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Tierno Edén, ¿y la manzana?

Los adolescentes inician sus relaciones sexuales cada vez más temprano, una práctica para la que no están listos biológica ni sicológicamente, revelan diversas indagaciones realizadas en el país

Autores:

Ana María Domínguez Cruz
Yuniel Labacena Romero

No siempre la primera vez es tan placentera como se esperaba.

Él quiso que durmiéramos juntos una noche y le dije a mis padres que me quedaría en la casa de una amiga. Sabía lo que él pretendía, pues habíamos hablado de eso. Yo quería vivir el momento, pero no estaba muy segura», revela Laura, quien con solo 15 años tuvo su primera experiencia sexual. «No sé decirles si fue buena o mala. Ha sido mi única experiencia... ahora estoy embarazada».

A muchos adolescentes les embargan la incertidumbre, las dudas, las ansiedades…

«Solo pensaba en que todo saliera bien, no quería hacer un “papelazo”. La suerte es que ella sabía lo que teníamos que “descubrir”, porque es mayor que yo y ya tiene experiencia. No sé si la recuerde siempre. Ahora puedo contarla porque fue muy buena», relata Marcos Daniel, de 16 años.

La mayoría anhela recordar ese momento como algo mágico, único, feliz.

Siempre pensé tener una primera vez diferente a las que tuvieron mis amigas, que fuera inolvidable, asegura María Karla, de 14 años de edad. «Me propusieron realizarlo en un trío y, aunque tuve un poco de miedo al principio, después quise atreverme. Ellos eran mis amigos... Bueno, uno sí, el otro era amigo de él.

«Si me preguntas… fue una práctica nueva, totalmente nueva. La pasamos de maravillas, aunque no hubo amor ni cariño. Fue solo dejarnos llevar por el momento. Me han pedido repetirlo, pero no estoy segura. No fue un encuentro sexual con protección. No usamos nada para eso. No hubo tiempo».

Lo más importante es estar preparado desde el punto de vista biológico y emocional.

«Para que todo saliera perfecto leímos un poco. Para mí lo estuvo y después todo ha marchado perfecto. Es bonito pues nos queremos mucho», comenta Vanesa, de 13 años, quien eligió a Gabriel, un muchacho de su misma edad para iniciarse en la vida sexual. Mientras, él agrega que muchas veces los varones no saben hacer bien las cosas a esas edades. «Por suerte pregunté mucho para ese momento».

Y como muy pocos adolescentes piensan en aquello que puede sucederles, Mario no fue la excepción. «¿Quién iba a imaginar que por una vez que tuviera sexo podía enfermarme? Yo cumplí 15 años hace dos meses, pensé que eso le pasaba a quien tuviera más edad, más experiencias, más novias. No sé…», asegura.

Estas historias confirman la tesis de diferentes estudios —a escalas más generales o focalizadas—, que evidencian que como promedio los adolescentes inician sus relaciones sexuales tempranamente, como también que hacia la mitad de la adolescencia, más del 60 por ciento de la población ha iniciado sus prácticas sexuales con parejas mayores.

Se trata de una práctica para la que este grupo poblacional no está listo biológica ni sicológicamente, pues no se concibe sobre la base de la relación afectiva y no se tiene conciencia clara de lo que se quiere. A ello se suman la influencia del medio social y la experiencia de vida de cada sujeto ya que, de acuerdo con su formación y situación concreta, se acelerará o no el inicio en la vida sexual.

Los adolescentes, como promedio, inician sus relaciones sexuales tempranamente (15 años los hombres, y 16 las mujeres), aunque se registran casos de inicio de la vida sexual antes de esas edades. Así lo constataron los sociólogos María Isabel Domínguez, Idania Rego, Claudia Castilla y José Miguel Rodríguez, del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas.

Sobre este comportamiento, y otros aspectos vinculados a estas etapas de la vida, como los referidos a la salud sexual y reproductiva, abundan los investigadores, de manera integral y abarcadora, en el libro Infancia y Adolescencia en Cuba: una mirada a la situación actual, que recoge indagaciones sobre el tema y en el cual también expresan que quienes integran ese segmento actualmente se distinguen por relaciones más abiertas y participativas.

Las cifras ofrecidas por estos expertos coinciden con resultados de la última Encuesta Nacional de Fecundidad, aplicada en 2009, por la Oficina Nacional de Estadística e Información. Todo ello apunta hacia una disminución en los últimos años de la edad en que tiene lugar esa iniciación, y la reducción, lenta pero sostenida, de la brecha de edad en que ambos sexos se inician, en las generaciones nacidas a partir de los años 70 del pasado siglo.

