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¡Buen provecho!

La actividad sexual es un ejercicio integral magnífico: ayuda a controlar la obesidad, disminuye la ansiedad que compulsa a una ingesta arbitraria de alimentos y espanta emociones negativas que dañan el hígado y el duodeno, como la ira recurrente, el miedo y la envidia malsana

 

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Tu cuerpo es tu templo. Mantenlo puro y limpio para que tu alma lo habite.
B. K. S. Iyengar

Una lectora joven llama para preguntar, muy apenada, si de verdad el sexo ayuda a un mejor funcionamiento del sistema digestivo. En su familia, dice, hay «tradición» de alergias alimentarias, estreñimiento, trastornos de peso, acidez… «Solo una tía escapa, y la muy pícara dice que es porque tiene una vida sexual favorable, pero creo que es para justificarse».

Sin importar el estilo de vida de su tía o sus motivaciones, tiene razón en cuanto al efecto de la actividad sexual en la respuesta del organismo a procesos digestivos, desde la ingestión de alimentos hasta la evacuación final.   

La actividad sexual es un ejercicio integral magnífico, mejor aún si somos conscientes del intercambio emocional, energético y cultural que representa, no solo físico. Por eso ayuda a controlar la obesidad; disminuye la ansiedad que compulsa a una ingesta arbitraria de alimentos y espanta emociones negativas que dañan el hígado y el duodeno, como la ira recurrente, el miedo y la envidia malsana.

Claro que por sí solo el sexo no resuelve los problemas. La medicina moderna y sistemas tradicionales como el Ayurveda insisten en la importancia de regular horarios de ejercicio y alimentación, hacer pausas en faenas sedentarias (como estar muchas horas frente a una pantalla, manejar vehículos o equipos estacionarios, coser…) y compensar el estrés social con actividades placenteras en la intimidad.

Buena autoestima y motivación amorosa son magníficos acicates para lograrlo, gracias a esa «ducha» de neurotransmisores que afianzan el interés por la vida y un bienestar contagioso, de los que hablamos en las páginas de abril.

Mejora el final

Para el estreñimiento (también llamado constipación), se recomiendan posturas sexuales específicas que activan el riego sanguíneo y fortalecen músculos en la zona baja del cuerpo, además de acelerar la producción de químicos que facilitan el tránsito por los intestinos, con ayuda de la gravedad.

Se destacan las posturas conocidas como la Hamaca (agacharse encima de la pareja acostada) o la Amazona (una «cabalgata» a horcajadas rodeando con las piernas las caderas del yacente); el típico Misionero y su variante Cruz inversa (la persona debajo es quien cierra las piernas); y para juegos por tu cuenta, el Trono (sentarse en una silla, el borde de la cama o el baño) para que el abdomen se contraiga de modo natural.

Un estudio de la universidad de Yale indica que el estreñimiento puede ser causado por el herpes simple, una ITS muy común y sin tratamiento definitivo hasta el momento, solo paliativo. Por tanto, si la dificultad para evacuar persiste, no es mala idea pedir un chequeo integral para descartarlo.

Otros consejos imprescindibles para lograr evacuaciones eficientes son tomar abundante agua, buscar regularidad en el horario y no aguantar las ganas de ir al baño, hábitos que deben inculcarse después que el bebé controle los esfínteres, para no interferir en la madurez de su cerebro.

Espejos y complejos

Otras manifestaciones de la relación entre digestión y sexualidad no muestran una cara feliz. Cada año se reportan en el mundo decenas de miles de adolescentes con bulimia o anorexia, y altísimas tasas de obesidad en todas las edades asociadas a problemas para relacionarse socialmente que llevan a comer de forma compulsiva.

Quien no logra balancear lo que lleva a su boca daña su imagen y su metabolismo. Esta conducta refleja un escaso amor propio, tal vez un duelo íntimo o algún tipo de violencia doméstica o social que no se sabe gestionar.

En todo caso esa compulsión atenta contra su vida sexual presente y futura de muchas maneras en un ciclo vicioso que pudiera cortarse con voluntad y apoyo, pero el miedo a la repulsa ajena les dificulta actuar, por lo que a esas personas les vendría bien el acompañamiento familiar o de las amistades para aceptar que necesitan ayuda externa profesional. 

En biodescodificación, variante holística de diagnóstico y terapia que ha ido ganando terreno en la última década, se cuentan entre las posibles causas de trastornos digestivos el hábito de «rumiar» desacuerdos interpersonales, la pulsión de controlar todo y las actitudes amargadas que se derivan de una soledad involuntaria o mal procesada emocionalmente. En próximas páginas abundaremos sobre esta interpretación del vínculo entre procesos emocionales, enfermedades y salud sexual y reproductiva.  

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