Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

La peregrina costumbre del «cernícalo» grande

Halcones peregrinos se avistan en Cuba más de lo que se pensaba.Estos visitantes norteños se han integrado a la diversidad biológica del país

Autor:

Nelson Rodríguez Roque

HOLGUÍN. Nené, Nenita, luego El Rayo: así bautizaron a aquella rareza, cuya estirpe peregrinaba mucho antes de que los ingleses arribaran por primera vez a Norteamérica.

Medía, según consta en la prensa local, 103 centímetros de punta a punta cuando abría sus alas, y para capturarla se recurrió a un cetrero tunero y a torreros experimentados que no tuvieron fácil su tarea.

Establecido entre lo que se conocía como la torre del Ministerio de Comunicaciones —aledaña al parque Calixto García—, otra de RadioCuba ubicada en la Loma de la Cruz y los edificios 18 Plantas, al este de la cabecera provincial, este Falco peregrinus avistado en noviembre de 1992 resultó uno de los primeros reportados en zonas citadinas de Cuba.

Fue rechazada por colombófilos y otros criadores, cuyas palomas les resultaban presa fácil, valiéndose de su sentido de la vista, diez veces más potente que el de los humanos, y sus dotes de velocista aérea.

Pero aquella al fin y al cabo hembra de halcón peregrino, presumiblemente llegada desde EE. UU., concentraba a numerosos grupos de personas en los bajos del ahora edificio de Etecsa, quienes se pasaban los binoculares de mano en mano para apreciarla en su refugio invernal de la Ciudad de los Parques.

Carlos Peña, zoólogo del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) en Holguín e investigador del Departamento de Ecosistemas Terrestres, fue testigo de aquel suceso. Él laboraba en el museo provincial de historia natural Carlos de la Torre y Huerta, y recuerda que el ejemplar fue capturado y exhibido en ese centro, y posteriormente liberado.

«Por cinco años consecutivos usó la torre de Comunicaciones en la misma temporada (sus meses migratorios), y durante los dos primeros conservó un fragmento de correa en una de sus patas, la cual se le había colocado en su corto cautiverio. Al tercer año la había perdido por deterioro del material, pero ya había servido como evidencia de su fidelidad al sitio».

Anatum y tundrius por acá

A fines de la década de los 80, campesinos de las provincias tunera y holguinera confundían esas aves rapaces con grandes cernícalos; sin saber que eran las subespecies peregrinas anatum y tundrius, de «veraneo» por la Isla.

«A partir de esos años comenzaron a aparecer en Holguín de forma esporádica otros individuos de la especie. Se les ve mucho en lugares altos, como acantilados, así que las torres les sirven igual. A los peregrinos se les nombra además halcones de patos, ya que entre sus presas favoritas figuran esas aves acuáticas. En el caso de las ciudades buscan especies invasivas o introducidas que se reproducen con cierta facilidad, como las palomas, que constituyen alimento esencial para su desarrollo. Desde considerable altura, su vista panorámica se acrecienta y pueden darles caza. Por eso hay colombófilos que tratan de eliminar esos depredadores.

Dentro de los halcones, los peregrinos son de los más grandes, «solo por detrás del gerifalte», asegura Carlos Ross, especialista del museo de historia natural, a quien fascina ir a observar a una pareja de peregrinos que ronda la región playera de Pesquero, en el nororiente cubano.

Por su parte, el holguinero-pinareño Nils Navarro, naturalista e ilustrador científico de la fauna cubana —contactado por JR mientras proseguía con sus esfuerzos conservacionistas por parajes de Baracoa—, asegura: «Dondequiera que en la Isla se empezaron a instalar torres como la holguinera, también fueron a dar allí peregrinos. Estas ofrecen espacios de oteo perfectos.

«El interés de la gente, y de nosotros como museólogos, fue grande en los 90, dado que era un acontecimiento científico-cultural, porque veíamos halcones por primera vez.

Nené, Nenita o El Rayo retornó por cinco años a la Ciudad de los Parques.Foto: Cortesía del Citma.

