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Cien candidatos para colonizar a Marte: ¿ciencia o locura?

Los 24 finalistas no podrán regresar a la Tierra; deberán vivir en pequeños hábitats, hallar agua, producir su oxígeno y cultivar sus propios alimentos

Autor:

Patricia Cáceres

Se trata de 39 americanos, 31 europeos, 16 asiáticos, siete africanos y siete de Oceanía. Así se compone el listado de los cien candidatos que podrían ser elegidos para viajar a Marte (sin retorno) en 2024, y convertirse en los primeros colonos del Planeta Rojo. Una hazaña que ha sido calificada por muchos como locura, y por otros como una esperanza para la humanidad.

Detrás de la iniciativa se encuentra la empresa holandesa privada MarsOne, fundada en 2011 por el Premio Nobel de Física Gerard ‘t Hooft y Bas Lansdorp, presidente ejecutivo. Si su plan tiene éxito, cuatro astronautas llegarían a su destino en 2025, seguidos de otros cinco grupos similares cada dos años, para un total de 24 colonos (12 hombres y 12 mujeres) que permanecerían allí hasta el día de su muerte.

Proceso de selección

Más de 200 000 personas oriundas de 140 países se habían inscrito para formar parte de esta primera ola de colonización. Un total de 1 058 fueron aceptadas para la segunda fase discriminatoria, según un comunicado de MarsOne.

Los requisitos para postularse eran tener entre 18 y 40 años, estar en buena forma física y ser conscientes de los posibles riesgos del proyecto.

Tras participar en entrevistas personales en línea con Norbert Kraft, jefe médico de la organización, fueron seleccionados 660 candidatos. Los aspirantes tuvieron oportunidad de mostrar su entendimiento de los riesgos que conllevará la misión, espíritu de equipo y su motivación.

Tras una tercera ronda de selección quedaron solamente 50 hombres y 50 mujeres. Según MarsOne, la elección ahora se enfocará en crear equipos que puedan superar todos los retos que involucra una colonia permanente en Marte.

Aunque no se ha revelado mucho al respecto, se sabe que los candidatos recibirán entrenamiento en una réplica de un campamento marciano. En esta última ronda deberán definirse los 24 eventuales colonos.

Se prevé comenzar este año el entrenamiento de la tripulación, y en 2018 enviar una misión no tripulada demostrativa. En 2020, un robot explorador similar al Curiosity viajaría para buscar el mejor lugar donde instalar la base, y en 2022 se transportarían las unidades que la conformarán. En 2024, la primera tripulación partiría desde la Tierra, llegaría a su destino en 2025. La segunda tripulación llegaría dos años después.

MarsOne evalúa el costp del primer vuelo en torno a 6 000 millones de dólares. Cada uno de los viajes posteriores costaría 4 000 millones.

Según ha explicado la empresa, la idea es financiar el grueso del proyecto con la venta de derechos de transmisión de un reality show que empezará a emitirse en Internet, el cual podría convertirse en el mayor evento mediático a escala global. También aceptan la ayuda de importantes patrocinadores e inversores.

Se ajustan detalles técnicos

Según explica la agencia EFE, dependiendo de la velocidad del lanzamiento, la alineación de ambos planetas y cuánto combustible se use para la travesía, un viaje desde la Tierra a Marte puede tomar entre 150 y 300 días.

MarsOne anunció que ya han firmado acuerdos con Lockheed Martin y Surrey Satellite Technology (SSTL) para el envío a Marte, en 2018, de «adelantados» robóticos que prepararán la colonización por los humanos.

La compañía Lockheed Martin fue la que diseñó, construyó y operó el robot Phoenix Mars que la NASA envió a Marte en 2007, en una misión de búsqueda de agua helada bajo el ártico marciano.

Pero el artefacto de MarsOne tendrá un brazo robótico capaz de recoger muestras de la superficie al igual que el Phoenix y una cámara para un registro visual continuo, así como la capacidad de hacer experimentos para la extracción de agua del suelo y demostrar el uso de paneles solares de película fina en el planeta.

La firma SSTL, por su parte, construirá el satélite de la misión, que se mantendrá en órbita sincrónica de Marte y proporcionará el enlace de banda ancha alta para transmitir los datos y las imágenes de video del robot a la Tierra.

