En medio de las amenazas de agresión de Estados Unidos, la alta participación reportada este domingo en la cuarta Consulta Popular que tiene lugar en Venezuela demuestra un respaldo a la institucionalidad bolivariana que no han podido cercenar las amenazas.
Por el contrario, puede que el clima amenazante de Washington consolide el sentido unitario y el sentimiento soberano de una ciudadanía que quiere la paz, aunque para asegurarla deba prepararse para una eventual contienda bélica.
La Consulta de este domingo refuerza el proyecto bolivariano y materializa un nuevo escalón de su democracia, que de esta manera hace más patente la capacidad decisoria de las comunas, donde la población se ha pronunciado para escoger los proyectos socioeconómicos de ejecución territorial que se desarrollarán en lo inmediato.
Al comentar la votación, el ministro para las Comunas, Movimientos Sociales y Agricultura Urbana, Ángel Prado, indicó que el propósito es fortalecer un modelo organizativo que facilita establecer prioridades y llevar a cabo proyectos originados en las bases populares.
Se abrieron las urnas en 8 630 centros electorales establecidos en 5 336 circuitos comunales del país, señaló. En total, se presentaron más de 36 000 propuestas de proyectos para su ejecución con financiamiento estatal, lo que significa también un proceso de descentralización en la toma de decisiones en el ámbito territorial, y un mayor compromiso de la población con ellas.
En declaraciones que reseñó Telesur, el ministro de Planificación, Ricardo Menéndez, explicó que la Consulta Popular representa una «ruptura de paradigma» que cambia la forma de hacer política pública en el país. Se trata de una nueva manera de planificación, pues el presupuesto de la nación se formula a partir de los proyectos y las necesidades que se discuten en cada asamblea comunal, y que la víspera se escogieron.
Pero acudir a las urnas con la profusión que se vio es también una muestra de respaldo al proceso que debe ser tomada en cuenta por Washington, en un momento en que el despliegue militar estadounidense que acecha a Venezuela —también a Latinoamérica y el Caribe—, sobraría para desatar una guerra y, sin embargo, hay matices que indican una desescalada en la verborrea agresiva del jefe de la Casa Blanca, en tanto más de un 70 por ciento de los estadounidenses, según encuestas, se ha pronunciado contra una agresión militar.
Los venezolanos le enviaron este domingo un mensaje que también debe ser escuchado.