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Israel asalta hospital en Gaza y extiende ataques aéreos a Líbano

Las acciones militares de Israel tienen el sello de la desesperación. Sus partes militares no pueden ocultar el reflejo de una campaña difícil, costosa, y a fin de cuentas imposible de ganar

Autor:

Leonel Nodal

En otra demostración de desprecio a las gestiones destinadas a terminar la matanza de inocentes civiles palestinos y cortar la extensión de la guerra a países vecinos, soldados israelíes asaltaron este jueves el hospital Al Nasser de Khan Yunis, en Gaza, tras otro mortífero ataque aéreo al sur de Líbano.

El contralmirante israelí Daniel Hagari anunció que aviones de combate israelíes iniciaron el miércoles «una extensa ola de ataques en territorio libanés».

El bombardeo, considerado el más intenso contra el vecino país desde el inicio de la guerra de Gaza, mató al menos a tres combatientes de Hezbolá y siete civiles, entre ellos una mujer y cuatro niños.

Tel Aviv alegó que la acción fue una respuesta a un ataque matutino lanzado desde el Líbano contra una de sus bases militares, cercana a la ciudad de Safed, en el norte de Israel, en el que una mujer israelí murió y al menos ocho soldados resultaron heridos.

Las temerarias acciones militares ordenadas por el primer ministro israelí Benjamín Netanyahu y el rechazo de un alto al fuego, desoyendo fuertes críticas de opositores y advertencias de aliados occidentales, revelan el curso criminal de la coalición colonialista de la extrema derecha y los ultraortodoxos judíos que gobiernan el Estado sionista.

Semejante conducta tiene una causa decisiva en el respaldo irrestricto a Tel Aviv de la administración del presidente Joseph Biden.

A pesar de veladas críticas a su aliado, Biden se niega a condicionar el apoyo militar de Estados Unidos a cambio de una colaboración más activa para detener la guerra contra la Resistencia Palestina, que según admiten en Washington es imposible liquidar como pretende Netanyahu.

Las acciones militares de Israel tienen el sello de la desesperación. Sus partes militares no pueden ocultar el reflejo de una campaña difícil, costosa, y a fin de cuentas imposible de ganar a una milicia que resurge en los escombros de un territorio arrasado, del que ha sido expulsada y diezmada la población civil, más de dos millones de personas, arrinconadas ahora en la ciudad de Rafah, fronteriza con Egipto, a la que Netanyahu amenaza ahora también con ataques aéreos y terrestres al igual que hizo en el norte, centro y sur de la Franja.

Al amanecer de este jueves, el ejército israelí ha informó que efectivos de sus fuerzas especiales están operando en el interior del hospital Al Nasser, en Khan Yunis, al sur de Gaza.

Fotos y videos difundidos en las redes sociales confirmaron el violento ingreso de soldados fuertemente armados, volcando muebles y sacando de sus camas a los pacientes y sus familiares indefensos, en escenas apenas comparables con las de los nazis alemanes en sus temidas operaciones genocidas.

El hospital Al Nasser, el mayor centro de salud de los pocos que aún están a medio funcionamiento en la Franja, fue evacuado el miércoles y fuentes palestinas denuncian en las últimas horas que las tropas israelíes lo asaltaron y forzaron a parte de la gente refugiada en su interior a salir del edificio.

Mientras, Egipto, Qatar y EE. UU., los principales mediadores en el conflicto en Gaza, están esperando una respuesta de Israel a las propuestas del grupo islamista Hamás para una tregua y un canje de prisioneros, según fuentes de seguridad egipcias, tras finalizar el miércoles las más inmediatas conversaciones.

Sin embargo, el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, afirmó el miércoles no haber recibido ninguna propuesta nueva por parte de Hamás sobre la liberación de rehenes y calificó de «ridículas» las exigencias de la milicia islamista palestina.

Esta madrugada, los primeros ministros de Canadá, Australia y Nueva Zelanda, pidieron a Israel en un comunicado que no desencadene una ofensiva terrestre en Rafah, último refugio para más de un millón palestinos que han huido de la guerra.

Según el Ministerio de Salud de Gaza, cuando ya es el día 132 de la barbarie sionista, 28 663 palestinos habían muerto y 68 395 resultaron heridos en el actual genocidio.

El portavoz del Ministerio de Sanidad en Gaza, Ashraf al Quadra, dijo que los ocupantes convirtieron el hospital en un cuartel militar tras demoler su muro sur.

«Al amanecer de hoy (jueves) y bajo bombardeos», los soldados impusieron «por la fuerza» la evacuación de parte de desplazados y familiares del personal médico que permanecían en el centro, indicó.

También ordenaron a los equipos médicos el traslado de todos los pacientes, «incluidos los de cuidados intensivos y pediatría», a moverse a un edificio específico del centro médico, tarea casi imposible para enfermos que requieren respiración asistida.

Según Sanidad, entre los enfermos ingresados, «hay 273 pacientes que no pueden moverse», 18 de los cuales están en cuidados intensivos y 35 en diálisis.

Por otro lado el ex primer ministro y líder de la oposición israelí, Yair Lapid, criticó duramente al gobierno que –dijo— envió una delegación a las negociaciones de El Cairo para discutir una tregua en la Franja de Gaza como «oyente».

«Es inconcebible que el gobierno israelí llegue a las negociaciones en Egipto como sólo un oyente y se niegue a presentar la posición formulada por los profesionales debido a razones políticas», dijo.

Según informó Al Mayadeen, el Movimiento de Resistencia Hamás no fue informado de la reunión a cuatro bandas en la capital egipcia.

«La posición de Hamás no ha cambiado y todavía insiste en poner fin a la guerra, lo que Israel no ha aceptado», según dijo, la emisora pública de Israel KAN, que citó a un funcionario israelí anónimo, sin proporcionar más detalles.

A la reunión asistieron el director de la CIA, William Burns, el jefe de la inteligencia egipcia, Abbas Kamel, el primer ministro de Qatar, el jeque Mohammed bin Abdulrahman Al Thani, y el jefe de espías del Mossad, David Barne.

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