómetros hasta el territorio meridional australiano colindante con el océano Índico. Aunque el pretexto para realizar esta medida de deslocalización insólita es la inauguración de los 25tos. Juegos Olímpicos de Invierno que tendrán lugar justamente en los predios del equipo milanés, no hay dudas que este partido es una fuente de viva polémica entre aficionados, directivos de fútbol y patrocinadores.

Este affaire que involucra a dos conjuntos de la Serie A italiana es otra vuelta de tuerca a la tendencia del fútbol internacional de incentivar la promoción de productos deportivos y televisivos en mercados promisorios de los cinco continentes. Así, hemos presenciado la organización de competiciones europeas en destinos tan inconexos como China, Arabia Saudita y Marruecos, o el nacimiento en Estados Unidos del Mundial de Clubes de la FIFA 2025 durante el período de hipotético «descanso» de los futbolistas. 

Tal vez con ansias de lucro menos marcadas que las organizaciones balompédicas, el movimiento ajedrecístico global también ha generado una expansión geográfica de su actividad competitiva. Ya sea en eventos de máximo interés planetario, o en torneos de alcance continental y regional, el calendario deportivo del juego ciencia involucra cada vez más a territorios alternativos a los grandes centros de desarrollo ajedrecístico.

Dado que el juego ciencia se globaliza cada vez más a la par de otras disciplinas deportivas, Jaque perpetuo valorará cuán pertinente es para el desarrollo de la familia de las 64 casillas la concurrencia de múltiples naciones para organizar los eventos ajedrecísticos de primer nivel. Manifestación lúdica por excelencia de la simbiosis cultural de las civilizaciones a lo largo de siglos, los trebejos siguen seduciendo a generaciones de aficionados más allá de símbolos de identidad y barreras idiomáticas.

Dos colosos en el hemisferio austral

A la altura de lugares míticos para los trebejos planetarios como el Club Central de Ajedrez en Moscú o el Manhattan Chess Club, el Club Argentino de Ajedrez —emplazado en la actualidad en el cosmopolita barrio La Recoleta— ha sido a lo largo de 120 años, uno de los grandes referentes deportivos y museográficos para la comunidad de amateurs al juego ciencia. Desde su fundación en 1905, el club bonaerense ha sido escenario de pugnas ajedrecísticas de máximo nivel y tensión, como la que sostuvieron José Raúl Capablanca y Alexander Alekhine entre septiembre y noviembre de 1927 por el Campeonato Mundial.

La concertación de un match entre los dos mejores jugadores de la época, fue un poderoso anhelo de la comunidad ajedrecística desde que Capablanca se entronizara en 1921 como el tercer campeón mundial de la historia. Más allá de la exigencia que implicaba la disputa de un certamen con un número indeterminado de partidas —que recompensaba al que obtuviera seis victorias sin considerar los empates—, el principal escollo era reunir la bolsa de premios exigida por las Reglas de Londres para la disputa del Campeonato Mundial, suma de dinero finalmente gestionada por el Gobierno argentino.

Si bien ambos contendientes sufrieron los rigores del desplazamiento interoceánico por navegación y vieron disminuidas sus facultades mentales y físicas por la duración de la contienda extendida a 34 partidas, el jugador ruso evidenció una mejor preparación precompetencia, y protagonizó lo que muchos expertos han calificado como una de las grandes sorpresas de la historia ajedrecística.

Otros lances en Sudamérica

Con la celebración de la 8va. Olimpiada Mundial Buenos Aires 1939, los trebejos argentinos recibieron otro espaldarazo decisivo para atraer a los mejores jugadores del planeta, incluyendo a Capablanca y Alekhine, quienes pugnaron por la medalla de oro individual al mejor primer tablero entre las 27 naciones presentes en la lid. Aunque se registraron las notables ausencias de Hungría, Yugoslavia y Estados Unidos —cuyas federaciones se vieron cohibidas de financiar el desplazamiento transoceánico de sus delegaciones—, la lid contó con grandes animadores como Alemania, Polonia, Suecia, Estonia y los anfitriones argentinos.

