Juventud Rebelde - Diario de la Juventud Cubana

Sobre héroes inesperados

Con el propósito de exaltar las proezas de los revulsivos del tablero, Jaque Perpetuo recreará cómo las sorpresas competitivas y la impredecibilidad han estado a la orden del día en el ámbito de las 64 casillas

Autor:

Amado René Del Pino Estenoz

Asentado desde hace muchas décadas como un espectáculo de masas que acapara patrocinios fabulosos y audiencias millonarias, el fútbol debe parte de su celebridad a los cambios imprevistos de marcador que se generan en cuestión de minutos. Algunas de las más célebres remontadas en años recientes se han consumado en las competiciones de excelencia del mundo balompédico, tales como la Copa Mundial de Naciones y la Liga de Campeones de la UEFA. En la mayoría de las renombradas «noches mágicas», los artífices de estas victorias imposibles han sido jugadores de cualidades revulsivas, cuyo talento individual se manifiesta en los compases finales del partido.

Los game changers (cambiadores de partidos) son cada vez mejor cotizados en los mercados de fichajes de las ligas profesionales, ya que sus virtudes son destinadas para los momentos más peliagudos de un encuentro liguero o de una fase eliminatoria. La afición futbolera ha registrado numerosas hazañas alcanzadas por estos actores de reparto que en momentos críticos han compartido la gloria con las estrellas del deporte, como el sueco Henrik Larsson en la final de la Champions París 2006; los japoneses Ritsu Doan y Kaoru Mitoma que, ingresando a la cancha desde el banquillo, lideraron las remontadas de los «Samuráis Azules» en la Copa del Mundo 2022 ante España y Alemania; y la entrada de cambio in extremis del portero de la selección holandesa Tim Krul en los cuartos de final del Mundial Brasil 2014, que resultó a la postre decisivo en la definición por penales contra Costa Rica.

No muy distanciado de la dinámica futbolística, por situaciones de juego como el contrataque, la concentración de efectivos o el desgaste estratégico, el ajedrez ha contado con héroes inesperados que han superado todas las lógicas por las que se rigen los especialistas. Así como la realidad del balompié supera los spected goals y las métricas modernas que predicen el rendimiento de un jugador, en los trebejos no se ha alcanzado un cálculo de probabilidades infalible que vaticine a cabalidad el resultado de un atleta de la mente en cada torneo.

Con el propósito de exaltar las proezas de los revulsivos del tablero, Jaque perpetuo recreará cómo las sorpresas competitivas y la impredecibilidad han estado a la orden del día en el ámbito de las 64 casillas. Sin despreciar las jerarquías establecidas por el coeficiente Elo, podemos confiar en destinos no resueltos cada vez que dos trebejistas se enfrentan para capturar al monarca adversario.

Un invitado sorpresa

Aunque nunca resultó un desconocido para la afición ajedrecística, conocer el nombre de Glenn Flear era sinónimo de poseer un enciclopédico caudal informativo en una época previa a internet y la explosión de las publicaciones deportivas. Miembro de la más talentosa generación de trebejistas británicos de la historia, Flear integró los equipos ingleses que pugnaron de poder a poder ante los invencibles soviéticos en citas como el Campeonato Mundial por Equipos Lucerna 1985 y la Olimpiada Mundial Dubái 1986. Sus resultados individuales a mediados de la década de 1980 lo hicieron merecedor de una estima competitiva solo destinada a los miembros de la élite ajedrecística.

Cuando Glenn Flear obtuvo en 1987 los mayores avales de su carrera deportiva, como fueron la clasificación al torneo interzonal Szirák, Hungría, y la adquisición del título de Gran Maestro; el nacido en Leicester había desconcertado el año previo a sus pares ajedrecísticos al obtener un inusitado triunfo en el London Challenge International Tournament, luego de ser beneficiado a última hora por el forfait del maestro ucraniano Josif Dorfman. Ante la perplejidad de los estelares atletas reunidos en la capital británica, Flear ganó en solitario la exigente lid que contó con la presencia del 10mo. Campeón Mundial Boris Spassky, de los candidatos a la supremacía planetaria Bent Larsen, Lev Polugaevsky, Lajos Portisch y Zoltan Ribli, del futuro campeón soviético Rafael Vaganian y de sus compatriotas John Nunn, Jonathan Speelman, Murray Chandler y Nigel Short.

