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Una nueva tramoya política trumpiana

Donald Trump, el expresidente que se niega a ser página controversial de historia pasada e insiste en revolver a la Casa Blanca

Autor:

Juana Carrasco Martín

Teatro bufo o circo, cualquiera le viene bien a las actuaciones de Donald Trump, el expresidente que se niega a ser página controversial de historia pasada e insiste en revolver a la Casa Blanca.

Este martes puede que sea arrestado por el proceso de Nueva York, donde el fiscal de distrito de Manhattan, Alvin Bragg, ha presentado su alegato ante un gran jurado que revisa un pago de 130 000 dólares a Stormy Daniels, estrella de «cine para adultos», antes de las elecciones presidenciales de 2016 y violando las regulaciones sobre financiamiento de campaña, pues significaría este y otros pagos, silenciar a mujeres que han dicho tuvieron amoríos con Trump.

O quizá la advertencia del ahora residente en Mar-a-Lago se trate de un juego fachoso de doble intención. Por un lado, mantenerse en titulares de los medios, una artimaña que le valió propaganda gratuita para sentarse en el sillón presidencial en 2016; y en la otra cara de la moneda lanzada al aire, sembrar el desbarajuste en sus fanáticos seguidores para que estos desequilibren al actual mandatario y al partido rival demócrata. En ambos casos, o por ambos, lograr la candidatura con la pretensión de mudarse otra vez a Washington D.C. en 2024.

En Truth Social, la red que se inventó y lanzó públicamente en Apple App Store el 21 de febrero de 2022, mediante Trump Media & Technology Group, removió el avispero trumpista contra las autoridades de Nueva York, cuando escribió: «¡Protesta, recupera nuestra nación!», lo que llevó de inmediato a pensar en el asalto al Capitolio realizado por la ultraderecha el 6 de enero de 2021, que puso en crisis a la «democracia» estadounidense.

Por supuesto, el alerta sirvió también para la respuesta del fiscal Bragg, quien dijo que la oficina no se echará atrás en la investigación ante el discurso amenazante de Trump: «No toleramos los intentos de intimidar a nuestra oficina o amenazar el estado de derecho en Nueva York», escribió.

Por si acaso, la policía de Nueva York monitorea la situación y se prepara con medidas de seguridad para cualquier brote de violencia si Trump es acusado y deba presentarse ante un tribunal de la Gran Manzana, donde parece ser uno de los gusanitos que pudren a la más famosa metrópoli de EE. UU.

Pero hay que reconocerle a Donald Trump  que le sabe al chanchullo, a la intriga, a los subterfugios. De algo tiene que ser maestro y en este caso pone al trumpismo una nariz por delante de los otros corredores en la pista de la politiquería estadounidense. Lástima de pueblo fuerte siempre engañado por cualquier maquinación política.

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