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Escándalo en Estados Unidos por sobornos para ingresar a universidades de elite

Entre las más de 50 personas acusadas este martes por el Departamento de Justicia de ese país están las actrices Felicity Huffman, conocida por la serie Esposas desesperadas  y Lori Loughlin, una de las actrices de Full House

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Juventud Rebelde

El escándalo relacionado con una red de sobornos millonarios de familias adineradas para facilitar el acceso de sus hijos a prestigiosas universidades ocupa hoy primeras planas en medios de prensa de Estados Unidos, informa PL. 

El diario The Hill reseñó las declaraciones al respecto ofrecidas por el fiscal general de Massachusetts, Andrew Lelling, quien aseguró que 'se trata del mayor fraude de este tipo nunca perseguido por el Departamento de Justicia', el cual implica a instituciones como Yale, Georgetown o Stanford.

Lelling señaló que se han presentado cargos formales contra medio centenar de personas, incluidas responsables de las entidades, supervisores de exámenes, padres y entrenadores.

«Desde comienzos de 2011, y de manera continuada hasta el presente, los acusados -principalmente individuos cuyos hijos estaban aplicando para entrar en la universidad- conspiraron con otros para usar sobornos u otras formas de fraude para facilitar la admisión de sus hijos a universidades», indicó el jurista.

Sin embargo, según se constató, los estudiantes no eran conscientes de que habían accedido como resultado de los pagos.

En total, los acusados pagaron un total de 25 millones de dólares.

De acuerdo con BBC, entre las más de 50 personas acusadas este martes por el Departamento de Justicia de ese país están las actrices Felicity Huffman, conocida por la serie Esposas desesperadas y Lori Loughlin, una de las actrices de Full House.

En el caso de Loughlin y su esposo, el diseñador de moda Mossimo Giannulli, dieron 500 000 dólares a cambio de que sus dos hijas fuesen aceptadas en el equipo de remo de la Universidad del Sur de California, pese al hecho de que no practicaban ese deporte, y así facilitar su admisión.

Otros padres pagaron para presentar exámenes falseados de sus hijos y obtener así calificaciones más altas con el objetivo de ingresar en esos centros educativos.

Yale, Stanford, Georgetown, la Universidad de Texas, la del Sur de California, la de Wake Forest o la de California en Los Ángeles son solo algunas de las instituciones salpicadas por el esquema, aunque las autoridades descartaron que las escuelas institucionalmente tuvieran alguna participación.

Los fraudes ocurrían de dos formas diferentes, de acuerdo con los investigadores: se creaban sofisticadas estrategias para hacer fraude en los exámenes de ingreso, y se sobornaban a entrenadores deportivos para que admitieran en la universidad a jóvenes que no tenían las aptitudes adecuadas como atletas.

En una conferencia de prensa este martes, el FBI alegó que el esquema de fraude abarcó todo el país y se extendió desde 2011 hasta febrero pasado.

¿Cómo operaban los sobornos?

Los mecanismos de soborno se aprovecharon de un hecho poco conocido por muchos fuera de Estados Unidos y es que a las universidades de élite de ese país no solo se ingresa por un alto desempeño académico, sino también por cualidades deportivas relevantes.

La mayoría de centros de estudio realizan competencias deportivas entre ellos, para las que necesita estudiantes con ciertas condiciones atléticas.

En estos casos, muchas veces son los entrenadores los que determinan el ingreso de los aspirantes.

 

Las universidades requieren estudiantes con aptitudes deportivas para sus competencias.

Las operaciones conllevaban, además, que se crearan supuestos expedientes atléticos de los estudiantes en el que se alteraban las fotografías con el cuerpo de deportistas tomadas de internet.

¿Por qué el esquema trasciende las universidades?

Según explicaron los investigadores, el mecanismo de fraude trasciende el escándalo educativo y señalaron a otros delitos como lavado de dinero y evasión de impuestos.

Y es que según el FBI, uno de los implicados utilizaba su organización sin fines de lucro para que los pagos de los padres aparecieran como «donaciones caritativas», lo que implica que pueden ser después deducidas de impuestos.

De ahí que el Servicio de Impuestos Internos de Estados Unidos también participó en la investigación y alegó que levantará cargos contra los acusados.

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