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Policías o turbas pro-sionistas en EE. UU. atacan a campamentos universitarios de solidaridad con Gaza

Cientos de policías antidisturbios de Nueva York entraron el martes en la noche a la Universidad de Columbia, para desalojar y detener a unos 300 participantes en la protesta contra el sionismo y la complicidad de los centros académicos y del gobierno de EE. UU. con el genocidio

Autor:

Juana Carrasco Martín

Casi 200 organizaciones progresistas ya han expresado su respaldo a los manifestantes estudiantiles que en decenas de Universidades de Estados Unidos han instalados campamentos de solidaridad con el pueblo palestino de la Gaza ocupada, arrasada y masacrada por Israel.

Pero al mismo tiempo cientos de policías antidisturbios de Nueva York, utilizando la noche de cobertura, entraron el martes a la Universidad de Columbia para desalojar y detener a unos 300 participantes en la protesta contra el sionismo y la complicidad de los centros académicos y del gobierno de EE. UU. con el genocidio.

El operativo policial realizado a instancias de las autoridades de la Universidad de Columbia, que pidieron que esa fuerza represiva permanezca en el recinto académico hasta el 17 de mayo, tuvo como justificación aportada por la administración universitaria que fue una decisión «para restaurar la seguridad y el orden en nuestra comunidad».

The Hill recordó que la acción policial contra los manifestantes se produce exactamente 58 años después de que la Universidad de Columbia llamara a la policía de Nueva York para disolver una ocupación similar del edificio Hamilton Hall en protesta por la guerra de Vietnam.

La guerra que tiene por escenario principal la Franja de Gaza ha movilizado desde su inicio a millones de estadounidenses y también ha aportado a la polarización del país que tiene en Israel a su principal y más fiel socio en el Medio Oriente, con una influencia notable en la política, a través de organizaciones pro-sionistas estadounidenses mediante donaciones a las campañas electorales que luego tienen respuesta favorable desde los espacios de poder, llámese la Casa Blanca, la Cámara de Representantes y el Senado, y los gobiernos estaduales.

Desde octubre pasado no ha habido día en que no se haya producido alguna acción de denuncia y protesta por el crimen que se está cometiendo contra Gaza. Activistas pacíficos llegan hasta las oficinas o los pasillos del Capitolio, sede de los legisladores, que supuestamente son sus representantes, y piden que dejen de financiar a las fuerzas militares sionistas, y entre esos manifestantes destacan judíos estadounidenses. Sin embargo, en una campaña desacreditadora se les llama «antisemita» y voceros del «terrorismo».

Coincidiendo con la respuesta represiva de la policía neoyorquina, que utilizó balas aturdidoras en su operativo en Columbia, una turba pro-israelí, hombres vestidos de negro y capuchas blancas, atacaron violentamente el campamento de solidaridad en la Universidad de California en Los Angeles (UCLA), también en la noche del martes. Lanzaron botes de gas, rociaron gas pimienta y arrojaron fuegos artificiales y ladrillos contra rl campamento», dijeron los organizadores.

La agresión de los sionistas provocó un enfrentamiento que duró horas, bajo la mirada consentidora de los guardias de seguridad de la UCLA y de la policía local.

La periodista de Los Angeles Times, Teresa Watanabe, informó que miembros de la mafia pro-israelí utilizaron un lenguaje explícitamente genocida mientras derribaban las barreras del campamento, gritando «¡Segunda Nakba!», en referencia al desplazamiento forzado de cientos de miles de palestinos de sus hogares y tierras en 1948, tal cual está sucediendo ahora en Gaza, desde hace casi siete meses.

Los organizadores del campamento de UCLA, que, como otros en campus de todo Estados Unidos, tiene como objetivo presionar a la universidad para que se deshaga de empresas que se benefician de la guerra de Israel en Gaza, dijeron en un comunicado que el ataque fue «un acto horrible y despreciable», de terror, y condenó a la universidad por no hacer nada para mantener seguros a los estudiantes; pero los administradores de UCLA consideraron el campamento "ilegal" y amenazaron a los participantes con la suspensión o expulsión, una actitud similar a la de las autoridades de Columbia.

En un comunicado, los manifetantes de UCLA denunciaron que los agentes de seguridad del campus abandonaron la escena de la violencia y «la seguridad externa que la universidad contrató como 'respaldo' observó, filmó y se rió mientras el peligro inmediato que se nos infligía aumentaba», aunque pidieron su ayuda.

La Universidad de la Florida fue otro de los focos de violencia en la jornada de martes y miércoles y la policía arrojó gases lacrimógenos contra los participantes en las protestas, al tiempo que realizó arrestos, tal y cómo ocurrió en la acampada a favor de Palestina en la Universidad de Texas.

En Estados Unidos, la policía de todo el país continúa reprimiendo a los estudiantes, y en los acontecimientos más recientes también destacan el allanamiento en la madrugada del martes del campamento instalado en los predios de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, donde arrestó al menos a 25 personas, mientras en la Universidad Politécnica Estatal de California en Humboldt cerraron el campus por el resto del semestre en un intento de acabar con la protesta.

Se estima que al menos mil estudiantes y profesores han sido detenidos y como las protestas estudiantiles contra el ataque israelí a Gaza siguen extendiéndose, también los gobernadores y la administración Biden continuarán dando una respuesta represiva, porque están alineados al crimen de guerra, al genocidio y la limpieza étnica que lleva a cabo el régimen de Benjamin Netanyahu.

Sin embargo, la ola de conciencia y justicia va llegando a otras latitudes y universitarios de Francia ya se incorporan a esta lucha pacífica por el derecho a la vida y a la existencia de un pueblo y de un Estado Palestino.

 

 

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