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Ni gota ni respuesta

Ailen Gámez Hernández, calle 124, no. 3741, esquina a 41, Marianao, La Habana, relata que desde el pasado mes de junio en su cuadra, donde la mayoría son adultos mayores, se sufre una verdadera odisea con el abasto de agua. Y sin ninguna respuesta efectiva, aunque desde un inicio, lo reportaron a la oficina de Aguas de La Habana en Marianao.

«Desde entonces, dice, no sé la cantidad de veces que los he visitado o los he llamado, y ya no entra ni gota de agua. Varios vecinos también han ido y nada. Primero demoraron más de una semana en mandar un inspector a comprobar el problema, cuando de hecho ni lejos les queda de su oficina; en cinco minutos se llega hasta aquí.

«Cuando los llamamos nos dicen que van a hablar con la subdirectora en cuanto llegue, o que van a mandar al personal de operaciones. O bien no te responden nada. Ya a mediados de agosto se van a cumplir dos meses con el problema, del cual tienen conocimiento de qué se trata, porque el año pasado sucedió lo mismo».

«Entonces, continúa, se demoraron un mes para dar solución. Y no son capaces de resolver ahora ni de tampoco decir para cuándo, además de que se molestan cuando los que tenemos que estar molestos somos nosotros (más de 20 viviendas) sin agua o cargándola con cubos, porque algún vecino al doblar de la cuadra decide ayudar un poco.

«Me siento súper maltratada y estresada. Soy la última de toda esa maestra (tubería), a mi casa no llega hasta que todos los demás cierren. Y tengo una pequeña de tres años. Ya no sé adónde más acudir», concluye.

Responde Empresa Eléctrica Mayabeque

El pasado 26 de julio, y desde la comunidad Santa Mónica, en el municipio mayabequense de Quivicán, Juan G. Baisre lamentaba que allí la interrupción de la electricidad era constante, algo así como un «quita y pon» reiterado, que genera desasosiego en los pobladores.

«Nos explican, decía, que es debido a un mecanismo que se dispara por cualquier problema: lluvia fuerte, gajos de árboles o simplemente una rana, afirmaba. Pero lo fundamental es que quitan la electricidad con demasiada frecuencia; y cada vez que se necesita una vía libre estamos incluidos en ella». Y refería que en el mes de julio llegaron a tener apagones de más de 12 horas, al coincidir el dispositivo que falla seguido de una vía libre.

Así, responde Iscander Morales Suárez, director general de la Empresa Eléctrica Mayabeque, que Santa Mónica recibe la electricidad de la subestación de distribución de Magela, con 45 kilómetros de circuito de distribución primaria a 13.8 kilovolts. Y Magela se alimenta por el circuito de subtransmisión BU1790, con 27 kilómetros de longitud y 34.5 kilovolts de nivel de tensión, que, además, sirve eléctricamente a las subestaciones de distribución de Quivicán, San Felipe, Palomo, el campo de antenas de Titán, Finca Cabrera y la subestación Biopreparados que alimenta el poblado de Bejucal.

Tanto el circuito de subtransmisión como el de distribución primaria, añade, son muy extensos. Abarcan buen área, lo cual provoca que en el período lluvioso, debido fundamentalmente a las descargas atmosféricas, ocurran interrupciones transitorias del servicio eléctrico.

No obstante, señala, en descarga realizada a la memoria de almacenamiento del interruptor de la subestación de Magela, se apreció que no todas las interrupciones transitorias en el circuito de distribución primaria son en horarios de tormenta. Por ello se le hizo una revisión, que derivó en acciones de mantenimiento, fundamentalmente poda de árboles que comenzó en julio y debe culminar a mediados de agosto.

En cuanto al circuito de subtransmisión BU1790, informa que se han realizado acciones de mantenimiento en el primer semestre del año, y ya se encuentra certificado libre de puntos calientes y de poda. Y la línea no presenta ningún defecto que pueda ocasionar interrupción transitoria en el servicio en régimen de operación normal.

Explica que esa entidad, como política de mantenimiento, tiene implementada la certificación de todos los circuitos libres de poda antes del inicio del período lluvioso. Pero este año estuvo muy limitada por realizarse fundamentalmente con fuerza de terceros. Además, estuvo detenida por la influencia de la COVID-19. Y concluye lamentando las molestias ocasionadas.

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