La inclusión de Glenn Flear en el London Challenge fue tan inesperada que el maestro británico no dispuso de tiempo para cancelar su boda, ya pactada con la ajedrecista y entrenadora
Christine Leroy. En efecto, Flear y la quíntuple campeona francesa contrajeron nupcias en pleno desarrollo del torneo, bajo el beneplácito de los organizadores, que presenciaron la unión de uno de los matrimonios más prolíficos y duraderos en el ámbito de los trebejos.

El talento joven se impone 

Si bien la prensa deportiva alemana ha sido habitualmente parca en elogios, los compatriotas de Emanuel Lasker no pudieron menos que rendirse ante el talento de Vicent Keymer, luego de que el prodigio teutón protagonizara con 13 años una de las proezas deportivas más insólitas de los últimos tiempos. Ese calificativo merece el primer lugar indisputado que obtuvo Keymer en el Grenke Chess Open 2018, en el que arrancó siendo el 99no. clasificado por su Elo de partida y superó en el escalafón final a medio centenar de Grandes Maestros, incluyendo a los excelsos trebejistas Richard Rapport, Etienne Bacrot, Dimitry Andreikin y Rustam Kasimdhzanov. El performance competitivo de Keymer fue tan notable que sobrepasó con creces el rendimiento exigido para su primera norma de Gran Maestro, título que finalmente obtuvo en el Grand Swiss FIDE 2019.

Sin dudas la victoria de Vincent Keymer en la ciudad de Karlsruhe —que le permitió al año siguiente enfrentar en el Grenke Chess Classic a los mejores jugadores del planeta— fue fruto de las sesiones de entrenamiento que emprendió desde noviembre de 2017 con el maestro húngaro Peter Leko. La dupla Keymer-Leko continuaría engrosando su palmarés deportivo en la siguiente década en torneos como el Grand Swiss Riga 2021 —donde el prodigio alemán obtuvo su clasificación para el Grand Prix FIDE 2022—, el German Masters 2022, el Rubinstein Memorial 2024 y la primera parada del Frestyle Chess Grand Slam Tour 2025.

Con la impronta de Keres

Más allá de su formidable fama póstuma, que ha sido perpetuada en impresiones filatélicas, emisiones conmemorativas del Banco Central de Estonia y en una estatua en bronce en su ciudad natal, Narva, a Paul Keres le correspondió la gloria de haber entronizado la tradición ajedrecística báltica a la que pertenecen exponentes del juego ciencia como Mijail Tal, Vladas Mikenas y Alexei Shirov. Considerado como uno de los mejores trebejistas de la historia que nunca alcanzaron la corona universal, Keres obtuvo en su prolífica carrera notables resultados competitivos, incluyendo cuatro subtítulos en los Torneos de Candidatos, tres Campeonatos de la URSS, primeros premios en certámenes de envergadura como AVRO 1938 —por encima de los monarcas del orbe José Raúl Capablanca, Mijaíl Botvinnik y Alexander Alekhine— y la Piatigorsky Cup 1963, además de su inclusión en el Match del Siglo Belgrado 1970, que enfrentó a la URSS con el Equipo Resto del Mundo.

Sin ser considerado en términos estrictos como un heredero de Keres, el estonio Kaido Kulaots fue el protagonista de una de las sorpresas más rotundas de los últimos tiempos al imponerse en el Aeroflot Open 2019, uno de los torneos de referencia del calendario competitivo internacional que se disputa anualmente en el hotel Cosmos de Moscú. Por encima de los 61 jugadores que lo antecedían en el listado de favoritos precompetencia, Kulaots obtuvo en la capital rusa cinco victorias y cuatro tablas, y registró un mejor criterio de desempate que el Gran Maestro armenio Haik Martirosyan en la pugna por el primer lugar. De manera significativa, Kulaots obtuvo cuatro de sus triunfos con piezas negras ante rivales del calibre de Wei Yi, Alireza Firouzja, Daniil Dubov y Parham Maghsoodloo.

Como un bateador emergente que da el batazo decisivo en las postrimerías de un partido, como jugador de cambio que aporta la canasta, el bloqueo o el remate que definen los enfrentamientos entre equipos; en el juego ciencia también se han registrado hazañas de infarto que protagonizan atletas «fuera del radar» de la prensa especializada y la afición ajedrecística. Factores como la inspiración personal o el estado de forma deportiva continuarán aportando misterio y expectación en el actual escenario competitivo, en el que nunca podrán identificarse con certeza a los aparentes rivales menores.

Comparte esta noticia

Enviar por E-mail

  • Los comentarios deben basarse en el respeto a los criterios.
  • No se admitirán ofensas, frases vulgares, ni palabras obscenas.
  • Nos reservamos el derecho de no publicar los que incumplan con las normas de este sitio.