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Infierno en Gaza

Israel organiza, se prepara y espera para lanzar un ataque mayor contra el pueblo palestino

Autor:

Leonel Nodal

La población palestina de Gaza se encuentra al borde del colapso. Al rígido bloqueo militar israelí por aire, mar y tierra, se suma ahora un racionamiento de electricidad de apenas tres o cuatro horas diarias.

En medio del infernal verano, la desértica franja costera de 385 km², en la que viven hacinados casi dos millones de palestinos, semeja un volcán a punto de entrar en erupción.

La inevitable explosión social por escasez de agua, alimentos, medicinas y libertad de movimiento, hasta para procurar atención médica, se perfila como el pretexto esperado por Israel para perpetrar una agresión mayor que todas las cometidas, desde que el ejército israelí arrebató su control a Egipto en la guerra de junio de 1967.

La crisis energética se ha extendido hasta incluir los suministros de gas para cocinar. El pasado febrero Israel los redujo a la mitad.

La Cruz Roja alertó en mayo otra «crisis inminente» en el sector sanitario de Gaza debido a la falta de electricidad.

El castigo de israel y estados unidos

El bloqueo militar israelí comenzó en 2006, cuando Hamas, el movimiento de inspiración islámica que reivindica el derecho a la resistencia armada contra la ocupación sionista, aceptó el reto de la competencia política. Participó en las elecciones parlamentarias para constituir un nuevo Gobierno y obtuvo una clara victoria en Gaza y Cisjordania.

Israel, apoyado por Estados Unidos y la Unión Europea, rechazó la votación de la mayoría del pueblo palestino e impuso un sitio a Gaza, el centro del apoyo popular de Hamas. Washington retuvo la asistencia financiera para los palestinos, comprometida por los acuerdos de Oslo en 1993.

Según explica Noam Chomsky, «desde 1993 EE. UU. e Israel ya habían iniciado su plan para separar completamente a Gaza y Cisjordania, con el fin de bloquear un acuerdo diplomático y castigar a los araboushim en ambos territorios». (Araboushim en el argot judío es algo así como el despectivo niggers [negros]).

El castigo a los habitantes de Gaza se hizo más grave en enero de 2006 —dice Chomsky—«cuando cometieron el gran delito de votar por el “camino equivocado” en la primera elección libre en el mundo árabe, votaron a Hamás».

Hamas no tuvo otra opción que formar un Gobierno solo. El precio impuesto a la libertad de elección de los palestinos en Gaza fueron tres devastadoras operaciones militares.

A juicio de Chomsky, «en Gaza un día basta para empezar a apreciar lo que debe ser tratar de sobrevivir en la mayor cárcel del mundo al aire libre».

Otra masacre a la vista

Un curioso seguimiento de la crisis energética de Gaza en el periódico israelí Haaretz responde a diario en un mapa cuándo y cuántas horas de electricidad recibió cada región.

La nota explica que durante varios años, los residentes de Gaza recibían unas ocho horas diarias de electricidad procedente de Israel.

Según la propia fuente, el primer ministro Benjamín Netanyahu asegura que la actual crisis eléctrica en Gaza es un «asunto interno palestino», en referencia a un pedido de recorte de las ventas de electricidad a Gaza hecho por el presidente Mahmoud Abbas, sin entrar en otros detalles.

Otra opinión muy diferente tienen sectores políticos adversos a Netanyahu y la política expansionista de su Gobierno, como el analista israelí Gideon Levy, quien advirtió hace algunas semanas el peligro de una nueva agresión sionista contra Gaza.

En un artículo publicado en Haaretz, Levy se pregunta «¿quién está a favor de una nueva masacre en Gaza? Una hora más sin electricidad en Gaza, dice, y la señal será dada.

«Los habitantes de Gaza —afirma— son objetos de un experimento, que intenta saber con cuánta menos electricidad pueden sobrevivir».

Cuando la situación se haga insostenible, advierte, estallará el conflicto. «Israel, una vez más, será la víctima, y la masacre (de los palestinos) comenzará».

La vida con unas horas de electricidad y poca agua

Michael Lynk, relator especial de la ONU para los Derechos Humanos en Gaza, sostiene que este enclave necesitaría 450 megavatios (MW) de electricidad al día.

