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Verdadera vocación de maestro

La preparación y motivaciones de los nuevos ingresos al nivel medio superior de las Escuelas Pedagógicas aumenta, pero todavía lacera la inestabilidad de la retención de los educandos y el éxodo de los recién graduados

Autor:

Laura Brunet Portela

¿Qué hacemos con los estudiantes que egresan de las escuelas pedagógicas? ¿Cómo los motivamos? ¿Por qué abandonan las aulas? ¿Qué razones puede tener un joven graduado de nivel medio superior para no acceder a la universidad, incluso sin hacer pruebas de ingreso? Estas y otras interrogantes matizaron la primera jornada de la Reunión Nacional de Directores de Escuelas Pedagógicas, que sesionó en Cienfuegos, el noviembre último.

Ana María Abello, jefa del Departamento de Escuelas Pedagógicas en el Ministerio de Educación, en entrevista con Juventud Rebelde puntualizó las cuestiones que hoy tipifican la realidad de las instituciones formadoras de maestros.

—La promoción e ingreso se ha manifestado como una problemática histórica de las especialidades pedagógicas…

—Este año el ingreso a las escuelas pedagógicas ha sido favorable en comparación con cursos anteriores. Alcanzamos un 91, 9 por ciento de cumplimiento de las plazas destinadas, tanto en la formación de maestros de la educación infantil, de la técnico-profesional, como de la  secundaria básica, esta última una nueva modalidad que implementamos este curso.

«Sin embargo, siempre insistimos en la necesidad de cubrir cada plaza que exista en la plan, y aún no hemos llegado ahí. Nos sentimos insatisfechos en ese sentido.

«Cada especialidad presenta un panorama particular. En el 2017-2018, con las siete destinadas a la enseñanza secundaria, no logramos toda la divulgación requerida ni la orientación efectiva a los educandos en sus dos variantes. Nos referimos a los que ingresan desde el noveno grado, y a los egresados de escuelas pedagógicas en la especialidad de maestros primarios, y esa ha sido una debilidad.

«Las otras cuatro especialidades presentan diferentes matices en cada territorio. Hay algunas provincias que han logrado cumplir satisfactoriamente su plan de plazas: Pinar del Río, Las Tunas, Granma, Santiago de Cuba y Guantánamo. Mientras, los casos más difíciles los tenemos en Mayabeque y Sancti Spíritus, que incumplen en todas las especialidades de educación infantil».

—El éxodo de profesores todavía nos golpea ¿las causas?

—Muchas están vinculadas con el reflejo de la sociedad; si una de las indicaciones de la política social de nuestro país está relacionada con enaltecer la figura del maestro, hoy no sucede así. Los estudiantes se sienten desmotivados para incorporarse a las instituciones educativas donde fueron ubicados.

«En un segundo orden nos afecta lo que tiene que ver con los matrimonios y la maternidad en el caso de las muchachas. Esto no debería ser una causa que impidiera la continuidad y permanencia de los egresados en el Sistema Nacional de Educación, porque hay vías para llevar ambas cosas. El estatus de mujer casada está impidiendo que ellas continúen su labor formadora.

«Además de que muchos abandonan las aulas para migrar a otros sectores por mejor compensación salarial».

—Los altos índices de embarazo en estos centros marcan una alerta ¿cuál es la estrategia a seguir?

—Más de la mitad de las 26 escuelas pedagógicas del país están vinculadas a un proyecto de investigación relacionado con la educación integral de la sexualidad, y en este sentido llamábamos la atención de que no todas las acciones de ese proyecto están dado el fruto esperado.

—La retención dentro del ciclo docente es uno de los puntos álgidos en estos momentos…

—Es importante garantizar la imbricación entre todos los procesos que ocurren en las Escuelas Pedagógicas; garantizar la asistencia de los estudiantes y su motivación, para que sean capaces de vencer los contenidos de sus especialidades y se mantengan dentro del ciclo de estudios de estos centros, que comprende cuatro años.

—Y las estrategias de formación vocacional…

—Cada año ganamos en que los pupilos de nuevo ingreso tengan una mayor inclinación. Eso se debe al seguimiento a los estudiantes que incursionan como monitores y en los círculos de interés pedagógico. Esos son los que en primera instancia deben ingresar en nuestros centros, porque ya llevan el amor por la profesión de enseñar, instruir y educar desde edades tempranas, y eso es muy importante.

Yo pienso que hemos avanzado, pero tenemos que seguir trabajando para que exista una relación más directa entre la preparación previa y el ingreso.

—El tránsito hacia la educación superior en carreras pedagógicas también presenta una realidad compleja.

—Este es uno de los temas sobre los que también insistimos, y que es parte del seguimiento a los egresados de las carreras pedagógicas. Aquí cabe cuestionarse las razones que puede tener un joven graduado para no acceder a la universidad, incluso cuando son eximidos de las pruebas de ingreso. ¿Qué está pensando ese estudiante? ¿Qué tiene realmente en su proyección? ¿Va a continuar en el sistema nacional de educación?

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