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Nuevas mentiras y fracasos del bilioso Bolton

 El asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos irá este miércoles a Miami para hablarle a la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos, donde además anunciará nuevas medidas contra Cuba

 

Autor:

Juana Carrasco Martín

Guerra anunciada no mata soldados, y en Cuba, acosada y agredida desde el mismo triunfo de la Revolución hace 60 años, vivimos en alerta permanente, mucho más frente a una administración que está redoblando esfuerzos para intentar doblegar al pueblo insumiso.

John Bolton, el asesor de Seguridad Nacional de Estados Unidos, irá este miércoles a Miami para hablarle a la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos. No pudo escoger peor día, porque si bien se ganará la ovación de los mercenarios derrotados, luego de que les anuncie nuevas medidas contra Cuba, a estos les será amargo el recordatorio de aquel 17 de abril de 1961.

Entonces desembarcaron por las playas de la Ciénaga de Zapata en zafarrancho de combate contra la humilde población cenaguera para, apenas dos días y un poquito después, convertirse en «cocineros» de la invasión, desalentados legionarios de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la política agresora e intervencionista de la Casa Blanca, derrotados por milicianos y rebeldes barbudos convertidos ya en Fuerzas Armadas Revolucionarias.

Bolton, al que le viene bien aquello de «perro huevero aunque le quemen el hocico», azuza a esa claque de dinosaurios y se abraza con los nuevos de la pandilla monroísta y macartista, recrudece la hostilidad y apuntala el chantaje, para protagonizar otro contrasentido de la historia.

Como tenemos memoria, no está de más rebobinar recuerdos: en mayo de 2002, ante una sorprendida audiencia en uno de los think tank ultraconservadores de EE. UU., la Heritage Foundation, el entonces subsecretario de Estado de George W. Bush, el hijo, señaló: «Hacemos un llamamiento a Cuba para que cese su cooperación en materia de guerra biológica con países rebeldes y para que cumpla con sus obligaciones bajo los acuerdos de la Convención de Armas Biológicas».

El mentiroso consetudinario, aunque en aquel momento no identificó a los países «rebeldes», sí mencionó los viajes de Fidel a Siria, Libia e Irak, países que el Departamento de Estado incluía en la lista de los Estados que cooperan o fomentan el terrorismo.

Fidel desenmascaró la patraña de una vez por todas, cuando invitó al expresidente Jimmy Carter a visitar Cuba, y sin límite alguno entrar a los centros de investigación a los que Bolton y la administración bushista acusaba de producir armas biológicas. Carter desmintió categóricamente la calumnia anticubana.

En esa lista de Estados terroristas, este cuatrero de la banda trumpiana e Hijo Predilecto de la Casa Blanca y de los anticubanos de Miami, quiere incluir nuevamente a Cuba.

Por eso, se autodivulgó en Twitter en estos términos: «Me complace anunciar que me uniré a la Asociación de Veteranos de Bahía de Cochinos el 17 de abril en Miami para hacer comentarios sobre los importantes pasos que está tomando la Administración para enfrentar las amenazas de seguridad relacionadas con Cuba, Venezuela y la crisis democrática en Nicaragua».

Para el miércoles, John Bolton podrá anunciar nuevas medidas punitivas contra Cuba. Por ejemplo, reincorporarnos a la lista de los países que patrocinan el terrorismo, aunque no tengan la más mínima prueba de tamaña acusación; disminuir los límites de gastos que pueden hacer los viajeros estadounidenses a los que el Departamento de Estado les permite venir a la Isla —sin importarle que prohibir el derecho de los estadounidenses a visitar Cuba viola su propia Constitución—; sancionar a funcionarios cubanos que apoyen a Maduro en Venezuela; poner en vigor de manera total el Título III de la Ley Helms-Burton, aunque afecte las relaciones económicas de EE. UU., incluso con algunos de sus socios europeos; y quien sabe cuáles engendros más. 

John Bolton tiene imaginación y mala leche como para ampliar esa lista. Estaría satisfecho si pudiera cortar las operaciones de aerolíneas, cruceros, compañías hoteleras y empresas de viajes, aunque no hay que ser gurú de la política internacional para pronosticarle el fracaso como resultado final. La mayoría del pueblo de Estados Unidos, incluidos los que residen en el estado de la Florida y también la mayoría de los cubanos residentes en ese país, se oponen al bloqueo económico, y quisieran una política de convivencia civilizada.

No sabemos en cuáles términos vulgares se expresará ahora el bilioso, pero queda claro que están rechazados con anticipación.

Recuerden: 17 de abril, una nueva derrota mercenaria y del imperialismo está a las puertas.

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