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Sacudión económico en EE.UU...y sus réplicas mundiales

Autor:

Juana Carrasco Martín
Nada del otro mundo, todo corresponde a este, que se ve sacudido en sus cimientos económicos, por no hablar de los sociales. Una simple relación de titulares o encabezamientos noticiosos de este miércoles 21 de noviembre de 2007 lo confirma.

«En Wall Street, el promedio industrial del Dow Jones bajó más de 175 puntos en las primeras horas de contratación», así rezaba la información de la agencia AP sobre la Bolsa de valores de Nueva York, la más importante del mundo.

Desde Buenos Aires, antípoda en latitud, Reuters reportaba: «Los altos precios del petróleo y el temor a que se extienda la crisis crediticia en Estados Unidos sacudían el miércoles a las bolsas de América Latina y de todo el mundo, que esperan nuevos datos sobre la mayor economía mundial para decidir sus movimientos».

Cerraron a la baja los mercados bursátiles de Londres, Tokio, Francfort, París, Madrid, Sao Paulo, México, Buenos Aires y Santiago de Chile.

De vuelta a Nueva York, la agencia británica decía: «La confianza del consumidor estadounidense cayó en noviembre a su nivel más bajo en dos años, debido a preocupaciones por la pérdida de empleo y los altos precios de los servicios y alimentos básicos, mostró el miércoles un informe». Se refería al sondeo de la Universidad de Michigan que dio como cifra final de noviembre sobre la confianza del consumidor 76,1, por debajo de la de octubre: 80.9.

Mientras tanto, en Washington, según AFP, «el secretario del Tesoro estadounidense Henry Paulson declaró que prevé un agravamiento de la crisis de préstamos inmobiliarios a riesgo (subprime) en 2008». Lo expresó en una entrevista publicada en la edición en Internet del Wall Street Journal: «Cerca del diez por ciento de los préstamos otorgados en 2005 terminarán en cesación de pagos (...) La naturaleza del problema será netamente más importante el año próximo porque los préstamos hipotecarios de 2006 fueron otorgados con criterios menos exigentes, sin amortización y sin aporte inicial». Los profesionales del sector deben actuar «para controlar el proceso», pidió el secretario del Tesoro.

No podía faltar el criterio del Fondo Monetario Internacional (FMI), cuyo pronóstico este miércoles no era halagüeño, pues la versión de PL advertía: «los países de la eurozona sufrirán también una desaceleración económica en 2008 debido a la crisis de los créditos hipotecarios de riesgo en EE.UU.», así que el FMI le recomendó al Banco Central Europeo «no aumentar por ahora sus tasas de interés».

A ese augurio se acercó Reuters en Londres, donde apuntó que «la actividad económica global se enfriará más de lo estimado el año que viene, ante lo cual los bancos centrales de EE.UU. y Gran Bretaña reaccionarán recortando las tasas de interés en los próximos meses».

Se trata del sondeo hecho por esa agencia entre cerca de 200 economistas, del 15 al 21 de noviembre, el cual mostró que «menos expertos creen que la economía global pueda resistir las persistentes turbulencias en los mercados de crédito».

Japón puede enfrentar una situación similar a la europea y por los mismos motivos. La turbulencia se expande como un tsunami.

Todas estas proyecciones ocurren cuando el barril del crudo acaba de llegar a 99 (aunque luego bajó a 97,99) y el dólar se cotizó en un mínimo histórico contra el euro: 1,4856 y cayó igualmente con 108,27 yenes, mostrando debilidad en la canasta de divisas.

Por supuesto, las preocupaciones por los precios récord del petróleo están impactando tanto a las empresas minoristas, como a las grandes manufactureras.

Se insiste en una posible recesión de la economía estadounidense en los próximos 12 meses, ante la incapacidad de recuperarse de la desaceleración que tiene origen en los problemas del sector inmobiliario y, además, sale a relucir una palabra temida por el hombre y la mujer comunes por el aumento de precios que trae a cuestas: inflación. Sobre todo serán un dolor de cabeza en EE.UU. y en Gran Bretaña, decía el comentario de una agencia, los aumentos en los precios de los alimentos.

¿Qué dejar entonces para países menos favorecidos por la fortuna, si al leer estas noticias se avizora que está incubando, prácticamente, una pandemia económica?

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