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El Inukshuk de la 9na. Cumbre de las Américas está desorientado

Un símbolo de unidad que el anfitrión Estados Unidos se empeña en desacreditar

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Juventud Rebelde

En julio de 2020, y de manera virtual, pues la epidemia de COVID-19 hacía estragos en el mundo, se realizó la ceremonia de traspaso de la presidencia del proceso de las Cumbres de las Américas del Gobierno de Perú al de Estados Unidos, pero fue imposible realizar la 9na. Cumbre en el año 2021, porque el coronavirus persistía con nuevas variantes.

La formalidad ceremonial del traspaso consistió en entregar el Inukshuk, símbolo de los pueblos originarios Inuit, Inupiat, Kalaallit, Yupik, y otros de la región ártica de América del Norte, asumida por el proceso de las cumbres para representar «la orientación y la unidad de nuestros pueblos hacia metas comunes» y se supone que esa 9na. Cumbre que tendrá lugar en la ciudad californiana de Los Ángeles, del 6 al 10 de junio próximo, cumpla con ese postulado de unidad, pero nada más ajeno a los propósitos reales del país anfitrión.

El encuentro que prepara está manipulado y es excluyente desde su visión de cuáles son las Américas que se ajustan a sus intereses. Se conoce que al menos tres países no serán invitados, Cuba, Venezuela y Nicaragua y hay presiones para que el resto de las naciones del hemisferio den su aquiescencia a la exclusión, lo que no han logrado en todos los casos, como se puso de manifiesto de manera abierta por el presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador y por el primer ministro de Trinidad y Tobago, Keith Rowley, quien señaló que «eso planteará una dificultad para Caricom, porque nuestros principios en el trato con Cuba son bastante claros, no tenemos sanciones contra Cuba y no la consideramos como la encarnación del diablo», dijo a su regreso de una reunión reciente de esa organización en Barbados.

 «No reconocemos que haya un presidente Guaidó y las Naciones Unidas reconocieron que el Gobierno legítimo de Venezuela es el presidido por (Nicolás) Maduro, por lo que la cumbre (…) para funcionarios que no pertenecen al Gobierno es una dificultad», apuntó Rowley.

La falacia se cocina entre Washington y la OEA (Organización de Estados Americanos) con el lema de Construir un futuro sostenible, resiliente y equitativo, y aunque supuestamente tienen en agenda temas significativos en el contexto regional como la salud y la migración, parece que el tratamiento será superficial, a pesar de ser problemas críticos.

El canciller Bruno Rodríguez Parrilla, en una declaración denunció la intención estadounidense de excluir a Cuba de la reunión puntualizó que la participación cubana podría contribuir en temas de franca actualidad, como los relativos al enfrentamiento a la COVID-19 y la situación migratoria existente en la región.

Sacha Llorenti, secretario ejecutivo del ALBA-TCP (Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América-Tratado de Comercio de los Pueblos), a través de su cuenta en la red social Twitter, cuestionó los intereses hegemónicos de Estados Unidos en torno a la 9na. Cumbre de las Américas. «Es la Cumbre de las Américas, o es la Cumbre de los caprichos de Estados Unidos de América».

El miércoles se reunió el Grupo de Revisión de Implementación de las Cumbres de las Américas (GRIC), donde el secretario general de las OEA, Luis Almagro, desacreditado por su participación vinculante al golpe de Estado contra Evo Morales en Bolivia y el apoyo al régimen de facto de Jeanine Añez que reprimió violentamente al pueblo boliviano, resaltó que la 9na. Cumbre —en Los Ángeles en junio— «es una oportunidad para alcanzar consensos que permitan responder a las demandas de los ciudadanos de la región y fortalecer el Estado de Derecho».

El pasado 11 de abril, la secretaria de prensa de la Casa Blanca, Jan Psaki, dio a conocer a los asesores especiales del presidente Biden para la Cumbre de las Américas, el exsenador Christopher Dodd, de Connecticut, y la exrepresentante Debbie Mucarsel-Powell, de Florida.

En 2007, cuando Dodd aspiraba a la candidatura presidencial por el Partido Demócrata prometió levantar «el embargo» y las restricciones de viaje a Cuba, abrir la embajada en La Habana y clausurar la mal llamada TV Martí. No fue elegido como candidato, y por supuesto tampoco resultó Presidente, por lo que no pudo demostrar la validez real de sus promesas.

Esto recuerda que también Joseph Biden hizo promesas de revertir políticas de su antecesor Donald Trump y no ha movido un dedo para ello desde que se instaló en la Casa Blanca.

Mucarsel-Powell, nacida en Ecuador, fue una de las principales voces a favor de asegurar el Estatus de Protección Temporal en Estados Unidos a los venezolanos que abandonan la nación bolivariana.

Así van las cosas para esa Cumbre excluyente, nada multilateral y de espaldas a una democracia verdadera.

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