Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Una golondrina no hace el verano

La incidencia en los jóvenes de las propuestas de lectura durante estos meses estivales será más o menos exitosa en tanto las opciones sean atractivas y los vehículos promocionales sean adecuados para llegar a más lectores

Autor:

Olga Marta Pérez

Proponer lecturas para el verano simboliza un puñado de arena para lograr la concreción de eso que llaman el hábito de leer en el que tiene un papel fundamental la familia, si estamos hablando del público infantil.

 Para los jóvenes esta propuesta va a repercutir en el tiempo libre que ofrecen las vacaciones del sistema educacional y esa incidencia será más o menos exitosa en tanto las propuestas sean atractivas y los vehículos promocionales  sean adecuados para llegar a los lectores.

La persona que se convierte en lectora desde edades tempranas ha atravesado muchas vidas, ha escuchado muchas voces desde las páginas de los libros y también su hábito de lectura ha transitado por diferentes momentos desde los primeros libros escogidos por los padres.

Por eso cuando me han preguntado qué libros recomiendo o aconsejo, no respondo; porque el acto de escoger, de elegir, es una acción democrática, porque un autor puede ser premio Nobel, sin embargo, a unos los deja fascinados y a otros totalmente indiferentes. Hay libros que te buscan y te atrapan, mientras que hay otros en que no vas más allá de la página diez.

Eliseo Diego dijo en una entrevista —si la memoria no traiciona— que no le gustaba aconsejar sobre los libros que se «deben leer». De ahí que sea mejor proponer, como lo hace el Instituto Cubano del Libro este verano con novedades editoriales, libros que tuvieron un primer momento no muy feliz y merecen una segunda oportunidad para ser reconocidos por sus futuros lectores, o libros que por múltiples razones han quedado en los almacenes y vuelven a ponerse en venta con una radiante luz para ser descubiertos.

Es destacable la presencia de varias editoriales cubanas como Arte y Literatura, Verde Olivo, José Martí, Extramuros, Casa Editora Abril, Ediciones Icaic, la Distribuidora Nacional de Publicaciones, entre otras, en las actividades veraniegas.

Precisamente en los inicios de este verano libresco, tres volúmenes del poeta Eliseo Diego fueron propuestos por Colección Sur: El oscuro esplendor, Por los extraños pueblos, y En la Calzada de Jesús del Monte.

Un imprescindible, Alejo Carpentier, ocupó un Sábado del Libro, gracias a una colaboración entre la Fundación dirigida por la doctora Graziella Pogolotti y la Casa Editora Abril: Lecturas de juventud, con notas críticas del joven Alejo que hasta ahora no se habían publicado reunidas. 

También la iniciativa Lecturas de Verano, en toda la Isla, se ha visto animada por espacios de encuentro, de poetas que a viva voz esparcen sus versos, de los habituales Sábados del Libro, en La Habana,  con una renovada participación de público, de instituciones  como el Ministerio de Educación y el Inder, las bibliotecas provinciales y municipales, proyectos comunitarios, compañías de teatro  —en un bien llamado espacio: Para los que saben querer—,   y otros que hacen del verano un activa estación de cultura.

Igual que el sol se expande por nuestra Isla, se ha expandido con la labor de muchos el amor por el libro y la lectura, porque ya se sabe que una golondrina no hace el verano.

Fotos: Maykel Espinosa Rodríguez

 

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