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La repatriación desde la nube

El futuro de las suscripciones digitales y de los servicios en la nube plantea la necesidad de repensar la relación con el consumo digital

 

Autor:

Yurisander Guevara

En un panorama tecnológico donde la nube se prometía como la solución definitiva, algunas empresas han descubierto que no siempre es la respuesta ideal. Con el tiempo, surgen cada vez más casos en los que las organizaciones han sobredimensionado sus necesidades, llevándolas a reconsiderar su enfoque hacia esta alternativa tecnológica.

Ese fenómeno, conocido como «repatriación desde la nube», ha estado en aumento en los últimos años. Se trata de un movimiento en el que las empresas abandonan plataformas como Azure o AWS para recuperar el control de sus recursos informáticos a nivel local.

También plantea desafíos para los usuarios a nivel del hogar, pues el modelo de suscripciones aleja la propiedad real sobre los activos digitales.

Uno de los casos más destacados de «repatriado tecnológico» es el de David Heinemeier Hansson, creador de empresas como Hey y Basecamp, quien ha abogado por este cambio. Además de permitir a su empresa ahorrar considerablemente, Heinemeier  Hansson está comprometido con facilitar este proceso a otras compañías.

Solamente una vez

Bajo la iniciativa ONCE (acrónimo que hace referencia al término en inglés «una vez»), la empresa 37signals propone un regreso a la filosofía del software tradicional. En lugar de optar por modelos de suscripción, ofrecen productos con licencia perpetua que los clientes pueden instalar y gestionar por sí mismos.

El primero de ellos, Campfire, ofrece características esenciales de un sistema de chat empresarial a un precio único, parecido al archiconocido Slack. Este enfoque busca simplificar la experiencia del usuario, evitando la sobrecarga de opciones.

Así lo explica el director ejecutivo de 37signals, Jason Fried, en el sitio web de ONCE: «antes pagabas una vez por el software, lo instalabas y lo ejecutabas. Ya fuera en el ordenador de alguien o en un servidor para todo el mundo, parecía que era tuyo. Y así era. Hoy en día, la mayoría del software es un servicio. No es propiedad tuya, sino que lo alquilas.

«El SaaS (software as a service) sigue teniendo sentido para muchos productos, pero su dominio se debilitará. La instalación y administración solían ser desesperadamente complicadas, pero la tecnología de autoalojamiento es ahora más sencilla y ha mejorado enormemente. Además, los departamentos de tecnologías de la información están ansiosos por volver a gestionar sus propios recursos, cansados de estar supeditados al reino de las nubes de las grandes tecnológicas».

A medida que las tecnologías de autohospedaje se vuelven más accesibles, montar y gestionar infraestructuras propias es también más sencillo. Sin embargo, es importante destacar que esta autonomía conlleva la responsabilidad de mantener la seguridad y la escalabilidad de manera adecuada.

Ese retorno a modelos de licencia perpetua refleja una tendencia emergente en la industria del software. Empresas como Kosmo, dedicada a la logística de entregas, exploran la posibilidad de adoptar este enfoque para ofrecer una alternativa más atractiva a sus clientes, como han declarado en la red social X, según reportes de Xataka.

La discusión entre modelos de suscripción y licencia perpetua demuestra que no hay una solución única para todas las empresas. La combinación de ambos enfoques puede ser clave para satisfacer las diversas necesidades del mercado actual. 

No es cuestión de tecnología

La cuestión, aclaro en primer lugar, no se trata de tecnología. Actualmente los servicios en la nube son muy eficientes y, digámoslo así, espectaculares. Con solo un dispositivo conectado a internet se puede acceder a todo sin necesidad de sobrecargar el equipo.

Entretanto, el auge de los teléfonos inteligentes y el aumento exponencial de la velocidad de transmisión de datos ha transformado la forma en que se consumen los servicios digitales, y en el mundo las suscripciones reinan y la propiedad se vuelve cada vez más efímera.

Pareciera que la era de la suscripción ha llegado para quedarse. Plataformas como Spotify, Netflix o Xbox Game Pass ofrecen acceso ilimitado a una vasta gama de contenidos por una tarifa mensual. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando se suman todas esas suscripciones? El costo acumulado puede resultar abrumador, especialmente si se considera que, al cancelar dichos servicios, el usuario pierde el acceso a ellos y no tendrá a su disposición las películas, canciones o juegos que disfrutó durante ese tiempo.

El cambio hacia modelos de suscripción no se limita al entretenimiento. Incluso herramientas de productividad como Office y Adobe Creative Cloud han adoptado ese enfoque, obligando a los usuarios a pagar una tarifa mensual por el acceso continuo. La transición plantea interrogantes sobre la verdadera conveniencia de estos modelos, especialmente cuando se trata de aplicaciones o servicios de uso ocasional.

Por otro lado, la comodidad de las suscripciones no está exenta de riesgos. A medida que más empresas adoptan este modelo, existe el peligro de una fragmentación del mercado, donde cada estudio de videojuegos o productor de contenido lance su propia plataforma de suscripción. Esto podría resultar en costos adicionales para los consumidores y una pérdida de centralización en la oferta.

Tomemos como ejemplo el caso Office. Microsoft anunció que están preparando la versión preliminar de Microsoft Office LTSC 2024 (Long-Term Servicing Channel), o lo que es lo mismo, una nueva versión de Office que será la sucesora de 2019. Tendrá versión empresarial y versión para usuarios finales, y un período de soporte de cinco años. Como ellos mismos destacan, Office 2024 proveerá una licencia perpetua por dispositivo, pero también insisten en que este es un producto especial que Microsoft se ha comprometido a mantener «para su uso en circunstancias excepcionales».

A pesar de que Office 2024 será una realidad, Microsoft asegura que el futuro del trabajo en un mundo potenciado por la inteligencia artificial está en la nube. Foto: Xataka

La empresa tecnológica con sede en Redmond, Estados Unidos, deja claro que «el futuro del trabajo en un mundo potenciado por la inteligencia artificial está en la nube». Office 2016 y 2019 dejarán de tener soporte en octubre de 2025, pero Microsoft explica que cuando se requiere «una solución congelada en el tiempo y desconectada», se compromete a ofrecerla. De ahí que Office 2024 estará disponible para Windows 10, Windows 11 y macOS, y habrá versiones tanto de 32 como de 64 bits.

En última instancia, el futuro de las suscripciones digitales y de los servicios en la nube plantea la necesidad de repensar la relación con el consumo digital. Con el panorama actual, la respuesta puede no ser tan clara como parece.

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