El desencadenamiento de la Segunda Guerra Mundial durante la lid provocó la salida precipitada del equipo británico, entre cuyos miembros se encontraban notables expertos en criptografía, quienes tuvieron un aporte decisivo a la hora de descifrar desde Bletchley Park los mensajes nazis. Con vistas a mitigar las tensiones entre las naciones involucradas en el conflicto bélico que competían en Buenos Aires, el comité organizador optó por declarar empates técnicos los cotejos pactados entre jugadores polacos, checos, alemanes y franceses.

Temerosos del ambiente de guerra en el continente europeo y hostiles a las acciones represivas de los nazis, gran parte de las estrellas participantes en Buenos Aires 1939 decidió permanecer en territorio argentino. De esta manera, jugadores de la talla de Erich Eliskases, Albert Becker, Sonja Graf, Miguel Najdorf, Savielly Tartakower y Gideon Stahlberg fueron competidores habituales en los torneos mayores del ámbito sudamericano.

Más allá de la capital del tango

Hasta la celebración del Campeonato Mundial de la FIDE 2005, es probable que la ciudad rioplatense de San Luis haya sido un destino geográfico ignoto para la mayoría de los aficionados. Capital del estado homónimo argentino, San Luis es particularmente conocida, más que por su tradición deportiva, por los yacimientos arqueológicos en Sierra de las Quijadas, las vistas naturales del Salto de la Moneda y por las célebres canteras de mármol de ónix.

Aunque el éxito de la candidatura sanluiseña se produjo contra el vaticinio de no pocos especialistas, la organización de la prestigiosa lid fue viable gracias al gobernador Alberto Rodríguez Saá y el formidable trebejista Miguel Ángel Quinteros. Parte de la celebridad de esta edición del Campeonato Mundial se debió a la construcción ad hoc de una sede competitiva, la Caja de los Trebejos, que todavía se destina como espacio polifuncional para eventos deportivos, culturales y académicos.

Con la presencia de ocho de los mejores jugadores del mundo —incluyendo a los campeones mundiales Vishy Anand y Rustam Kasimdhzanov, y a Judith Polgar, la única mujer que ha contendido en un Campeonato Mundial «absoluto»—, la lid se disputó con el formato round robin a doble ronda. Este torneo auspiciado por la FIDE vio coronarse al trebejista búlgaro Veselin Topalov, quien emuló con su compatriota Antoaneta Stefanova, que se había convertido en 2004 en la reina entre las mujeres trebejistas. La designación de Topalov como campeón mundial de la FIDE fue el requisito imprescindible para que al año siguiente se disputara el Match de Reunificación que liquidó el cisma entre el principal ente ajedrecístico y la Professional Chess Association.

Júbilo en el Chess Stadium

Entre los eventos ajedrecísticos que tuvieron particular repercusión durante 2022, sobresalió la celebración del centenario de la Federación Argentina de Ajedrez (FADA). Tanto el presidente de la FIDE, Arkady Dvorkovich, como las principales autoridades deportivas y diplomáticas bonaerenses se involucraron en este rotundo agasajo que tuvo como escenario el Centro de Convenciones Arturo Frondozi, también conocido como Chess Stadium. Para exaltar la labor organizativa de la FADA en contextos no siempre propicios para la actividad deportiva, se convocó el Torneo Pro-Am que, como su nombre sugiere, dio cabida tanto a profesionales trebejistas como amateurs al juego ciencia.

Más que contender por la generosa bolsa de premios, los participantes al Torneo Pro-Am se sintieron estimulados por presenciar cómo la tradición ajedrecística sudamericana se consolida en los ámbitos competitivo, editorial y pedagógico. Entre el medio centenar de maestros titulados, sobresalió la presencia de Alan Pichot —futuro campeón iberoamericano en Linares 2024—, del célebre streamer Pepe Cuenca, del prodigio Faustino Oro —el conocido «Messi» del Ajedrez—, del tetracampeón brasileño Alexandr Fier y los talentosos Claudia Amura y Federico Pérez Ponsa, quienes resultaron multipremiados en los 12mos. Juegos Sudamericanos Asunción 2022 que marcaron la inclusión de los trebejos en un evento multideportivo.

No menos interés periodístico genera la ebullición del juego ciencia en otras naciones de robusta tradición ajedrecística como Georgia, Túnez, Filipinas, India y Kazajistán. Más que sostener un delicado juego de poderes, la FIDE ha acertado en empoderar a las naciones emergentes que se han consagrado en divulgar los beneficios de los deportes mentales a nivel social y educativo.

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