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Errores durante el noviazgo (II y final)

Por contradictorio que parezca, quererte mucho y pensar por ti fomenta relaciones de mayor intimidad emocional, con un equilibrio entre el dar y el recibir en lo emocional, lo material, lo erótico… Otros modos de relacionarse pueden ser tóxicos e improductivos a largo plazo

Autor:

Mileyda Menéndez

Si buscas amor verdadero, renuncia a los amores mediocres que te encuentres.

                               Paulo Coelho

¿Importa más el tiempo o la intensidad del noviazgo?, pregunta un adolescente a propósito del tema sobre el que reflexionamos la semana pasada. En lo personal creo que ambos elementos son complementarios: no es posible alcanzar en una semana el conocimiento profundo de un individuo que está construyendo su personalidad, pero tampoco es una garantía acumular años de relación si no somos sinceros mutuamente, o no exploramos todas las áreas que pondrá a prueba la futura convivencia, incluido el erotismo (con o sin coito, a voluntad de ambos).

En el libro Intimidad emocional y pareja, la sicóloga María Elena Real Becerra insiste en el valor de «estar para el otro» de manera emocional, no solo con presencia física: de comprometerse y estar pendiente de sus necesidades.

Para lograr ese nivel de entrega es necesario que cada ente en la pareja mantenga una buena autoestima. «Para darse a otro, primero uno tiene que aprender a valorarse y a darse a uno mismo», puntualiza. Con miedo a ser quien soy y aceptarme, ¿cómo puedo aceptar quién es y lo que ofrece?

Si ves el noviazgo como fuente de estabilidad y felicidad, pones en el otro demasiadas expectativas que buscan dar sentido a tu persona, lo cual se traduce en exigencias que en realidad cada quien debería resolver por su cuenta.

Eso genera conflictos, porque es difícil gestionar la autoestima de otra persona, insiste Real. «Cuando se tiene una pareja, la posibilidad de sentirse querido, amado, apreciado y tomado en cuenta aumenta nuestro bienestar, pero no necesariamente la autoestima (…) Cuando se ha trabajado la autoestima, la vida en pareja se enriquece y no se exige una compensación de tipo emocional».

Por contradictorio que parezca, quererte mucho y pensar por ti fomenta relaciones de mayor intimidad emocional, con un equilibrio entre el dar y el recibir en lo emocional, lo material, lo erótico… Otros modos de relacionarse pueden ser tóxicos e improductivos a largo plazo.

Identifica y rectifica

Explica Real, vicepresidenta de la Socumes (Sociedad Cubana Multidisciplinaria para los Estudios de Sexualidad), que un noviazgo puede resultar destructivo por varias causas.

La primera es una relación basada en atributos físicos, y lo sabes porque sientes que quieres menos a tu pareja cuando cambia de peinado o usa ropa que no te agrada; o te entusiasma demasiado lucir ante otros su belleza; o evitas la vergüenza de ser visto en su compañía porque su imagen no te parece favorable. Pregúntate: ¿si tu novio o novia sufriera un accidente que le produjera una irreparable marca, tu amor se terminaría?

La segunda causa de toxicidad es una gran impaciencia sexual. «¿Tienes constantes deseos de besar, abrazar, sentir la cercanía de otro cuerpo cálido? ¿No concibes una cita en la que tu pareja y tú solo hablen o convivan? ¿La razón principal y única de estar juntos es encenderse con besos y caricias? (…) Una señal inequívoca de que se trata de un apasionamiento, es la urgencia de caminar aprisa en el aspecto erótico».

La tercera causa son los celos excesivos y la intención de control. ¿Dónde anduviste ayer?, ¿por qué no me llamaste?, ¿con quién hablabas en la calle?, son preguntas típicas de una persona que se siente dueña de la otra. El verdadero amor no requiere control, no asfixia, no quita libertad, alerta la experta. Ni siquiera tras el matrimonio. 

Si tu noviazgo va rápido y lleno de emociones encontradas, si surgió como una explosión, si se basa en el fuego corporal y exige una constante confirmación; si no sientes la seguridad de que te aman… haz una pausa para reflexionar.

Cuando la relación actúa como un narcótico, te impide tener una visión objetiva. A veces crees que esa es la persona adecuada y no es así. Es fácil confundirse porque las series juveniles ponen mucho énfasis en «amores épicos», cargados de turbulencias, como si fueran la meta de tu vida, cuando en realidad son una fuente de sufrimiento.

«El amor real no lleva prisa y está basado en el conocimiento profundo de la otra persona; en la aceptación de sus virtudes y defectos. Tal vez, si conocieras en verdad a tu novia o novio, te darías cuenta de que no le amas, o que, por el contrario, has escogido bien a la persona con quien compartirás tu amor», reflexiona Real.

Pero si no te quieren, si tu realización personal se ve obstaculizada o se perjudican tus principios, ese «amor» ha perdido su sentido vital, y necesitas terminarlo. ¿Qué no podemos desenamorarnos a voluntad? Es cierto… pero podemos «dejar de magnificar el amor y alejarnos de una relación afectiva destructiva». Procura que tu sufrimiento sea útil, lúcido, y logres decir : «Te amo, pero te dejo».

Si el «amor verdadero» no tiene límites intrínsecos, en las relaciones de carne y hueso habrá que ponérselos, enfatiza la autora, y aclara: «Esto no implica amar menos, sino amar de una manera realista y decorosa».

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