«En la actualidad son comunes como especie migratoria en el país y su comportamiento cosmopolita los emplaza ya en todos los continentes. Pero esa recuperación no quiere decir que esté exento de amenazas. De ahí que su conservación sigue siendo importante, y su captura o colecta sin la debida autorización está penada por ley en Cuba. Se han dado sucesos de personas que los matan con escopetas y eso está mal, pues dañan la biodiversidad».

Si alguien identifica a un peregrino en la vida silvestre, debe dirigirse a especialistas del Citma, administradores y guardaparques de áreas protegidas, e integrantes del Cuerpo de Guardabosques, quienes velan por el bienestar de la fauna nuestra, para reportarlo y conocer más de sus funciones en los ecosistemas, distribución y características.

La estancia de halcones en la ciudad de Holguín suele repetirse, lo cual responde a su percepción agradable de otras experiencias: «El año pasado detectamos dos. Se les oía cantar y se ve que son territoriales, porque ahuyentan a otras especies en la torre de Etecsa.

«En el municipio de Calixto García (en la Loma de Guayabo) los investigadores Pedro Regalado y Eddy Cables notificaron un nido en 1999, único hasta el momento registrado en la Isla, y en general es un fenómeno bastante inusual», subraya Carlos Ross.

Halcones viajeros

Al concluir el otoño, a las puertas del invierno, empiezan a arribar a la Isla los también llamados «halcones viajeros», que van en retirada a principios de la primavera. Los que se ven en la actualidad se han rezagado, quizá porque en su viaje de ida se alejaron hacia el Sur continental y ahora emplean a las islas del Caribe como escala en la vuelta a su hábitat natural, en latitudes muy altas.

«En Cuba son muy comunes. Más de lo que se pensaba hace un tiempo, toda vez que los han reportado fotógrafos de naturaleza y observadores de aves que forman parte de un movimiento que toma fuerza.En la plataforma eBird (base de datos más grande del mundo en tiempo real de observaciones de aves) también se contabilizan sus apariciones», agrega Carlos Ross.

Esas aves se vieron en grave peligro de extinción, en gran medida por su exposición a sustancias químicas de las que empleó la agricultura intensiva, como el DDT (diclorodifeniltricloroetano).

Gracias a muchas organizaciones sin fines de lucro se llevó a cabo un proceso de recuperación de la especie, principalmente en Norteamérica. Amantes de la conservación y ornitólogos consagrados destinaron muchos fondos, y participaron hasta cetreros para lograr ese éxito de su reintroducción en Norteamérica, e igualmente en Europa.

«Aunque son significativas las acciones de protección de la biodiversidad por parte de las autoridades cubanas, las ilegalidades relacionadas con la captura y tenencia de especies silvestres ha experimentado un incremento en nuestro país en los últimos años. Esa especie está protegida por las legislaciones ambientales vigentes», recalca Carlos Peña.

«La Resolución 160 de 2011 establece las regulaciones para el control y protección de especies de especial significación para la diversidad biológica en el país, compromiso adquirido por Cuba como Estado Parte de instrumentos internacionales, como la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies Amenazadas de la Fauna y la Flora Silvestres (Cites) y la Convención sobre la Conservación de las Especies Migratorias de Animales Silvestres (CMS)».

A los Falco peregrinus que nos visitan, este refugio de invierno tropical parece convenirles tanto como a Nené-Nenita-El Rayo. Andan de plácemes, en solitario o en pareja, por la Bahía de La Habana, la Ciénaga de Zapata, Pinar del Río, Granma y Santiago de Cuba, además de esta ciudad.

Planean junto a gavilanes y auras tiñosas, y es probable que hayan nidificado en otros entornos y utilicen corredores migratorios de aves como tránsito, o a la espera de otros visitantes que podrían convertirse en presas potenciales. «Curados» de vértigo, han hecho de las torres cubanas puntos de referencia, y lo único que parecen expresarnos es que vienen a compartir la calidez de nuestra naturaleza cuando el frío, latitudes arriba, los empuja en su peregrinar a buscar el abrigo de la Mayor de las Antillas.

 

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