En cualquier lugar del mundo los jóvenes con actividad sexual en edades precoces enfrentan riesgos, por lo que asociados a esas relaciones prematuras llegan los embarazos no esperados. En el caso de Cuba esta situación queda evidenciada en la Encuesta de Indicadores Múltiples de Conglomerados 2014, en la cual se muestra que el nueve por ciento de las mujeres cubanas de 15 a 19 años ha empezado el proceso reproductivo, ya sea porque dieron a luz o están embarazadas de su primer hijo.

Igualmente, otros datos que se brindaron en la comisión de Atención a la niñez, la juventud y la igualdad de derechos de la mujer de la Asamblea Nacional del Poder Popular, revelan que cerca de una tercera parte (34,1 por ciento de las mujeres y 37,1 por ciento de los hombres) entra en la vida sexual sin protegerse. Asimismo, en la etapa entre 12 y 14 años se registran las proporciones más elevadas de desconocimiento sobre las ITS y el VIH y la población juvenil ve lejana la posibilidad de infectarse con el VIH.

Causas y azares

Según coincidieron especialistas participantes en el VII Congreso Cubano de Educación, Orientación y Terapia Sexual, celebrado en la capital el pasado año, la desmitificación del goce sexual, el inicio de las relaciones sexuales fuera del matrimonio y la inexistencia de un poder regulatorio elevado a nivel social, como lo hubo en otras épocas, son algunos de los factores que inciden en que adolescentes y jóvenes se lancen a sus experiencias amorosas en edades cada vez más tempranas.

Según los resultados del proyecto Adolescentes y jóvenes cubanos en los ámbitos de familia y pareja, presentado en el XIII Taller de resultados Diálogos sobre juventud, el inicio de las relaciones sexuales en edades tempranas va acompañado de una escasa comunicación entre padres e hijos y de una insuficiente educación sexual, pues los adolescentes, en general, prefieren ser aconsejados por sus coetáneos, quienes poseen el mismo o menor grado de información que ellos.

El reporte del Centro de Estudios sobre Juventud, presentado en diciembre pasado, destaca además que se debe ejercer una influencia positiva sobre los comportamientos sexuales en estas edades. Es esencial considerar en esos roles, asignados y asumidos, cómo se expresan y se exige su cumplimiento desde el seno familiar, a partir de la condición genérica de adolescentes y jóvenes, lo que tendrá necesariamente repercusión en las relaciones de pareja que se establezcan en cualquier etapa de la vida.

En tal sentido la IV Encuesta Nacional sobre Juventud, que entre sus temas se propuso indagar sobre las motivaciones para tener una relación sexual, evidenció que la mayoría lo hace por la búsqueda de placer, el interés por adquirir experiencia y el fortalecimiento de la intimidad y el amor. Con las dos primeras causas mencionadas se identifican más los varones, mientras que con la última se identifica una mayoría femenina, lo que puede estar asociado con la educación recibida bajo la cultura patriarcal, que refuerza la espiritualidad en las mujeres y la virilidad en los hombres.

Una tercera parte de las muchachas, apunta el estudio, suele llegar a las relaciones sexuales por embullo, al tiempo que alrededor de una quinta parte de los hombres alega igual razón. Referido a la anticoncepción, se constató un elevado porcentaje en conocimiento y uso, aunque se arguye una responsabilidad marcada atribuida al sexo femenino, que muestra también la cultura patriarcal ante la anticoncepción como factor influyente en el embarazo prematuro.

La indagación reflejó también la baja percepción de riesgo asociada a las relaciones sexuales, a partir del reconocimiento de adolescentes y jóvenes de que en estas edades se tienen relaciones ocasionales sin protección, y existen prejuicios en torno al uso del condón. Ello corrobora la identificación de estos grupos como vulnerables en cuestiones de salud sexual y reproductiva.

A ello se suma que poco más de la tercera parte de los encuestados consideró que los dispositivos intrauterinos (DIU) son la mejor opción anticonceptiva, lo que podría indicar desconocimiento de la importancia de mantener la doble protección, es decir, el uso del preservativo para evitar el contagio de infecciones de transmisión sexual y también un embarazo no esperado, aunque se utilice otro método como puede ser un DIU.

De forma general y conclusiva, el estudio sugirió que en la medida en que se les brinde a los adolescentes y jóvenes información con claridad y veracidad, estarán en mejores condiciones de llevar una vida sexual saludable, responsable y placentera. Al ser así, y reconocer que la sexualidad se expresa de forma singular en esas edades, es importante que los profesionales llamen la atención y estimulen la promoción de acciones relacionadas con el comportamiento sexual en ese grupo etario.

Tal como apuntaban varios de los expertos que asistieron al Congreso antes mencionado, a los adolescentes y jóvenes hay que guiarlos de manera constante en términos de educación sexual. Hay que hablarles no solo del uso del condón, sino también de la relación de pareja, de lo difícil que puede ser si no se maneja con madurez, de lo que significa entregarse al amor y a su disfrute, pero con cordura.

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