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Jóvenes del Combinado Lácteo camagüeyano celebran su Asamblea Abierta

La juventud de ese centro productivo destacó la importancia de la atención a los jóvenes para apartar de su cotidianidad la monotonía, la pereza y la comodidad

Autor:

Yahily Hernández Porto

CAMAGÜEY.— La anécdota narrada por el joven Reynier Casa Pérez, después de varias intervenciones, tocó bien adentro en las fibras de quienes aún no sabían que ser lechero era tan, pero tan complejo.

«Son hasta 16 horas de trabajo diario. El pueblo no puede quedarse sin su leche y los niños mucho menos. Pase lo que pase en la fábrica: una rotura, un desperfecto…, hay que hacerla llegar a cada hogar, por eso aquí hay que tener un alto sentido de responsabilidad y buscar soluciones para que la producción no se pare, y eso no siempre es entendido por los jóvenes que llegan al centro», dijo Reynier, quien se desempeña desde hace varios años como ayudante de carro.

La pregunta no se hizo esperar: ¿Cómo debe actuar el comité de base del Combinado Lácteo camagüeyano, con quienes recién se gradúan y deben incorporarse a este colectivo?

La atención al joven de todas las organizaciones, pero muy especialmente de la UJC, dictó pautas no solo para el debate de la asamblea abierta sino para el futuro trabajo de los jóvenes comunistas en este centro productivo.

Juan Pablo, quien hace solo unos meses comparte su jornada con los cerca de mil obreros de la entidad lechera, expresó: «Hay que llegar más al joven y no solo con el estímulo moral y material, sino con el consejo oportuno, porque así no hay quien se sienta solo ni perdido entre tanta responsabilidad».

En esta misma cuerda, Yeni Montero, dirigente del comité de base, añadió: «Motivar al joven y a todo aquel que llega al centro no es cosa de un día. Esto hay que atenderlo bien, porque si no la inestabilidad del personal puede jugarnos una mala pasada».

Para lograrlo, como afirmaron los cerca de 40 participantes en la asamblea abierta, este colectivo tendrá que apartar de su cotidianidad la monotonía, la pereza, la comodidad y el «dejar para mañana lo que puedes hacer hoy».

A tono con el calor del intercambio estuvo la intervención del ingeniero Noslén Suárez Suárez, quien afirmó que «ya se han buscado variantes, como la de la rotación de los estudiantes que están de prácticas por las áreas de la fábrica, para que aprendan cómo funciona esto aquí adentro y para que además puedan escoger dónde quedarse al graduarse.

«La tarea es titánica —continuó el joven—, pero el ejemplo de que sí se puede está en quienes no renunciamos al trabajo y nos mantenemos día, tarde y noche en nuestras responsabilidades, a pesar de las dificultades y de los recursos limitados».

Con su anécdota, Reynier recordó cómo con sus propias manos, amor y respeto por lo que hace, subió junto a otros compañeros y hasta la altura de dos pisos la pesada estera defectuosa que atrasaba la entrega de las bolsitas de leche. Y es que, como dijo este camionero de 30 años, «con el ejemplo personal todo se puede».

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