Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Cada minuto cuenta

Autor:

Ana María Domínguez Cruz

Sonia calló. No quiso que su única hija, residente en otro país, supiera de su tristeza. Sola fue a las consultas, a recibir tratamiento, a conversar con la sicóloga, a caminar por la orilla del mar. Sonia sabía que «el cangrejo se me coló dentro», pero se propuso ser fuerte sin que nadie lo imaginara.

En las noches se despertaba, sobresaltada. Tocaba su blusa, palpaba y se visualizaba diferente. Postergó la decisión, pero debía operarse. ¿Dejaría de ser mujer por ello? Sabía que no, pero es una elección de vida por encima de todo. Sonia fue incansable en su vida, y aún después.

La hija lloró el no saberlo a tiempo, pero siente orgullo por quien, ante todo, le enseñó a vivir. Irremediablemente hurga cada día en busca de un bulto o masa en la mama, un cambio de tamaño o forma, si tiene endurecimiento o hinchazón de una parte de los senos, irritación, hundimiento en la piel o secreciones del pezón, para en cualquier caso, detectar a tiempo lo que, genéticamente, puede tocarle.

En ello radica la clave ante el cáncer de mama, cuya incidencia y mortalidad es mayor en los países altamente desarrollados que en el resto, según refieren las investigaciones. La prevención y la detección temprana pueden ganar las batallas, en coherencia con la Estrategia Mundial de Control del Cáncer para reducir el número de casos y sus factores de riesgo, así como mejorar la calidad de vidade los pacientes y de sus familiares.

Cuba cuenta con un Programa Nacional de Control de Cáncer que conjuga el examen clínico de las mamas, el autoexamen y la mamografía. Radioterapia, quimioterapia, te rapia hormonal y terapia dirigida, son tratamientos que pueden manejarse ante un caso de este tipo, además de la cirugía, radical o conservadora.

Sin embargo, siempre vale la pena destacar que, más allá de los factores de riesgo propios de ser mujer, los estilos de vida insanos pueden incidir negativamente en la ocurrencia de este tipo de cáncer.

Cambiemos las estadísticas, cambiemos la mentalidad, cambiemos el sentido del amor por la vida. Defendamos nuestro derecho de ser, de estar, no callemos, aceptemos la ayuda que se nos ofrezca y sobre todo, pensemos que la plenitud del vivir no espera. Cada minuto cuenta.

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