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Sexo frente al espejo

El sexo frente al espejo es, para muchas personas, una manera de excitarse más sana que el uso de la pornografía y no es ilegal como el voyerismo. Puede ser una práctica esporádica, para salir de la rutina, y un estímulo para mantener tu cuerpo en forma

Autor:

Mileyda Menéndez Dávila

Demos gracias al espejo por revelarnos solo nuestra apariencia.
                                                                           Samuel Butler

Tener sexo frente al espejo es una de las fantasías más habituales, y de las más explotadas por el comercio de lo erótico, tanto por la venta de objetos y lencería apropiados para seducir(te) como por la ambientación de lugares destinados a pasarla bien.

Cuando es el único modo de llegar al clímax, se considera una parafilia nombrada katoptronofilia, del griego katoptron (espejo), pero no suele ser peligrosa ni ocasionar angustias mientras encuentres a la pareja que acepte compartir este peculiar modo de disfrute.

Se trata del juego de observar y ser observado, lo cual suele avivar el interés y es menos arriesgado que tomarse una grabación, cuyo destino después no puedes controlar.

El sexo frente al espejo es, para muchas personas, una manera de excitarse más sana que el uso de la pornografía y no es ilegal como el voyerismo. Puede ser una práctica esporádica, para salir de la rutina, y un estímulo para mantener tu cuerpo en forma.

Los espejos (porque pueden ser varios) devuelven una imagen no siempre realista: depende del ángulo, la iluminación y el nivel de interés que compartan los participantes.

Según la literatura científica, quienes logran contemplarse a gusto mientras tienen relaciones sexuales, están además desarrollando un mayor grado de confianza en sí mismos y en su pareja.

A favor o en contra

La razón de experimentar, para muchas personas, es la curiosidad: verte mientras te mueves y descubrir tus gestos y expresiones faciales para asociarlos a posturas o ritmos que te resulten más agradables y luego fantasear verbalmente con eso, a solas o con la propia pareja.

También permite observar a tu acompañante desde una perspectiva diferente, sobre todo en aquellas posiciones en las que sus rostros no quedan de frente, o la cercanía física te impide contemplar sus zonas más atractivas, según tus cánones.

Sin embargo, para algunas personas esta práctica es una distracción del verdadero placer espiritual asociado al intercambio erótico, un obstáculo para conectar con la pareja a nivel más sutil, o una pérdida de tiempo y recursos, porque suelen cerrar los ojos en los mejores momentos para vivir el instante en absoluta intimidad.

A favor de esta técnica se pronuncian quienes intentan cumplir las posiciones tradicionales recomendadas por el Kamasutra u otros manuales, o copiar escenas de los filmes XXX, en principio, para «romper la rutina», con el entusiasmo de un adolescente y la prolijidad de un yogui.

Otros prueban por complacer un día, pero no les interesa repetirlo, y esa es una decisión digna de respeto.

Por otro lado, hay quienes se obsesionan con su imagen y dan más importancia a verse bien que a sentirse bien o dar placer a la pareja, lo cual, lejos de mejorar la experiencia, la empobrece, porque la meta es estar juntos, no usar a alguien como un títere en tu película personal.

Si tu pareja no está de acuerdo con «actuar» para un público (así sean ustedes mismos), o no se siente cómoda con la exhibición de su propio cuerpo, la jornada puede perder gracia y la relación resentirse gravemente, al punto de llegar a la humillación.

Un elemento importante es entender que no puedes perfeccionar los movimientos para lograr la imagen buscada y repetirlo con exactitud en cada acto sexual, pòrque eso significa sacrificar la espontaneidad y dejar de escuchar lo que pide tu cuerpo en cada instante

Si ya probaste y te funcionó, ¡bienvendida la práctica! Si forma parte de la complicidad de la pareja y potencia la excitación mutua, no hay objeciones para colocar espejos en superficies estratégicas en varios rincones de la casa y ser protagonistas de un efímero performance.

Eso sí: recuerda las lecciones de Física óptica y analiza todos los caminos que tomará ese reflejo, no sea que, sin percatarte, dejes salir tu privacidad a través de alguna ventana indiscreta o de las cámaras de tus dispositivos móviles.

 

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