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Afinando al sustituto del Hubble

Las primeras imágenes del telescopio James Webb anuncian un buen relevo en la observación espacial

 

Autor:

Iris Oropesa Mecías

 Hace apenas unos días que la primera imagen del telescopio espacial James Webb nos dejó asombrados de la nitidez y espectacularidad con que este sustituto del Hubble asume su puesto de observación espacial.

Acostumbrados como estábamos a las magníficas estampas de cuantos cuerpos celestes que su ilustre antecesor logró fotografiar, lo cierto es que no fueron pocos los sorprendidos del nivel de calidad, siendo apenas las primeras tomas de prueba, con este «retrato» de la estrella 2MASS J17554042+6551277.

Qué hace único al nuevo observatorio

Este es precisamente el mayor telescopio enviado al espacio y en su diseño, además del espejo más sofisticado jamás creado, destacan los cuatro instrumentos científicos de última generación concebidos para captar la luz infrarroja del universo, invisible al ojo humano.

Gracias a esta sensibilidad sin precedentes podrá mirar hacia atrás más de 13 500 millones de años para ver las primeras galaxias que nacieron después del Big Bang. Además, podrá observar planetas de nuestro sistema solar y los que orbitan otras estrellas.

Si esto aún le pareciera poco, el Webb ofrecerá una vista inédita del universo con unos ojos desconocidos hasta ahora, lo que podría rescribir la astronomía o parte de ella. Se trata de su capacidad de observar el universo en el espectro infrarrojo —mientras que el Hubble estaba centrado en la luz visible— y el gran tamaño de su espejo primario (6,5 metros frente a 2,4 que poseía el Hubble), que le permite observar más lejos en distancia, lo que supone más atrás en el tiempo.

Otra gran característica es su escudo solar, formado por cinco capas de kapton y del tamaño de una pista de tenis, para evitar que el sol incida en él y poder así operar a 230 grados. Hubble lleva 31 años operando, pero James Webb tendrá una vida aproximada de una década, marcada por el uso del combustible para corregir y mantener su órbita.

Vamos por partes

Tras el éxito de esta primera fase clave, el equipo ha logrado alinear completamente el principal generador de imágenes de Webb, la cámara para el infrarrojo cercano con los espejos del observatorio.

Ahora, el Webb es capaz de recolectar con éxito la luz de objetos distantes y enviarla a sus instrumentos sin contratiempos, destacó la NASA, que colabora en esta misión con la Agencia Espacial Europea y la Agencia Espacial Canadiense.

Lo cierto es que para hacer esta «sencilla» prueba fue necesario culminar con éxito la fase de calibración fina de sus 18 espejos, en la que estos deben alinearse con mediciones del ancho de un cabello humano para lograr captar una imagen unificada de gran calidad. Todo ello luego de superar el lanzamiento y el complicado ensamblaje que se llevó a cabo desde finales del año anterior.

Por sistemas ópticos de Webb y NIRCam se pueden ver las galaxias y estrellas que hay en el fondo. Foto: James Webb/NASA

Calibrando al fotógrafo del siglo

En esta etapa de la alineación de los espejos de Webb, cada uno de los segmentos del espejo primario ha sido ajustado para producir una imagen unificada de un mismo cuerpo, utilizando únicamente el instrumento NIRCam. Esta imagen de la estrella llamada 2MASS J17554042+6551277, emplea un filtro rojo para optimizar el contraste visual, siendo el primer telescopio en el espacio en utilizar este tipo de diseño.

El espejo primario de 6,5 metros es demasiado grande para entrar dentro de un cohete, se compone de 18 segmentos hexagonales de espejo de berilio y fue necesario doblarlo para su lanzamiento y luego desplegarlo en el espacio antes de que cada espejo se ajustara (a fracciones de nanómetros), para formar una sola superficie.

 

La etapa de despliegue fue crítica y se desarrolló en apenas unos días. Infografía: BBC

Trabajo detrás de la estrella

 

El lanzamiento del Webb fue captado desde la Estación Espacial Internacional. Foto: Dw

A todas estas fases finales hay que sumar la etapa de desarrollo, llevada a cabo por más de 1000 científicos de todo el mundo, durante más de dos décadas de perfeccionamiento constante para arribar al diseño y producción de todo el prototipo, los espejos, el sistema infrarrojo, y otros detalles titánicos.

Ha sido toda una proeza para poder, a partir de junio próximo, declarar este nuevo y flamante telescopio completamente operativo. Sin embargo, aún hay retos para el equipo, en esta última etapa, con la expectativa de que el Webb sea digno heredero del gran Hubble y que logre «mirar al espacio como nunca se ha hecho», al decir de la NASA.

En las próximas seis semanas, el equipo procederá con los pasos restantes de la alineación. Se deberá incluir el espectrógrafo para el infrarrojo cercano, el instrumento para el infrarrojo medio y el generador de Imágenes para el infrarrojo cercano y espectrógrafo sin rendija.

Un algoritmo evaluará el rendimiento de cada instrumento, se harán correcciones finales para dar paso a la alineación final y se espera luego dedicar dos meses a la preparación de los instrumentos científicos. Las primeras imágenes de resolución completa y datos científicos de Webb serán publicadas a mediados de 2022, afirma la NASA.

La ansiedad por ver a esta maravilla en sus funciones totales está en el aire. Y nos sumamos a ella sin ningún reparo.

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