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Luces para vivir

Nuevos marcadores luminiscentes parecen promisorios para una detección temprana del cáncer de mamas

Autor:

Iris Oropesa Mecías

Cada 18 segundos a alguna mujer en algún lugar del mundo le dicen que le han detectado un cáncer de mamas. Al menos un diez por ciento de ellas habrá sido diagnosticada con un tipo de cáncer de mama invasivo. Al menos un 20 por ciento no sobrevivirá a los diez años después del diagnóstico, y de aquellas que le hayan descubierto el tumor cuando ya se expandió a los ganglios linfáticos regionales, al menos un 15 por ciento no sobrevivirá los cinco años después de saberlo por vez primera.

Si fuéramos a quedarnos en números, podríamos decir que no hay que alarmarse tanto, pues parecen mayores las cantidades de supervivientes que de quienes no rebasarán el quinquenio tras la enfermedad. Sin embargo, cuando se habla de cáncer, como de vidas, no se trata de números. Se trata de mujeres que reciben la noticia más impactante de sus vidas y tienen que pasar largos procesos de duelo, resiliencia, toma de decisiones, mutilaciones, terapias agresivas, reordenamiento de sus vidas, incertidumbre… y se trata de familias interrumpidas en su diario andar por un obstáculo que amenaza cada día.

Aún así, todavía hay datos que no necesitan notas afectivas para alarmar: el cáncer de mamas es la neoplasia maligna más frecuente en las mujeres occidentales, la principal causa de muerte por cáncer en mujeres de países desarrollados y en vías de desarrollo, y tiene a su cargo el 21 por ciento de las muertes por tumores malignos en el mundo, según datos de apenas un año atrás.

Parecen razones suficientes para que cada calendario, justo cuando llega el 19 de octubre, el mundo recuerde que es el día mundial contra este mal, y hora de aprender un poco más su ABC, sin desatender los nuevos descubrimientos en esta lucha.

Ahora llegan, alentadoramente, anuncios que la revista Scientific Reports parece haber guardado para esta significativa fecha, cual si fuera un regalo.

Biomarcadores, como un Santo Grial

Cada enfermedad supone un modo distinto de abordarla, en un mundo en que la Medicina apuesta por ser cada día más personalizada, por eso los oncólogos suelen repetir que cuando este tipo de cáncer se diagnostica precozmente, la tasa de supervivencia aumenta considerablemente, por lo que los investigadores tienden a orientar sus «tiros» desde hace varios años en hallar cada vez métodos más precisos para detectar y diagnosticar.

Si a la ecuación se suma que se busca invadir lo menos posible, y que los costos sean bajos, los biomarcadores (indicadores específicos de enfermedades) son el «santo grial» en este campo, y la búsqueda de los mejores y más exactos es el horizonte al que cada día se aspira.

Uno de los retos tecnológicos que se añade, en la actualidad, es la mejora de estos métodos por medio de materiales bidimensionales, de un espesor atómico, que permitirían aumentar la sensibilidad en estas pruebas, ha explicado la Universidad Autónoma de Madrid en una nota difundida con motivo de la fecha.

En un reciente trabajo de un equipo de esa academia, el uso de copos microscópicos de disulfuro de molibdeno se muestra prometedor, al ser utilizados como si fueran plataformas sensoras, aprovechando como indicador su característica luz roja para detectar la presencia del cáncer.

Si no entendiste muy bien no te preocupes, es cierto que suena muy extraño, ¿luces dentro del cuerpo?, ¿alumbrando a un tumor?, lo decimos ahora con más calma.

El procedimiento, han explicado los autores, consiste en dos pasos básicos: «Primero se incorpora una sonda biológica elegida específicamente para anclarse a la plataforma y al biomarcador del cáncer. Después se deposita la muestra biológica, que puede contener o no el biomarcador analizado».

Cuando el biomarcador está presente en la muestra, este se une a la sonda y la luz característica de ese material se altera, volviéndose aún más roja; pero si el marcador no está presente, la luz no cambia de color apreciablemente. De tal modo, es evidente cuando hay presencia de células tumorales por el contraste generado.

Puesto que la cantidad de material utilizada para estos biosensores es muy pequeña, este nuevo método parece muy promisorio para desenredar el problema de los modos menos invasivos y tempranos de diagnosticar y permitiría en el futuro realizar tests mucho más eficaces.

Los mejores métodos

En lo que estos nuevos métodos arriban, gracias a la pericia y persistencia de quienes ingenian maneras nuevas de hacer en este campo, las técnicas que siguen estando en nuestras manos son las que las sociedades del cáncer en todo el mundo siguen haciendo concientizar en fechas como esta: la prevención con estilos de vida saludables y el autoexamen.

Por un lado, factores de riesgo como el consumo de alcohol, cigarro, y demasiados alimentos sintéticos suelen unirse a la carga hereditaria y a los niveles de estrés, así como a edades de riesgo, que suelen ser de los 40 años en adelante.

Otro factor a evitar es, explican especialistas en el sitio oficial de la Sociedad Americana del Cáncer, tener el primer parto después de los 30 años, una tendencia que en el mundo actual es cada vez más usual, y parece asociarse a los niveles de estrógeno en el organismo y a que cada vez haya más mujeres menores de 40 años siendo diagnosticadas, según un estudio de la Universidad Autónoma de México.

Por otro lado, las indicaciones de autocuidado suelen ser cada año las mismas, y es asombroso que muchas mujeres, sobre todo en rangos etarios más jóvenes, no logren diagnosticarse tempranamente por no realizarse autoexámenes muy sencillos.

La necesidad de autoexamen periódico a partir de los 20 años es reiterada por los especialistas, que lo indican siete días después de terminado el ciclo menstrual.

 Según la Sociedad Americana del Cáncer después del período menopáusico es importante realizarse el examen el mismo día todos los meses.

Los pasos son muy fáciles de aprender y practicar. Por eso exhortamos a todas las mujeres a que este viernes nos lean, a que concienticen la importancia de conocerse y observarse a tiempo, y de enseñar a otras en su propia familia a asumir ese fácil y salvador ejercicio del autoexamen.

Ya sea por el camino de la ciencia espectacular de nanomateriales que iluminan tu cuerpo, o sea por esa luz de tu propia responsabilidad, esta es una batalla que hay que ganar a todas.

      El autoexamen de mamas

  • Empiece por acostarse boca arriba. Es más fácil examinarse todo el tejido mamario si está acostada. Coloque la mano derecha por detrás de la cabeza. Con los dedos del medio de la mano izquierda presione suave pero con firmeza haciendo movimientos pequeños para examinar toda la mama derecha.
  • Luego, estando sentada o de pie, palpe la axila, ya que el tejido mamario se extiende hasta esta zona.
  • Presione suavemente los pezones, verificando si hay secreción. Repita el proceso en la mama izquierda.
  • Luego, párese frente a un espejo con los brazos a los lados.
  • Mire las mamas directamente y en el espejo. Busque cambios en la textura de la piel, como hoyuelos, arrugas, abolladuras o piel que luzca como cáscara de naranja.
  • Igualmente observe la forma y el contorno de cada mama. Revise para ver si el pezón está hundido.

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