Sin embargo, agrega, en la última década, como resultado del férreo bloqueo israelí, ha recibido en torno a los 200 MW, lo que provoca persistentes apagones. En los últimos meses ha oscilado entre 140 MW y un mínimo histórico de 70 MW, alargando los apagones y el sufrimiento humano.

Según el Relator de la ONU, «han conseguido convertir a Gaza en un lugar inhabitable».

El equipo de la ONU publicó hace poco un informe sobre la Franja centrado en el impacto humanitario de los diez años de bloqueo de Israel.

El documento resume que 2007 fue el año cero para Gaza. En julio de aquel año Israel impuso un bloqueo global sobre la Franja y la declaró «entidad enemiga». La vida allí ya era muy difícil, pero ahora se ha vuelto cruel e implacable.

El reporte precisa que:

•La pobreza ha aumentado desde el 30 por ciento en 2004 a alrededor del 40 por ciento en la actualidad.

•Gaza sufre uno de los índices de desempleo más elevados del mundo, el 41 por ciento a finales de 2016.

•Más del 60 por ciento de los gazatíes entre 20 y 24 años están sin trabajo y el índice de desempleo femenino pasó del 35 por ciento al 64 por ciento.

•En 2017, más del 60 por ciento de la población era parcial o totalmente dependiente de la ayuda humanitaria.

•La mitad de la población solo tiene acceso al agua potable durante ocho horas cada cuatro días. Otro 30 por ciento recibe el líquido vital ocho horas cada tres días.

El informe de la ONU recuerda que Israel sigue siendo la potencia ocupante en Gaza, pues controla sus fronteras terrestres, aéreas y marítimas, aunque ya no tenga «soldados sobre el terreno». Como tal, sigue teniendo la obligación jurídica de asegurar la salud, la dignidad y el bienestar de su población.

Nuevo muro subterráneo

Algo muy diferente piensa el Gobierno militarista de Netanyahu, el que a todas luces pretende lanzar un asalto final contra Hamas en Gaza.

Esta semana, el ejército israelí reveló que desde hace tres meses inició la construcción de un muro subterráneo en la frontera de Gaza.

El jefe de la operación, general Eyal Zamir, dijo que el proyecto incluye una barrera submarina y está dirigido a detectar y destruir los túneles construidos por Hamas.

El proyecto, que costará unos 833 millones de dólares, incluirá un muro de hormigón equipado con sensores y que alcanzará decenas de metros de profundidad en el suelo y estará a seis metros de altura sobre el nivel del suelo.

Zamir admitió que la barrera podría causar una escalada bélica, pero el ejército continuará construyéndola, incluso si Hamas decide ir a la guerra.

Entretanto, en la cúspide del calor de julio-agosto, los soldados de la reserva continuaron entrenando en la base de Tze’elim. Un batallón tras otro, una brigada tras otra, entrenaron para la posibilidad de la guerra en Gaza.

En el verano, los soldados israelíes en Tze’elim entrenan por la noche. En el día, duermen en grandes tiendas con aire acondicionado, erigidas recientemente en las dunas.

El responsable de prepararse para una guerra en Gaza es el brigadier general Sa’ar Tzur, un oficial de blindados, comandante de Tze’elim y de una división de reserva.

Israel admite su fracaso

La demolición por parte de Israel de los túneles gazetíes —sistema de defensa y de sobrevivencia ante los incesantes asaltos israelíes y el bloqueo—, fue solo parcialmente exitosa, menos de lo que el ejército sionista le dijo al público. Después de los 51 días, la operación Borde de Protección, de 2014, y todas las muertes y la destrucción que llevó a la Franja de Gaza, terminó para el régimen de Tel Aviv con una sombría sensación de estancamiento.

Israel causó un daño inmenso en la Franja, pero básicamente no cambió nada. El único logro que el ejército pudo reclamar fue la preservación de algún grado de disuasión, dijo el reportero militar de Haaretz.

«La mayoría de las divisiones del ejército entrenaron este año para un escenario de guerra en Gaza. Desde 2015 estamos en un programa de entrenamiento constante y bien planificado, lo que hace más fácil prepararse», admitió el general Tzur.

Las declaraciones de Tzur confirman que Netanyahu solo aguarda un pretexto derivado de la grave crisis de Gaza para desencadenar la masacre prevista por Levy, un ataque a un pueblo enjaulado, sin vías de escape o refugio.

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