Los viajeros tendrán que convivir en un espacio de 50 metros cuadrados que incluye recámaras, baños, sitios recreativos y para trabajo, y una zona de cultivo para productos de autoconsumo.

¿Cómo sería mudarse a Marte?

Marte es un gran desierto cuya atmósfera está constituida de dióxido de carbono y donde la temperatura es en promedio de -63 grados Celsius, recuerda la agencia de prensa AFP.

Los viajeros tendrán que soportar el ruido del transbordador y las máquinas durante todo el día y lograr convivir en un espacio de 50 metros cuadrados que incluye recámaras, baños, espacios recreativos y para trabajo, y una zona de cultivo para productos de autoconsumo, aunque se dispondrá de comida de emergencia.

Está previsto que la producción de agua potable se consiga mediante el hielo que contiene el suelo de Marte y que la de oxígeno se logre a partir de ese hielo mediante electrólisis, así como del nitrógeno existente en la atmósfera del planeta.

El asentamiento estará propulsado por paneles solares, concretamente con un modelo que se utiliza habitualmente en el sector y que son fáciles de transportar. La intención es crear un área de 3 000 metros cuadrados como fuente de energía.

Dudas sobre la colonización marciana

No son pocos los escépticos que han puesto en tela de juicio la factibilidad de la misión. Tal es el caso de investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), quienes opinan que está condenada al fracaso si la tecnología actual no sufre «mejoras dramáticas».

Los expertos que han llevado a cabo este trabajo, publicado en la revista Popular science, afirman que son varias las flaquezas del proyecto. La primera y más trascendental es el hecho de que los colonos podrían morir de hambre.

De acuerdo con cálculos del MIT, para que las personas permanezcan saludables tendrían que consumir 3 040 calorías diarias. Eso implica mantener una dieta equilibrada de granos, vegetales y harinas que, como han dicho los organizadores de MarsOne, se obtendrán de cultivos propios que sembrarán en 50 metros cuadrados.

La idea no parece descabellada, pero los cálculos de los ingenieros la dejan sin soporte. En realidad, dicen, si quieren lograr tal dieta, necesitarán un área de 200 metros cuadrados para la siembra.

Pero tal cantidad podría generar niveles peligrosos de oxígeno que superarían los umbrales de seguridad contra incendios. En caso de que eso ocurriese, indican, se necesitaría la introducción continua de nitrógeno para lograr un equilibrio. Y hasta el momento no hay una fuente inagotable ni tampoco una máquina capaz de reducir el oxígeno.

A estos problemas de alimentación se sumaría también el aterrizaje de las naves en el planeta, lo cual, según el astrónomo y divulgador científico del Observatorio Fabra Barcelona, Antonio Bernal, es muy complejo.

«La atmósfera de Marte es cien veces más tenue que la de la Tierra (similar a la que tiene nuestro planeta a 35 kilómetros de altura) y los científicos saben que en esa atmósfera no se puede abrir con rapidez un paracaídas del tamaño requerido por una nave tripulada», afirmó.

Además, piezas de repuesto y servicios de sustitución serán muy necesarios, un aspecto que puede presentar graves problemas debido a que se tardaría unos nueve meses en llevarlos desde la Tierra.

Pero el Presidente ejecutivo de MarsOne ha indicado que los investigadores del MIT utilizaron datos incorrectos e incompletos para su estudio.

Entre otras cosas, afirma que el problema de exceso de oxígeno es un ejemplo de alarmismo. Según ha explicado, hay equipos similares para quitar dióxido de carbono de la atmósfera que se han utilizado en el espacio durante años.

No obstante, Bas Lansdorp no tenía una solución para lo que denomina la cuestión más seria de las investigaciones: las piezas de recambio. «Están en lo correcto. El gran reto de MarsOne es mantener todo en marcha y funcionando, y los equipos y trajes de reparación en Marte son un problema que aún tenemos que resolver», reconoció.

«En este momento Marte parece algo difícil y cualquier intento más allá de este planeta parece casi imposible. Sin embargo, cuando ya estemos viviendo en Marte, todos los nuevos avances en nuestra exploración nos parecerán sencillos y cercanos», concluyó.

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