El extremista lobby judío de EE. UU. está perdiendo influencia. En la foto estudiantes de Minnesota se manifiestan a favor de palestina. Autor: Palestine Chronicle Publicado: 01/08/2025 | 10:38 am
El emisario del presidente Donald Trump para Oriente Medio, Steven Witkof, discutió el jueves con el primer ministro Benjamín Netanyahu una salida que frene el creciente repudio mundial a Israel por la catástrofe humanitaria creada en Gaza.
Witkof viajó directo desde Washington, en una clara misión de rescate político, ante la gravedad de una situación que compromete las ambiciones hegemónicas de Estados Unidos en la región.
Ante todo, porque salta a la vista el fracaso de la política genocida de Netanyahu de rendir por hambre a la Resistencia armada, que está siendo ejecutada por la coalición de extrema derecha y fanáticos ultraortodoxos israelíes, partidarios de la limpieza étnica, el desalojo y la anexión de Gaza y Cisjordania.
Trump despachó a su emisario apenas unas horas después de comprobar la ruptura de varios aliados de Washington —como Francia, Gran Bretaña, Canadá, Japón o Australia— con su política hacia Oriente Medio y su intento de marcar otras pautas para la solución del conflicto israelo-palestino, entre ellas el posible reconocimiento del Estado Palestino.
Tales divergencias y los bruscos cambios de enfoque revelan el impacto en sus respectivas sociedades del rechazo público a los abusos y crímenes sionistas en Gaza y Cisjordania.
Y, por supuesto, para algunos como Francia e Inglaterra, un deseo evidente de retomar espacios acaparados por Estados Unidos.
En realidad, lo primero que el emisario de Trump fue a comprobar en Israel es el alcance del fracaso de la ofensiva militar emprendida por Netanyahu desde mayo, cuando rompió el acuerdo con Hamás de proseguir negociando un alto al fuego permanente.
Según declaró a la prensa el Mayor General (retirado) israelí Giora Eiland, el enviado estadounidense Steven Witkoff concluyó que el plan de Netanyahu para Gaza es un fracaso y contradice los intereses estadounidenses. «Nunca habrá una victoria en Gaza», dijo, «solo la cuestión de qué precio pagaremos por una victoria es imposible».
En concordancia con su evaluación, el ejército israelí anunció el jueves que ha comenzado a reducir sus fuerzas en la Franja de Gaza, incluida la retirada de la 98ª División.
Según la Radio del Ejército israelí, la decisión sigue a la conclusión oficial de la operación Gideon Chariot, una ofensiva a gran escala lanzada a principios de mayo de 2025.
En los últimos días, se informa que brigadas de paracaidistas, comandos y blindados han sido retiradas del territorio gazatí.
La operación, presentada inicialmente como un esfuerzo decisivo para establecer un control militar y político pleno sobre Gaza, no logró alcanzar sus objetivos declarados. Así lo reconoció el Canal 13 de Israel, que informó que ninguno de los objetivos fijados por el Gabinete israelí al inicio de la campaña se había cumplido.
En Washington, el presidente Trump afirmó que «la manera más rápida de poner fin a la crisis humanitaria en Gaza es que Hamás se rinda y libere a los rehenes».
La declaración dejó perplejos a los analistas, que aguardan con recelo qué nuevas ofertas, presiones o amenazas llevó en cartera Witkof para frenar las críticas y acciones fuera del control de la Casa Blanca. En el plano interior tampoco tiene un ambiente favorable, incluso en el establishment.
Una nueva encuesta del Instituto Gallup muestra que el 60 por ciento de los estadounidenses desaprueba la actual operación militar de Israel en Gaza, mientras que el 52 por ciento tiene una opinión desfavorable del primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu.
Una votación de dos resoluciones presentadas ante el Senado el martes por Bernie Sanders, independiente por Vermont, para frenar la venta de bombas por valor de 675 millones de dólares, así como el envío de 20 000 rifles de asalto automáticos a Israel, dejó entrever el creciente descontento con la política de Netanyahu en la bancada demócrata.
No lograron la aprobación, pero 27 demócratas —más de la mitad de ese bloque— votaron a favor de la resolución que se aplicaba a los rifles de asalto, y 24 a favor de la que se aplicaba a la venta de bombas. Fue una cifra superior a cualquier otra iniciativa anterior de Sanders. Todos los republicanos lo rechazaron.
El primer ministro sueco instó a aumentar la presión económica sobre Israel congelando el componente comercial del acuerdo de asociación entre Israel y la Unión Europea. A su vez, Canadá pretende reconocer un Estado palestino en la ONU en septiembre, según declaró su primer ministro a la prensa, lo que ya han hecho con anterioridad Francia y Reino Unido.
Israel y Estados Unidos criticaron la decisión, y el presidente Trump afirmó que perjudicaría las relaciones comerciales de Canadá con Estados Unidos.
¿Hasta dónde y hasta cuándo seguirá esta guerra genocida?
El Ministerio de Salud de Gaza, dirigido por Hamás, informó que 111 palestinos murieron y 820 resultaron heridos por ataques israelíes en las últimas 24 horas, y añadió que 91 personas murieron mientras buscaban ayuda humanitaria.
Desde el 7 de octubre de 2023, Israel ha matado a 60 239 personas y herido a otras 146 894, la mayoría de las cuales son mujeres y niños.
Más de 1 000 palestinos que buscaban ayuda en o cerca de los sitios de distribución de ayuda han sido asesinados desde que se lanzó el GHF respaldado por Estados Unidos e Israel a fines de mayo. Ese es el resultado de la más reciente campaña y el uso del hambre como arma de presión.
Noventa y tres miembros demócratas de la Cámara de Representantes de Estados Unidos firmaron el 30 de julio una carta al Secretario de Estado norteamericano, Marco Rubio, exigiendo una investigación sobre la estructura de propiedad y el funcionamiento de la controvertida Fundación Humanitaria de Gaza (GHF).
Hay una grave crisis moral detrás está guerra.
Aunque parezca increíble, el editor jefe del diario judío The Times of Israel, David Horovitz, escribió hace pocas horas un análisis que se resume en el siguiente párrafo: «El gobierno de Netanyahu está tambaleándose militarmente en Gaza y alejando al mundo y a gran parte de Israel y la diáspora judía con su enfoque hacia los no combatientes de Gaza: su comida, su bienestar, su futuro».
La guerra de Netanyahu y sus aliados de extrema derecha y el supremacismo ultraortodoxo para sofocar la mayor rebelión Palestina contra el Apartheid sionista ha sacado a flote la verdadera naturaleza del conflicto y sus protagonistas.
«Durante las últimas tres generaciones —explica el profesor judío Daniel Blatman— Israel ha construido una identidad de víctima, que abarca desde los actos perpetrados durante el Holocausto hasta los de Hamás el 7 de octubre. Niega sus propios crímenes y, por lo tanto, vive en una realidad permanentemente distorsionada. Cualquier intento de hablar sobre los crímenes de Israel contra los palestinos se considera una amenaza no solo para la imagen de la nación, sino para su propia supervivencia. La narrativa defensiva se ha convertido en un pilar fundamental de la identidad nacional de Israel, y cualquier crítica a esta narrativa se enfrenta con la violencia institucional y pública que presenciamos hoy».