P.F.: No soy feo, ni mal parecido. Soy una persona agradable y educada. He salido con muchas mujeres, pero nunca más allá de conocerlas o de ser su amigo. Es como si yo tuviera algo o hiciera algo que las desilusiona por completo. El problema es que no sé qué es. Entonces siempre me quedo preguntándome qué fue lo que hice mal. Tengo 29 años.
Por lo que nos cuenta, se infiere que ya tiene una respuesta: a las mujeres con quienes se ha encontrado no les resulta suficiente su imagen, con independencia de que la acompañen atributos como su «parecido», su «agrado» o «educación».
Despertar la ilusión femenina puede requerir cambiar de posición respecto a ellas, no mostrarse tan «perfecto» y «completo». Suele ser mejor, dar cuenta de que algo le falta sin esa mujer que erige como causa de su deseo, de su ilusión.
¿Qué quiere una mujer? La interrogante requiere intentar elaborar una respuesta para cada una. Cada una tiene una manera singular de ilusionarse, de despertar su deseo. Hay que descubrirla en cada caso, más allá de estereotipos sociales como este de ser educado o apuesto.
Tampoco se trata de ofrecerse como proveedor de todas sus demandas. Todos los objetos del mundo pueden ser insuficientes si no representan un don o un signo de amor para ella.
Es preciso identificar la posición subjetiva a partir de la cual se acerca a una mujer como hombre. De hecho, vale preguntarse qué significa para usted ilusionar a una mujer. Asimismo, habría que interrogarse sobre qué más sucede entre usted y una mujer, a tal punto que logre más que ser su amigo.
Es recomendable que comente esta inquietud a un profesional de la Sicología, para identificar qué impide esta cercanía femenina que dice anhelar, y generar nuevos modos de hacer con ellas.
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