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Andy Maqueira: sinfonía sobre la mesa

La joven promesa del tenis de mesa antillano le contó a Juventud Rebelde que empezó en el deporte con un objetivo muy definido, entrenar fuerte y con seriedad, pues así tendría la posibilidad de triunfar en eventos mucho más fuertes

Autor:

Javier Rodríguez Perera

ASUNCIÓN.— Él mismo asegura, con sinceridad espontánea, que era muy bueno en fútbol. Jugaba como delantero. De haber seguido practicándolo, tal vez hoy estuviera en la mitad de un camino exitoso como futbolista. Un día, Andy Maqueira movió de sitio su pasión futbolera, la misma que lo obliga a seguir minuciosamente lo que hace el Barcelona o Messi. Ocurrió en un hotel en Cuba, donde perdió la final de un torneo de tenis de mesa ante un argentino. Aunque ya ha entendido que las derrotas pueden traducirse en victorias, el revés de aquel entonces lo impulsó a plantearle a su padre Alexander, en la habitación del hotel, que quería comenzar a practicar ping-pong.

Alexander fue su primer entrenador y cuando alcanzó cierta madurez pasó a las órdenes de Edenio Rodríguez, formador de numerosos jugadores en Bejucal, la tierra de Maqueira, nacido el 17 de febrero de 2011. Andy le contó a Juventud Rebelde que empezó en el tenis de mesa con un objetivo muy definido, entrenar fuerte y con seriedad, pues así tendría la posibilidad de triunfar en eventos mucho más fuertes que los se realizan en los hoteles. 

Solo medio año de preparación formal, desde que comenzó, le tomó al adolescente ganar su primer certamen nacional, celebrado en 2022, en Villa Clara. Confianza absoluta y cero presión fueron dos de los ingredientes que el mayabequense utilizó en su arrollador éxito. No perdió ningún partido, tampoco ningún set. De ahí, para el Campeonato Panamericano 11-13 años, con sede en República Dominicana, también en 2022.

Nuevamente enfrentándose a lo desconocido. Por primera vez fuera de Cuba, por primera vez chocando con lo mejor del continente en su categoría. Apenas cedió en un duelo durante la lid y en la final envolvió la raqueta con su seguridad característica para doblegar al estadounidense Jason Liu, un adversario que le exigió demasiado en los cuatro sets del encuentro.

El enorme talento de Andy (de frente) se exhibe en cualquiera de las modalidades. Foto: Mónica Ramírez/Jit.

Para un niño de 11 años, que inició en este deporte más tarde de lo normal, las grandes emociones llegaban con marcada celeridad y en su crecimiento la victoria era constante. Su carrera iba in crescendo y el siguiente destino sería Nantes, ciudad francesa que organizó, a principios de 2023, la Semana y Desafío de las Esperanzas Mundiales, un torneo que reunió a casi todos los mejores talentos del orbe hasta 13 almanaques.

Allí Andy extrañó su autoridad en el juego y aprendió que la derrota es parte inherente del deporte. Se le complicó bastante ganar partidos —venció en dos de los nueve efectuados— porque los oponentes tenían un nivel avanzado. Reconoció que esos fracasos lo afectaron mucho, porque pensó que, al menos, avanzaría de la fase de grupos, pero también es cierto que se midió a tenimesistas con mayor rodaje competitivo. Una de las moralejas que sacó de su estancia en la competición mundial francesa es que para convertirse en el atleta que él quiere ser, necesita entrenar más.

Las enseñanzas en territorio galo han moldeado aún más al jugador que es hoy, disciplinado y leal a su preparación sistemática. En los últimos meses la tesis de que el bejucaleño es el futuro del tenis de mesa cubano se sustentó con otros dos sólidos argumentos: medallista de bronce en el torneo individual de la categoría sub-19 —rivalizó con exponentes tres y cuatro años mayores que él— del Campeonato Juvenil del Caribe, en Barbados, y monarca del Youth Contender sub-15 en Nueva York, donde salió victorioso en siete de los ocho compromisos frente a contrincantes locales y de la India, Vietnam y Canadá.

Su padre Alexander Maqueira recordó que el primero que le tiró bolas a su hijo fue él, porque, según los entrenadores, Andy tenía una edad avanzada para iniciar la práctica en esta disciplina. «Empezó tarde, pero en su primera competencia nacional quedó campeón en las cuatro modalidades: mixto, por equipos, doble e individual. Después estuvo en el Panamericano de República Dominicana y terminó primero. Fue algo inesperado, cuando salimos de Cuba los pronósticos lo ubicaban del cuarto al octavo puesto. Jamás se pensó que él ganara. Posteriormente ha obtenido muy buenas actuaciones, la más reciente en Estados Unidos, donde intervinieron adolescentes de gran calidad.

«En Nantes, Francia, compitió en desventaja con respecto a los otros niños. Por la pandemia, los demás jugadores tenían 13 años y él, 11. Es meritorio lo alcanzado allí, pues no terminó último, finalizó entre los puestos 15 y 16. En Barbados, en su propósito de superarse, le pidió al comisionado nacional Bárbaro Oliva jugar de segunda raqueta para enfrentarse a todas las primeras raquetas en el por equipos. En ese evento concursó en todos los torneos de la categoría sub-19 como parte de la preparación para los Juegos Panamericanos
Junior de Asunción», declaró su progenitor a JR

Con 14 primaveras, Andy es uno de los deportistas más jóvenes de la delegación antillana en Asunción 2025. Su preparación final la efectuó en el Centro de Alto Rendimiento Cerro Pelado y en una base de entrenamiento en Guatemala. Pretende ganar el evento individual masculino en la capital paraguaya o ser uno de los ocupantes del podio —al cierre se medía con el estadounidense Victor Ying Xie—. Cualquiera de esos dos anhelos serán muy difíciles para un adolescente que no para de soñar en grande y en su reto tendrá en el otro lado de la mesa a rivales con edades cercanas a los 19 años.

«Siento admiración por varios jugadores asiáticos, entre ellos el chino Ma Long y el japonés Harimoto Tomokazu. El preferido mío, en estos momentos, es el brasileño Hugo Calderano. A nivel nacional mis ídolos son mi tocayo Andy Pereira, Moisés Campos y Daniela Fonseca. Andy me ha ayudado muchísimo, es una muy buena persona. Siempre me gana, pero algunas veces lo he adivinado. Mis principales fortalezas son el servicio y las rotaciones. El servicio lo he potenciado viendo videos de los mejores del mundo. Necesito mejorar mi fuerza y los recibos para poder subir al podio en Asunción. Me veo campeón del mundo y ganando una Olimpiada algún día. Nada es imposible», sentenció.

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