Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Tres tigres en apuros

Autor:

Lázaro Fariñas

El cubanoamericano David Rivera, ex representante federal, está tan perdido que ahora lo andan buscando «hasta en los centros espirituales» de la ciudad. Riverita, como cariñosamente lo llamaban sus antiguos amigos y aliados, perdió las elecciones en noviembre pasado, y desde ese mismo momento se ha convertido en un fantasma que no aparece por ningún lugar. Sus compinches de ayer hacen sus reuniones políticas y ni siquiera lo llaman para que vaya, aunque sea como invitado de tercera clase. El hombre, que no pasaba un día sin tratar de hacerle daño al pueblo cubano, se ha convertido en un apestado político y social.

No es el caso de Lincoln Díaz-Balart, quien es asiduo a cuanto jolgorio inventan los ultraderechistas cubanoamericanos de Miami. Díaz-Balart, que por razones misteriosas dejó el Capitolio, a cada rato sale en los noticieros dando sus ridículas opiniones o aparece en algún programa radial desbarrando contra Cuba y su pueblo. Pero Riverita no. Riverita parece estar huyéndole a todos los problemas legales que están explotándole constantemente y los cuales, más temprano que tarde, van a llevar sus huesos a una prisión federal.

Además de los otros escándalos en los que se ha visto envuelto en los últimos tiempos, desde hace unos meses ha estado hundiéndose en aguas muy, muy calientes. Resulta que el malandro de Rivera le organizó y le pagó una campaña electoral a un desconocido para que se enfrentara a su rival, Joe García, en las primarias del Partido Demócrata.

Decenas de miles de dólares, provenientes de las arcas del ex representante, sirvieron para pagar la propaganda política del rival de García. Rivera buscaba la derrota de García para que este no fuera su contrincante en las elecciones generales. El tiro le salió por la culata, ya que no solamente su candidato perdió y García terminó derrotándolo en los comicios del pasado noviembre, sino que también salieron a la luz pública sus nexos con el candidato inventado y las autoridades federales empezaron a investigar y a llevar el caso a las cortes. El desconocido terminó enfrentándose a la justicia, y ya se declaró culpable de recibir fondos ilegales para su campaña.

Pero todo no quedó ahí. El hombre está cooperando con las autoridades para buscar una rebaja en su sentencia. Para esta fecha, imagino que ya tiene que haber revelado la fuente que le suministró miles y miles de dólares en billetes de a cien. Todo hace pensar que no hay momento fijo para que David Rivera, el hombre de las leyes absurdas, estúpidas y criminales contra Cuba, sea llamado a las oficinas del FBI para hacer el cuento de la buena pipa.

Van tres legisladores anticubanos que salen del ruedo: Mel Martínez y Lincoln Díaz-Balart primero, y ahora David Rivera. De este último se saben las razones y fue porque perdió las elecciones, pero los otros dos personajes se retiraron y no volvieron a postularse. ¿Por qué razón? Aunque han corrido varias versiones y se han hecho muchas especulaciones, son muy pocos lo que conocen por qué dos legisladores jóvenes, en un país en que estos se retiran cuando ya no pueden caminar, han dejado puestos que les garantizaban un gran poder político, enormes influencias, estatus social y, además, una muy buena cantidad de dinero por concepto de salario.

Aunque en términos populares desconocemos quién vino primero, si el huevo o la gallina, en el caso del origen de la política agresiva de Estados Unidos contra Cuba sí se sabe que no se debe a la importancia que puedan haber tenido estos personajes en el desarrollo de esa actitud de hostilidad. En este caso, sí se sabe quién vino primero.

Lo bueno de todo esto es que el pueblo cubano se libró de tres enemigos acérrimos. Lo malo es que los sustituyen lobos de la misma camada.

Otro que también está en candela, aparte de Riverita, es el senador cubanoamericano Bob Menéndez. Pero ese es otro caso.

Estos tres tristes tigres, que en los últimos tiempos han salido de la escena política norteamericana, pasarán a la historia como verdaderos imitadores de los voluntarios de la Cuba colonial, aquellos que hicieron lo imposible para que Cuba no se liberara de España. Estos, al igual que aquellos, han hecho todo lo posible para que Cuba no sea lo que es ahora, un país independiente y soberano.

*Periodista cubano radicado en Miami

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