Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Un Código a la esperanza

Autor:

Rosmery Pineda Mirabal

 

El nuevo Código de la Niñez, Adolescencias y Juventudes, aprobado recientemente por la Asamblea Nacional del Poder Popular después de realizar un sistema de consultas que incluyó a más de 800 000 participantes, emerge no solo como un proyecto legislativo, sino como un compromiso histórico con el futuro de la nación.

Cuba, reconocida internacionalmente por su sistema de protección a las nuevas generaciones —avalado por indicadores como una tasa de mortalidad infantil entre las más bajas de América— enfrenta actualmente realidades sociales complejas que exigen también de esa respuesta jurídica renovada.

Este paso de avance que ha dado nuestro país es una materialización jurídica del principio martiano de que «los niños son la esperanza del mundo», integrando su esencia humanista en su estructura legal.

Y es que el Código rompe con visiones paternalistas al reconocer a estos grupos etarios como actores sociales con voz propia, en línea con el pensamiento del Apóstol que les otorga dignidad y enaltece su capacidad transformadora de cara al futuro.

Aunque, de entre las tantas virtudes del documento, resalta su potencial unificador, al disponer en un solo cuerpo legal las garantías para tres etapas vitales (niñez, adolescencia, juventud), fortaleciendo la coordinación institucional y evitando vacíos de protección.

A su vez, este garantiza la transición de conceptos hacia un enfoque que sustituye la visión tutelar por un sistema centrado en derechos humanos, autonomía progresiva y protección integral, alineado con la Convención sobre los Derechos del Niño, nuestra Constitución de la República de 2019 y el Código de las Familias.

Al tiempo que, actualiza e incluye nuevas líneas jurídicas para enfrentar desafíos como las dinámicas digitales, la migración familiar, la violencia en entornos físicos y virtuales, y la diversidad de estructuras familiares que reclaman hoy protecciones específicas y no eran contempladas por la ley anterior (Código de la Niñez y la Juventud de 1978).

La actual norma jurídica incluye, como principios irrenunciables de nuestra Revolución, el acceso gratuito a la educación, la salud, la cultura y el deporte, que prioriza el desarrollo físico, ético e intelectual de los más jóvenes.

En la propia sesión del Parlamento, nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel Bermúdez, expresó sobre esta nueva norma, que demandará de todos para su efectividad. Añadió que «nada de lo que hacemos tendría sentido sin el mayor tesoro: las nuevas generaciones. O para decirlo con palabras más personales: nuestros hijos, nietos. El mundo mejor que queremos legarles es lo que busca el nuevo Código».

Ciertamente, el mundo soñado por Cuba ha tenido —y tiene— como eje esencial la niñez, adolescencias y juventudes. Por ello, hagamos de este Código un cumplido en tiempo real.

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