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Quién escribirá mañana

La inteligencia artificial generativa está presente y con fuerza en el ámbito de la escritura creativa y la academia. Ello genera esperanzas y preocupaciones por igual

 

Autor:

Yurisander Guevara

¿Qué tienen en común un escritor estadounidense, la nueva integrante de la Real Academia Española y los miembros del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos? La inteligencia artificial (IA), para bien o para mal, signa sus vidas presentes y futuras.

Una tecnología puede cambiar la vida de muchas personas si alcanza la suficiente fuerza como para ser significativa. De lo contrario, es solo una herramienta más al alcance de la mano, con un impacto nulo o poco notable. Sin embargo, la inteligencia artificial generativa no para de hacerse notar y genera historias como estas, asociadas al lenguaje y la escritura.

Un escritor prolífico

Si se investiga sobre escritores con una vasta obra, nombres como Corín Tellado, Rolf Kalmuczak, Lope de Vega y Nicolae Iorga saltan enseguida a la vista, con miles de títulos bajo su autoría. Pero en el futuro esos nombres podrían verse opacados por uno que, ayudado por la inteligencia artificial generativa, produce hoy libros con mucha facilidad.

Se trata del escritor estadounidense Tim Boucher, que en el último año ha generado cerca de un centenar de libros. Para ello utiliza herramientas de IA como Midjourney (versión 5.1) para la generación de imágenes, ChatGPT (versión 4) y Claude, de Anthropic, para la lluvia de ideas y la generación de textos.

Lo curioso en este caso es que sus libros tienen un rango entre 2 000 y 5 000 palabras, acompañadas por entre 40 y 140 imágenes, y muchos de ellos conectan entre sí, algo que Boucher denomina como AI lorebooks (traducido al español sería «libros de historias a base de IA»). Crear un nuevo libro le toma, según su blog, entre tres y ocho horas.

Las primeras reacciones luego de recibir atención de medios como CNN, New York Post o Business Insider es que este señor no es realmente un escritor, sino que emplea herramientas para hacer su trabajo más fácil, ya que la verdadera literatura requiere de más tiempo y esfuerzo.

Sin demeritar el trabajo de nadie, Boucher ha expuesto su punto de vista en un artículo bajo su
firma publicado en Newsweek, en el que explica que «para aquellos críticos que piensan que un trabajo escrito de 2 000 a 5 000 palabras es “solo” una historia corta y no un libro real, les diría que estos “libros no reales” han mostrado retornos impresionantes para una editorial independiente pequeña y extremadamente especializada con muy poca promoción y básicamente sin gastos generales».

Se refiere a sus ventas, que rondan ya los 2 000 dólares, a partir de que él mismo se ha encargado de la publicación y comercialización de sus obras en plataformas digitales como Gumroad. «Este éxito se debe a las narrativas interconectadas de los libros, que despiertan la curiosidad y mantienen a los lectores interesados», apunta Boucher.

El escritor asevera que la IA ha resultado ser «un catalizador notable para mi trabajo creativo. Me ha permitido aumentar mi producción, mantener una calidad constante y profundizar en la intrincada construcción de mundos con una eficiencia que nunca podría haber logrado de otra manera».

Considera, por otra parte, que «contrario a la creencia popular de que la IA remplazará los trabajos creativos, la veo como una herramienta poderosa para mejorar y acelerar nuestras habilidades y capacidades, y para mejorar en todo lo que hacemos».

Boucher imagina «un futuro en el que la narración asistida por IA se convierta en la norma y los lectores se transformen en cocreadores, ya que la IA permite a los autores y lectores generar contenido específico bajo demanda con rapidez». ¿Cuántos más se sumarán a esta forma de crear historias?

Sindicato en apuros

Lo que seguro no sucederá por el momento es que artistas como Tim Boucher reciban mucho apoyo del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos. Y es que, según un estudio sobre las profesiones con mayor riesgo a causa de la IA encargado por la propia OpenAI,
la compañía creadora de ChatGPT, los escritores están en la categoría de «totalmente expuestos».

Ello significa que un gran modelo de lenguaje como ChatGPT podría disminuir el tiempo que tardan en realizar su trabajo los guionistas, por ejemplo, en al menos un 50 por ciento. Recuerda Wired que «la inteligencia artificial ya ha logrado puntuar en el percentil 93 en las pruebas de lectura del examen estandarizado de admisión universitaria en Estados Unidos. Ya puede producir historias malas y poemas mediocres, pero esto va a mejorar. Los directores ya debaten las posibilidades de guiones generados por IA».

No es de extrañar, por tanto, que el Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA, por sus siglas en inglés) exija una mayor participación en las decisiones sobre el uso de la IA en Hollywood.

Agrega Wired que cuando los miembros del WGA iniciaron una protesta el 2 de mayo último, la primera huelga de este tipo en 15 años, la atención se centró en el impacto de los servicios de streaming en Hollywood y en cómo los salarios residuales pagados a los guionistas por los proyectos de streaming no habían seguido el ritmo de los derivados de programas de emisión tradicional y los estrenos en las salas de cine. Pero había otra reivindicación: que el acuerdo con los estudios «regule el uso de material producido mediante inteligencia artificial o tecnologías similares».

El gremio de guionistas no es el único que intenta averiguar qué lugar ocupará la inteligencia artificial en su futuro. En general, personas de todas las profesiones creativas tratan de aquilatar esta tecnología antes de que se torne en su contra. Es un movimiento inteligente. Si algo ha demostrado la historia de la automatización es que dejar la implantación de nuevas tecnologías solo en manos de quienes las crean es una mala idea.

Bienvenido a la silla Q

Entretanto, la Real Academia Española (RAE), ha dado un paso notable, pues la semana pasada la experta en inteligencia artificial y lenguaje Asunción Gómez-Pérez ingresó como miembro de número de la institución para ocupar la silla «q», vacante por el fallecimiento de Gregorio Salvador el 26 de diciembre de 2020.

Licenciada en Informática por la Universidad Politécnica de Madrid y doctorada en Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, Gómez-Pérez se incorporó a la institución tras ser elegida por el Pleno de la RAE en la sesión del 7 de abril último.

La experta confesó en su discurso de ingreso su profunda sorpresa, gratitud y alegría por pertenecer a la RAE, y ese «inmenso privilegio que nunca soñó alcanzar» es a la vez un reto y una enorme responsabilidad, al ser la primera Doctora en Informática, especialista en inteligencia artificial, que formará parte del Pleno.

«Mis aportaciones han de ir encaminadas a poner la inteligencia artificial al servicio de la lengua española, pero también a que los materiales de la Academia estén en los formatos de la inteligencia artificial», significó Gómez-Pérez.

En ese mismo discurso propuso acciones para materializar el proyecto Lengua Española e Inteligencia Artificial, impulsado por la RAE, en aras de normativizar la lengua de las máquinas. Para ello considera esencial, entre otros asuntos, crear modelos de lenguaje de IA en español, trabajar en la gobernanza de los materiales lingüísticos y desarrollar plataformas de software que permita el empleo de esta tecnología.

Como vemos, la liberación de ChatGPT a la gran audiencia, en noviembre de 2022, ha desatado una serie de cambios que son imposibles de obviar y, al mismo tiempo, se deben analizar con precaución pues, como afirma el catedrático Carlos A. Scolari en su blog Hipermediaciones, «todo lo que escribimos sobre la inteligencia artificial ya fue». Lo que está por venir, que nadie tiene claro todavía qué es, es lo que llama la atención.

Algunos de los libros creados con inteligencia artificial por Tim Boucher.

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