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Lo habían aprobado

EL pasado 5 de abril, desde Amancio Rodríguez, en Las Tunas, Adonis Larrea Robert contó aquí una historia que todavía estaba pesando sobre él, desde que descarriado con 18 años, y viviendo en La Habana, en 1993 fue sancionado a un año de trabajo correccional sin internamiento, que cumplió y quiso borrar con una posterior rehabilitación.

En 2002, se casó en Amancio y se estableció allí. Matriculó el Curso de Superación Integral para Jóvenes desvinculados del estudio y el trabajo, creado por Fidel. Y optó por la carrera de Derecho en la sede universitaria municipal. Por sus méritos fue electo vicepresidente municipal de la FEU, y posteriormente presidente. Obtuvo la militancia de la UJC y después la del Partido. Fue delegado al 4to. Taller de Universalización de la Educación Superior y al 7mo. Congreso de la FEU, e invitado al 8vo. de la UJC.

Los problemas comenzaron en 2004, cuando el Tribunal Municipal solicitó a la sede universitaria municipal los tres mejores estudiantes de la carrera de Derecho para que fungieran como asistentes del juez de ejecución. Y él fue uno de los escogidos. La presidenta del Tribunal Provincial de Las Tunas se negó a su designación, arguyendo los antecedentes penales. Él se entrevistó con ella, quien se mantuvo en sus trece. El joven escribió al Consejo de Estado, y la directora de la sede universitaria informó su caso al Ministerio de Educación Superior.

La sorpresa fue cuando, en el 8vo. Congreso de la UJC, se entrevistaron con él Juan Escalona Reguera, entonces Fiscal General de la República; Rubén Remigio Ferro, presidente del Tribunal Supremo Popular, y el jefe del Programa de los Trabajadores Sociales. Escalona le dijo: ¿Tú quieres ser fiscal? Adonis planteó que no era su preferencia. Escalona insistió: Tú podrías ser el primer fiscal graduado en estos programas de la Revolución. Y Rubén Remigio le expresó: Ve para tu provincia, que todo se resolverá.

Lo mandaron a buscar del Tribunal para comenzar a trabajar, pero ya él no quería. Graduado de la carrera, Adonis laboró seis años como asesor jurídico de la unidad empresarial de base Agroforestal del territorio, y con excelentes resultados, reconocidos en la provincia.

Cuando me escribió laboraba como asesor jurídico de la Empresa Mayorista de Las Tunas; pero ya tenía la idea de retornar a La Habana. Él y su esposa entregaron solicitudes para trabajar en la Zona Especial de Desarrollo de Mariel (ZEDM). Y Adonis también solicitó empleo en la Empresa de Producción y Extracción de Petróleo (EPEP) de Occidente. En Mariel, a su esposa la aprobaron, pero a él lo declararon no apto. Y ya cansado de cargar un viejo lastre, confesaba que ni siquiera llamó más a la EPEP.

Al respecto, el 18 de abril pasado recibimos la respuesta de José Enrique Alegría Águila, director general de la EPEP de Occidente. Y demoramos su revelación porque esperamos hasta hace unos días la de la ZEDM para cerrar esta historia. Pero esta nunca llegó.

En el caso de la EPEP, afirma José Enrique que el 19 de febrero de 2019 el Consejo de Dirección de esa entidad aprobó a Adonis para laborar en esa empresa, en el cargo de Supervisor Integral A de Control Interno y Organización, subordinado a la Dirección General de esta.

Precisa que se intentó comunicar con él por las vías que él aportó en su solicitud, y no fue posible por motivos ajenos a la EPEP,  pues se localizó a su madre en La Habana, quien les dijo que él residía en la provincia de Las Tunas. Y enfatiza, que el interesado no conoció los resultados de su proceso de selección, al no comunicarse con esa entidad. «Así, prejuiciado con experiencias anteriores, desconoció la respuesta oficial de su proceso antes de comunicarse con su medio de prensa».

Precisa el Director General que de todo lo narrado en su carta se le dio respuesta a Adonis el 8 de abril. Y acompaña la misiva de un grupo de documentos que dan fe de lo narrado.

La respuesta, que agradecemos por el interés tomado en el caso, no esclarece si mediante la madre no se pudo localizar entonces a Adonis. Tampoco se precisa si al final ocupó esa plaza, o al demorarse la comunicación con el interesado, la plaza se le otorgó a otra persona. Lo cierto es que el Consejo de Dirección de la Empresa lo había aprobado. En contraste, de la Zona Especial de Desarrollo Mariel solo hubo silencios.

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